ESTRATEGIA | Empresas
Por Rubén Chorny
El trigo podrá cotizar por quintal o bushel pero del silo se despacha en bolsas de rafia. O los 5 millones de celulares que se fabricaron en el país el año pasado se cargaron en el camión en sus respectivas cajas de cartón impresas y troqueladas, a las que a su vez se agrupó en contenedores. Y así, cada rincón físico de los US$ 630.000 millones en que se valúa el producto interno bruto nacional lleva su envase, embalaje y hasta moñito.
La proporción entre el producto y su packaging es, en la economía, como se la distingue a simple vista: ocupa 1,5%, cuya traducción monetaria ascendería a algo más de US$ 10.000 millones.
El año pasado nada más se calcula que la facturación total del vasto sector alcanzó los US$ 4.650 millones por 4.156 millones de toneladas despachadas, apenas por encima de 2010, cuando se redondearon US$ 4.600 millones para 4.116 millones.
En todo caso, se consolidó el año pasado el repunte respecto de 2009, cuando el total de botellas, latas, cajas, bolsas y todo lo que se utiliza para envasar, empaquetar distintas mercaderías había sido de 3.700 millones de toneladas contra 3.500 millones de 2008.
Casi como si se pusiera un papel transparente sobre la economía nacional, analistas representativos del packaging ubican el punto de inflexión de un 2009 “para el olvido” en diciembre de ese año, cuando para el gerente de la Cámara Argentina de la Industria Plástica (CAIP), Oscar Sánchez, se inició “una especie de ‘veranito’ al haber mejorado el consumo”, aunque de inmediato aclaró que “apenas se recuperaba a partir de ese momento algo de lo perdido”.
El gerente general del Instituto Argentino del Envase (IAE), Jorge Acevedo, empalmó la idea: “A partir de marzo vimos que había un incremento en los consumos de envases, de todo tipo; flexibles, rígidos, tapas. Hubo más demanda, observamos que crecían los pedidos y las fábricas de envases trabajaban a full”, afirmó.
La actividad es tan variada y dispersa que contabiliza 81 rubros de envasado y embalaje, 91 tipos de máquinas, equipos y accesorios, 24 clases de materias primas e insumos y 30 ítem de servicios.
Haciendo cuentas rápidas más de 8.000 empresas que emplean a 30.000 trabajadores intervienen en la elaboración de 1.300 millones de unidades de envases anuales, entre cajas, frascos, bidones, estuches, cajones, papeles, bolsas, filmes, abrochadoras, lavadoras de botellas, adhesivos, polietilenos, tratamientos de efluentes, gestión ambiental, patentes, reciclados o alquiler de compresores.
Sus nombres aparecen en 10 cámaras empresarias, como la Asociación de Químicos Cosméticos, la de PVC, la de Fabricantes de Celulosa y Papel, Fabricantes de Envases Metálicos y Afines, o de Vidrio, Aluminio, Industria Plástica, Lubricantes, Vidrio Plano y Plastivida, o participan en los Institutos de Tecnología Industrial e Iram.
Demanda expectante
Nada más que los asociados al Instituto Argentino del Envase suman cuatro centenares. El gerente Acevedo afirma que 80% son Pyme y caracteriza al universo de los envases y embalajes como “el guante” de la economía, un cobertor que minuto a minuto se mimetiza con los vaivenes de la demanda. Podrán stockearse materias primas pero no envases finales, poco y nada de importaciones y una capacidad instalada en las fábricas que no baja de 70%, en el caso de los metálicos. En papel llegó a 88%.
Acevedo afirma que actualmente es el mercado interno el que está sosteniendo a la industria del packaging, cuya actividad vinculada con el comercio exterior se ha visto resentida por la incertidumbre que crearon “los controles a las importaciones y cierto impasse en las exportaciones, como consecuencia de que en los dos últimos años se abrió una brecha entre costos internos y tipo de cambio que se calcula en 60%”.
Sin embargo, no nota que haya disminuido la producción, sino que “se ve una cierta estabilización en el crecimiento y la demanda sigue sostenida porque viene de arrastre, el mercado está viendo qué pasa”.
Es que los guarismos del primer cuatrimestre que publicó Indec indican que la producción industrial, que en abril bajó por primera vez en casi dos años a 1,4% negativo, registró 0,6% de alza general, pero en los rubros más afines al envase y el embalaje, como el vidrio y el papel, la suba fue de 7 y 4,6%, respectivamente.
Y conspicuos clientes como la industria láctea tuvieron 8,8% de incremento, cuando en general hubo movimiento más moderado, en torno de 1,6%, en la alimentación general, lo cual activa, sobre todo, los envases relacionados con el consumo, como cartón, madera o vidrio.
