Por Horacio Escofet (*)
Una la orienta el potente cluster agroexportador de Timbúes (Dreyfus; Renova; COFCO; ACA; AGD) quién, en sintonía con el Belgrano Cargas, impulsará el salto de calidad que deriva de poner las vías ferroviarias al costado del buque. Ello en las terminales de embarque de aquel sitio en la margen derecha del majestuoso Paraná, al norte del Gran Rosario. Inversiones públicas en el riel y particulares al costado del riel, según fuera definido en el cluster.
La otra, la lideran el Gobierno de Córdoba y la Mesa de Enlace para la pavimentación de un tramo de la ruta provincial 11, destinando fondos presupuestarios y de los productores; mediando, para estos últimos, la aplicación del sistema de contribución por mejoras, antiguo y sabio principio de la financiación pública.
Las dos tienen en común que el gobierno y los privados contribuyen puntualmente en la concreción de un proyecto previamente consensuado que a ambos beneficia y que, en consecuencia, justifica la asignación de fondos en forma directa y conjunta.
Las asociaciones productivas participantes han sido la Mesa de la Soja en el caso de Timbúes (Sociedad Rural Argentina, CRA, Coninagro y Federación Agraria), las bolsas de Cereales de Buenos Aires y Córdoba, la Bolsa de Comercio de Rosario, Acsoja, Ciara, CEC, Carbio, CPPC y ASA; y la Mesa de Enlace en el caso cordobés (CARTEZ, CONINAGRO; Federación Agraria y Sociedad Rural).
Salto cualitativo
La intervención de las”instituciones de cooperación” en la denominación de Michael Porter, constituye un verdadero salto cualitativo en el proceso de asignación de recursos públicos para infraestructura. Su participación en la identificación y selección de las intervenciones territoriales y la contribución financiera directa del cluster involucrado, asegura una evaluación previa decisiva en cuanto a las implicancias positivas de la obra u obras en cuestión y su encuadramiento en parámetros técnicos y financieros apropiados y controlables.
La intervención y participación de las “instituciones de cooperación” y del Gobierno (en la medida que no desequilibrase los sistemas favoreciendo a unos y castigando a otros) se encontraban, para Michael Porter, en el centro mismo del mejoramiento sistemático de la competitividad. Esta tiene, en nuestro país, uno de sus puntos débiles en las cadenas logísticas de las que la infraestructura vial y portuaria, conforman una parte sustancial.
La intervención directa de los representantes de la economía territorial en la definición de los “qué, cuándo y cómo” de la inversión pública en infraestructura, es un paso gigantesco para el mejoramiento de la competitividad de la mano del mejoramiento logístico.
Este proceso así concebido es conceptualmente muy distinto al denominado PPP, que se asienta en la búsqueda de alternativas financieras para un Estado escaso de cash. El aquí descripto, busca asegurar el efectivo impacto positivo en la economía del territorio el que se visualizaría por la doble vía de la elección consensuada de las obras y la participación privada en las inversiones. Principio quieren las cosas, dice el paisano.
(*) El autor es ingeniero.
Restaurar la confianza
Más reformas para una economía fuerte
La OCDE afirma que es lo que hace falta. Está previsto –dice el informe– que en 2019 la economía argentina comience a salir de la profunda recesión en la que se encuentra, aunque siguen existiendo riesgos importantes.
Según un nuevo informe de la organización, para que el país se recupere de la crisis, serán necesarias más reformas, con el objetivo de restaurar la confianza, crear fundamentos macroeconómicos más sólidos, generar empleo y asegurar que el crecimiento sea más sostenible y que beneficie a todos los argentinos.
El último Estudio Económico de la OCDE: Argentina 2019, analiza los factores subyacentes a la recesión que atraviesa este país, así como políticas que podrían sentar las bases para conseguir una economía más fuerte e inclusiva. El estudio prevé que la economía se contraiga un 1,5% este año antes de regresar a una tasa de crecimiento del 2,3% en 2020.
Este estudio, presentado en Buenos Aires por Ãlvaro Pereira, Director de la División de Estudios de Países del Departamento Económico de la OCDE, y por el Ministro de Hacienda de Argentina, Nicolás Dujovne, pone de relieve la importancia de mantener el impulso de las ambiciosas reformas económicas que se han puesto en marcha en los últimos años y los beneficios que reportará una mayor integración en el comercio mundial.
«La economía argentina presenta un extraordinario potencial, pero se ha visto frenada por las políticas económicas adoptadas», declaró Ãlvaro Pereira.
«La grave crisis económica que se desató en el año 2018 sumió la economía en una profunda recesión, por lo que fue preciso actuar de inmediato para restaurar la confianza y solucionar importantes desequilibrios fiscales y externos. De cara al futuro, la prioridad será acelerar el proceso de reforma, además de garantizar la aplicación de políticas que protejan a los grupos más vulnerables y permitan que el país recupere un crecimiento más fuerte e inclusivo».
En el estudio se indica cómo se puede utilizar la política fiscal para restaurar la confianza, mejorar el rendimiento macroeconómico y promover un crecimiento más inclusivo. El cumplimiento de los compromisos fiscales reforzará las finanzas públicas y convencerá a los mercados de que las autoridades argentinas están dispuestas a resolver los graves desequilibrios acumulados a lo largo de varios años. Existe margen fiscal para mantener o expandir transferencias sociales a grupos vulnerables.
Papel clave
Las reformas estructurales jugarán un papel clave en la promoción del futuro crecimiento. Una reducción de las barreras regulatorias domésticas a la iniciativa empresarial y a la entrada en el mercado, incluso en el ámbito de los gobiernos provinciales y locales, fortalecerá la competencia e impulsará los niveles de actividad. Reforzar el funcionamiento y la autonomía económica de la Oficina Anti-Corrupción y garantizar recursos suficientes para que cumpla su cometido son medidas que mejorarían el entorno empresarial.
En el estudio se señala que la integración de Argentina en la economía mundial es considerablemente inferior a la de otras economías emergentes, ya que presenta elevadas barreras arancelarias que protegen a las empresas de la competencia internacional y a menudo impiden su integración en las cadenas de valor mundiales. Para promover la integración de Argentina en la economía mundial, el estudio destaca la necesidad de reducir las barreras arancelarias y no arancelarias, comenzando por los bienes de capital y los insumos intermedios. Con la reducción de las barreras comerciales, aumentaría el poder adquisitivo de los consumidores, en especial el de los hogares con bajos ingresos, y disminuirían los costos de insumos de las empresas. Por otra parte, así también se obligaría a las empresas de industrias o sectores actualmente protegidos a incrementar su productividad.
El estudio reconoce que, si bien el aumento de dicha integración presenta un gran potencial sin explotar para mejorar el nivel de vida de todos los argentinos, también implica desafíos para los trabajadores, ya que podría registrarse una movilidad del empleo entre empresas y sectores.
No obstante, estos cambios en la estructura de la economía son necesarios, porque actualmente muchos puestos de trabajo se encuentran atrapados en actividades con escasas posibilidades de generar aumentos de productividad y subidas salariales. Por lo tanto, las políticas deben apoyar también a los trabajadores a lo largo de este proceso de transición. Según indica el informe, en este contexto, las prioridades fundamentales de las políticas son garantizar una sólida red de seguridad social y promover la formación profesional y los programas educativos para adultos.