ESCENARIO GLOBAL |
Por Jorge Beinstein
Acompañando los acontecimientos el gurú hiper mediático Nouriel Roubini ha inundado recientemente la Red con su último pronóstico (en realidad una constatación tardía): “Mi escenario de ‘Crisis Total’ se despliega ahora”. El escenario-catástrofe que Roubini anuncia para 2013 y adelantado por el autor a 2012 combina las recesiones y desinfles de la economías centrales tradicionales (UE, EE.UU., Japón) con los de las emergentes (principalmente China) a lo que agrega una crisis político-militar descontrolada en Medio Oriente.1
Menos mediático que Roubini, pero más riguroso el equipo prospectivo LEAP/E2020 (Laboratorio europeo de anticipación política – Europa 2020) señalaba en su última publicación (20 de junio de 2012) un larga serie de síntomas que anunciarían un escenario no menos catastrófico que el de Roubini como la constatación de que ya no existe ningún motor de crecimiento por ninguna parte (fin de los mitos de la “reactivación estadounidense” y de la “locomotora china”).
El comienzo de la contracción del comercio internacional; la ausencia de soluciones “milagrosas” como en 2008/2009 a causa de la impotencia creciente de varios grandes bancos centrales occidentales (FED, Banco de Inglaterra, Banco de Japón) y de la saturación del endeudamiento público en la Unión Europea, Japón y Estados Unidos; el aumento de las tensiones geopolíticas particularmente en Medio Oriente que se acercan al punto de la explosión pero también entre Estados Unidos y Rusia-China, la rápida declinación de la credibilidad de los Estados de los países de alto desarrollo que deben asumir la doble carga del endeudamiento público y de un excesivo endeudamiento privado y la incapacidad de esas naciones para controlar y/o disminuir la propagación del desempleo masivo y de largo plazo, etc. 2
En una línea aún más pesimista se ubica Paul Craig Roberts, ex subsecretario del Tesoro en la administración Reagan, considerado uno de los fundadores de la “reaganomics” y en otras épocas editor y columnista de The Wall Street Journal y de Business Week. Acaba de publicar un texto cuyo título lo dice todo: “El colapso de la economía de Estados Unidos y el fin del mundo”. 3 Donde señala el carácter insuficiente (casi nulo) y efímero de la recuperación de la economía estadounidense después de 2008 y la combinación de trampas militaristas y financieras que impiden a la súper potencia superar su declinación (Roberts la considera irreversible).
Todo parece indicar que el enfriamiento en curso de la economía global llegó para quedarse por un largo período, de la crisis de deudas privadas con centro en la burbuja inmobiliaria estadounidense durante 2008 se ha pasado en 2011-2012 a la crisis de deudas públicas. Esta última fue precipitada por las estrategias de apoyo al sector financiero y otros estímulos que frenaron la caída general sin superar sus causas, al final de la etapa consumidores, empresas y bancos se hunden en el pesimismo mientras su tabla de salvación, la generosidad estatal, está aplastada por las deudas.
Jorge Beinstein
Final de fiesta
En realidad desde mucho antes era posible anticipar este final de fiesta. La “solución” dada por las grandes potencias tradicionales a la crisis de 2008 (masivas transferencias de fondos hacia los grandes grupos financieros alimentadas por el endeudamiento público) tenía que llegar tarde o temprano a su nivel de agotamiento. Es lo que ahora está sucediendo.
Hacia comienzos de 2011 (antes del tsunami) la deuda pública de Japón superaba 200% de su PBI; sumando las deudas públicas y las privadas se llegaba a algo más de 500%; la deuda total estadounidense rondaba 380%, la de Francia 350%, la de Inglaterra algo más de 500%, etc., sin olvidarnos de lo que ocurría con los PIIGS.
Los auxilios financieros fracasaron si los evaluamos de acuerdo al objetivo explicitado por los Gobiernos: reactivar las economías de manera durable. Sin embargo lograron postergar, por algo menos de un lustro (hasta hoy), el derrumbe del sistema financiero que había sido el pulmón de las economías centrales durante varias décadas. En ese sentido dichas estrategias fueron exitosas.
No olvidemos que la ahora demonizada “hipertrofia financiera” (fenómeno de larga duración) permitió el endeudamiento de estados, empresas y consumidores haciendo girar la rueda económica a partir del estancamiento turbulento de los años 1970 popularizado como “estanflación”.
