La eurozona, en dos velocidades

    Opinión |


    En otra cumbre europea en Bruselas, de final de junio –ya es difícil recordar el número exacto de las que hubo en los últimos 12 meses– quedó en claro la existencia de dos agendas y de dos líneas de pensamiento.
    Estaban los que querían urgentes y drásticas medidas para estabilizar la eurozona y evitar el acoso financiero a España e Italia, y los que favorecen medidas de largo plazo sin comprometer rescates excesivos, como la Alemania de Angela Merkel.
    De un lado, el primer ministro italiano Mario Monti, fue el campeón que abogó por medidas inmediatas para solucionar la situación de países en buen estado de salud, pero acosados en el plano financiero (como España y la misma Italia).
    De otro lado, Angela Merkel que se mantenía irreductible en su programa de reducir deuda y déficit presupuestario, aun a riesgo de agravar la situación, como lo explicaba el nuevo Presidente de Francia, Francois Hollande. La posición alemana era respaldada por Holanda, Finlandia y los países nórdicos.
    En pocas horas de reunión, la cuestión quedó definida. En apariencia fue un claro triunfo de los que pedían rescate urgente. Pero cuando se analiza a fondo lo acordado, en especial la conformación del ente único de supervisión bancaria europea, los partidarios de soluciones a largo plazo pueden anotarse alguna victoria.
    El primer efecto benéfico de la reunión será la reestructuración de la deuda de bancos españoles por € 100.000 millones. Los fondos de rescate europeo serían inyectados directamente en las instituciones financieras hispanas.
    Ello no ocurrirá inmediatamente. Será luego de que se ponga en funciones un único ente supervisor de todos los bancos europeos, que estará en la órbita del Banco Central Europeo.
    El laborioso acuerdo ocurrió luego de la firme posición de Italia y de España que se negaron a considerar cualquier otro tema en la agenda hasta que no se tomara esta decisión sobre el corto plazo. Italia queda ahora –tras la ayuda a España– en posición de solicitar asistencia de la eurozona. Apenas conocidas las novedades, cesó la presión sobre los rindes de bonos españoles e italianos que vieron reducidas las tasas básicas que deben pagar para emitir o renovar deuda. Las acciones de los bancos también se fortalecieron de inmediato.
    El quiebre con la anterior firme posición alemana es que ahora, gracias a la firmeza italiana en la defensa de esta tesis, todo país que solicite rescate financiero europeo para comprar bonos nacionales deberá comprometerse a mantener sus metas sobre deuda y déficit fiscal. No estarán sujetos al monitoreo de programas domésticos como se le impuso a Grecia.

    Triunfo para todos
    Fue un triunfo personal del primer ministro italiano, Mario Monti, y una enorme concesión de Angela Merkel ya que se modificó la rígida posición alemana en contra de rescates de corto plazo.
    Pero algo importante obtuvo también Merkel. En lugar de 17 supervisiones nacionales a cada sistema bancario nacional, habrá un solo supervisor europeo para la totalidad de los bancos comprendidos en la región. No es aún una unión bancaria, pero se le parece bastante y políticamente es casi tan importante como el establecimiento del euro como moneda común.
    La salud de los bancos ya no es responsabilidad de cada estado soberano. Será el nuevo supervisor bancario europeo quien cuide de ellos, y la presión es para que este organismo entre en funciones en los próximos meses. Y un dato central es que, como parte del toma y daca con Alemania, este ente supervisor estará más controlado por Berlín y sus aliados del norte europeo.
    En síntesis: los líderes de la eurozona acordaron un fondo europeo para apoyar directamente a los bancos en problemas sin sumar deuda pública. Se considera un triunfo de la jaqueada dupla ítalo española. La propuesta aprobada también incluye un acuerdo para formar un cuerpo de supervisión bancaria común de la eurozona. El fondo de rescate permitirá comprar deuda gubernamental en los mercados.
    Lo decidido comenzará a implantarse a partir del 9 de julio, sin embargo recién a fines de año llegaría dinero fresco. El apoyo del Presidente francés a la iniciativa permitió la aprobación del paquete de ayuda financiera que incluye un aporte de € 120.000 millones, que dependerá del Mecanismo de Estabilidad Europea a ser lanzado el próximo mes.
    Según lo anunciado, la mitad de ese monto se destinará a financiar bancos, mientras que la otra mitad servirá para asistir a pequeñas empresas y crear empleo para los jóvenes que entran al mercado laboral. También incluye un paquete de € 4.500 millones para obras en infraestructura, energía y transporte.
    La decisión permitió que de inmediato los bonos a 10 años en España cotizaran por debajo de la alarmante línea de 7%.