A partir de 2008, el sistema financiero global no se derrumbó aunque se estancó. Un buen indicador de ello son los productos financieros derivados que venían creciendo vertiginosamente desde comienzos de la década pasada hasta que encontraron en 2008 un techo nominal del orden de US$ 700 billones (millones de millones). En diciembre de 2000, los derivados representaban unas 3 veces el producto bruto mundial, en diciembre de 2003 unas 5,3 veces, en diciembre de 2005 llegaban a 6,5 veces, en diciembre de 2006 unas 7,8 veces y en junio de 2008 cerca de 11,7 veces, a partir de ese pico la relación entre derivados y producto bruto mundial dejo de crecer. 4
El estancamiento del “dinamizador financiero” (en realidad de una droga financiera con rendimientos decrecientes) y la incapacidad de las economías centrales para superar al sistema-económico-financierizado operan como factores decisivos del estancamiento económico general.
En esas condiciones la desaceleración del comercio internacional resulta inevitable y las naciones emergentes son afectadas por dicho proceso, The Economist reportaba en marzo de este año que el grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) considerado en su conjunto, llevaba ya siete trimestres consecutivos de declinación de su tasa de crecimiento.5 Por ahora las autoridades chinas pronostican para 2012 una fuerte caída de su tasa de crecimiento de 9% en 2011 a 7,5% este año. Comparada con los crecimientos de los países avanzados parece muy alta aunque si la confrontamos con el dinamismo de los últimos años y las presiones sociales existentes el dato es preocupante. Con esa tasa de 7,5% la absorción de la nueva masa laboral que llega a los mercados urbanos empieza a encontrar dificultades, y una tasa menor a 6% provocaría una rápida expansión del desempleo.
Por su parte el Gobierno de Brasil pronosticaba un crecimiento de 4% anual a comienzos de este año pero fue reduciendo la cifra y a fines de junio su Banco Central bajaba el pronóstico a 2,5%.
Cambios geopolíticos
No resulta difícil encontrar vínculos entre el panorama económico y las turbulencias político-militares en desarrollo.
El capitalismo tiene un poco más de 200 años, su desarrollo desde la revolución industrial inglesa hasta nuestros días puede ser visualizado en términos geopolíticos, como la hegemonía de dos grandes potencias, Inglaterra primero, cubriendo todo el siglo 19 y Estados Unidos emergiendo desde la Primera Guerra Mundial y afirmando su primacía global desde los años 1940.
En su despegue, Inglaterra derrotó a su rival francés (en las guerras napoleónicas) y en su madurez tuvo que enfrentar al ascenso alemán que fue derrotado una primera vez en 1914-18 y de manera definitiva en la Segunda Guerra Mundial. Aunque la caída de Alemania coincidió con el último tramo de la decadencia del imperio británico que cedió la delantera a su hijo histórico, el vigoroso capitalismo estadounidense que enfrentó y finalmente derrotó a su rival soviético.
En síntesis, el capitalismo como sistema mundial siempre estuvo articulado en torno de una superpotencia que atravesaba períodos de unipolaridad refulgente y otros menos brillantes navegando por aguas turbulentas.
Lo que ahora presenciamos es completamente novedoso, al parecer la era de la unipolaridad agoniza quebrando una tradición de dos siglos de predominios sucesivos inglés-estadounidense. No aparece en el horizonte una superpotencia de reemplazo (la ilusión china comienza a desvanecerse y la Unión Europea pelea por su supervivencia); tampoco emerge algo parecido a una multipolaridad ordenada controlando al sistema global (sacudido por una profunda crisis sistémica). Es lo que hace algún tiempo Richard Haass y otros académicos llamaban “despolarización” o “no-polarización”, percibido por algunos como un mundo descentralizado, más democrático sin imperios globales y por otros (entre los que se encuentra Haass) como un planeta crecientemente caótico desordenado por una crisis económica prolongada.6
El primer caotizador es el imperio en declive: Estados Unidos, que resiste la pérdida de influencia global, no puede hacerlo eficazmente empleando el arma económica cada vez más deteriorada golpeada por los déficits y las deudas. Utiliza entonces lo que considera un instrumento imbatible: su sistema militar y las viejas redes de influencia política heredadas del pasado. El problema es que su enfermedad económica y cultural termina por limitar o arruinar sus hipotéticas ventajas militares. Desarrolló durante la década pasada una gigantesca ofensiva sobre Asia que extendió recientemente hacia África, y el saldo es claramente negativo. Luego de más de una década de guerra se hunde en el pantano afgano y arriesga perder a su viejo aliado pakistaní al que involucra cada vez más en un espacio bélico fuera de control. Replegó sus tropas formales de Irak al que dejó sumergido en una guerra étnica infinita y cada vez más próximo de su vecino iraní. Rodeó a Irán con más de 50 bases militares grandes, medianas y pequeñas y amenaza con atacarlo desde hace unos 10 años sin poder hacerlo entre otras cosas porque las consecuencias para la economía mundial serían catastróficas (tal vez lo haga próximamente como lo pronostican ciertos expertos produciendo el desastre esperado). Ha establecido un cerco militar en torno de Rusia y comienza a organizarlo en torno de China 7 y confronta con Rusia en torno del conflicto sirio.
Mientras tanto China, más allá de su desinfle en curso, avanza gradualmente en términos económicos en Asia, África y América latina mientras Rusia converge estratégicamente con China y va recuperando paso a paso su espacio de influencia en Asia central y extiende lazos en otras partes del planeta.
Por otra parte el tradicional patio trasero de Estados Unidos, América latina, ha ido ganando autonomía avanzando en su integración (Mercosur, Unasur, Celac) y establece un puente estratégico con el proceso de integración eurasiática a través de la alianza BRICS.
Estados Unidos responde con acciones desestabilizantes que a veces aparentan ser planes de conquista colonial muy coherentes y realistas aunque la realidad termina siempre por demostrar lo contrario. Visto desde una perspectiva histórica, nos damos cuenta de que los esfuerzos de EE.UU. por controlar territorios en la periferia se convierten tarde o temprano en situaciones caóticas que extienden por el mundo una suerte de área gris de guerras civiles, estados destruidos, infraestructuras arruinadas, poblaciones degradadas. La incapacidad por integrar a un sistema global norteamericanizado en decadencia se convierte en una inesperada capacidad destructiva.
La gran transformación
En 1940 Karl Polanyi publicaba una de las obras fundamentales de la ciencia social del siglo 20: La gran transformación 8, el libro estaba consagrado a explicar las causas del paso del capitalismo liberal a un sistema social regulado que ahora podríamos identificar con era keynesiana. Según el autor el disparador del derrumbe de las ilusiones decimonónicas en torno de la perpetuidad de la economía de mercado autorregulada había sido la implosión del sistema monetario internacional apoyado en el patrón oro (y detrás del mismo la hegemonía del imperio británico).
La crisis económica desató un enorme caos geopolítico que incluyó dos guerras mundiales, la hecatombe de 1929, el ascenso del fascismo, el fin de la cultura liberal y el nacimiento de una extensa experiencia postcapitalista global protagonizada inicialmente por la URSS. Como ahora sabemos esa crisis no quebró completamente al sistema engendrado hacia fines del siglo 18 a partir de la Revolución Francesa y la revolución industrial en Inglaterra. La articulación geopolítica internacional, más o menos dura o más o menos flexible, en torno de un polo dominante, pieza clave de esa civilización, siguió existiendo, solo cambió de titular (que de todos modos siguió hablando inglés). Ese cambio era de algún modo plausible de ser pronosticado (constituía uno de los escenarios posibles) cuando hacia fines de los años 1930 Polanyi escribía su libro.
Ahora asistimos a una crisis monetaria mucho mayor, el pilar del sistema, es decir el dólar, se va derritiendo poco a poco y tal vez dentro de no mucho tiempo puede llegar a colapsar. No aparecen recambios a la vista ni para el dólar ni para la hegemonía estadounidense. A diferencia de los años 1930 no hay manera de construir escenarios mínimamente rigurosos con horizontes temporales de un lustro o dos en torno de nuevas unipolaridades globales (o de una novedosa “mulipolaridad” ordenada). Esto constituye un indicador muy claro de que la crisis actual es mucho mayor que todas las anteriores incluyendo a la “gran transformación” que describía Polanyi. M
1. Ansuya Harjan, “Roubini: My ‘Perfect Storm’ Scenario Is Unfolding Now”, CNBC 9 Jul 2012, http://www.cnbc.com/id/48116835 y Nouriel Roubini, “A Global Perfect Storm”, Proyect Syndicate, 15 June 2012, http://www.project-syndicate.org/print/a-global-perfect-storm.
2. GEAB N°66, 20 de junio de 2012, “Alerta Roja / Crisis sistémica global – septiembre-octubre de 2012:
Cuando las trompetas de Jericó sonarán 7 veces para el mundo pre crisis”, http://www.leap2020.eu/El-GEAB-N-66-esta-disponible-Alerta-Roja-Crisis-sistemica-global-septiembre-octubre-de-2012-Cuando-las-trompetas-de_a11100.html.
3. Paul Craig Roberts, “The Collapsing US Economy and the end of the world”, http://www.paulcraigroberts.org/2012/07/08/the-collapsing-us-economy-end-world/
4. Banco de Basilea (BIS), FMI. Banco Mundial.
5. The Economist, Focus World GDP, Mar 20th 2012, http://www.economist.com/blogs/graphicdetail/2012/03/focus-2.
6. Richard N. Haass, “The Age of Nonpolarity. What Will Follow U.S. Dominance”, Foreign Affairs, Mai/June 2008.
7. Gabriel Kolko, “Panetta’s Pacific Vision. Vague and Meandering Plan to “Contain” China”, Counterpunch, June 8-10, 2012.
8. Karl Polanyi, “The Great Transformation. The Political and Economic Origins of Our Time”, Bacon P, Boston, Massachusetts, 2001.