La estructura productiva del sector no ha variado significativamente en los últimos años. Por insumo y por peso, papel y cartón abastecen algo más de 30% de la demanda total, vidrio está apenas abajo y plástico, con sus distintos polímeros, les sigue. La novedad sería que los de madera, que hasta 2006 habían sido principales proveedores, quedaron relegados. Último, muy lejos, se encuentra el metal (principalmente latas), por más que el año pasado haya sido el que mayor crecimiento mostró respecto del precedente (61%).
La característica de este ciclo en que entró la economía Acevedo la distingue en los cobertores mismos de las mercaderías: sobresalen en las notas de pedido los envoltorios para alimentos, bebidas, cosméticos y medicamentos, lo cual implica menos volumen (por ende menos facturación), más peso de materia prima y, dada su flexibilidad, mayor espontaneidad de fabricación que cuando se trabajan los rígidos.
Por datos que suministra la Unión Latinoamericana del Embalaje, son estos últimos envases los que más facturan, seguidos por el cartón, los flexibles, metal y vidrio. En peso, también va al frente el cartón, con el plástico, vidrio, metal y madera, en ese orden, detrás. La diferencia en el resto del continente respecto a la Argentina es que la hojalata se emplea más que la madera.
Hasta 2009, el empaque industrial hacía los mejores negocios; casi a mitad de camino en facturación venían los alimentos, mucho más atrás otros artículos de consumo, como bebidas, y aún más lejos, cuidado personal y cosméticos, con los medicamentos, en la mitad que estos.
El gerente de IAE avizora, en cuanto a la situación aquí y ahora, que “la tendencia es a consumir porciones más chicas en comestibles, porque al haber cada vez más gente viviendo sola se busca la practicidad evitando abrir un producto que quede a la mitad y se eche a perder. En cuanto a materiales, se emplean los mismos, de barrera y que permitan el intercambio de atmósfera. También se busca ofrecer una adecuada vida útil del producto de góndola”.
Destaca, en tal sentido, el avance tecnológico que significó el Tetra Brik y el reciclado de la hojalata, que posibilita aprovechar su hermetismo y seguridad sin afectar el medio ambiente. Según José Fonrouge, gerente de Medio Ambiente de Ternium Siderar, un reciente estudio de la Universidad Tecnológica Nacional ubica este material como de “mejor desempeño respecto del aluminio, vidrio, plásticos, papel y cartón, considerando criterios de recuperabilidad, degradabilidad, reciclabilidad y consumo de energía”.
De ahí que el metal haya superado con creces performances anteriores gracias a enlatar tanto vegetales, frutas, lácteos, conservas, pescados y aceites vegetales, como sustancias químicas, pinturas, pomadas, aceites lubricantes y aerosoles.
Así, los derivados del acero empezaron a recuperar el terreno perdido en comparación con el resto de la región (a la que exportan 3.000 toneladas) y despegaron en el consumo anual de envases per cápita de los 6,11 kilos por habitante que tenían. Del total de 100 kilos, madera ocupa 23,20, un nivel elevado para Latinoamérica.
Pero si se toman los cinco años recientes, las novedades para bien y para mal de los clientes de packaging fueron, por ejemplo, que mientras la cerveza y las gaseosas necesitaron más vidrio para embotellar el 33 y 13%, respectivamente que produjeron más en ese lapso, el vino declinó 12%, en especial por haber resignado mercados externos.
Celulares (500%), plasmas (65%), jabón de tocador (47%), detergentes (50%), limpiadores (42%), crecieron “a tasas chinas” para solaz, sobre todo, de los proveedores de envases de cartón, papel y plásticos.
El futuro es hoy
Sin embargo, esta proveedora de industrias que las viste, tanto en crecimiento como en retracción, termina su utilidad cuando el producto que encierra es consumido y se convierte en desperdicio. El que no se recicla es basura. “El debate que se está dando en nuestro sector es que tenemos que llevar al envase a que sea sustentable ecológicamente”, indica Acevedo.
“El impacto medioambiental no sería el mayor problema: en la Argentina, por ejemplo, no existe un sistema de recolección domiciliaria adecuado a los nuevos tiempos, no hay recolección diferenciada, todavía hay relleno sanitario y basurales a cielo abierto. Muchas veces se culpa al envase, pero la realidad es que hoy por hoy no se podría alimentar a la población mundial sin packaging, ya que además de que todo llega al hogar envasado, si no existiera, toda la materia orgánica que se perdería sería mucho más contaminante”, completa.
Aunque actualmente la mayoría de los envases son recuperables, no siempre se los aprovecha. Por ejemplo, los de PET sí se reciclan en aproximadamente 30%, donde el material reciclado producto de la molienda se mezcla con material virgen para producir envases nuevos.
Según aclara, “el Estado tendría que arbitrar los medios para que todos los sistemas de recolección tiendan a separar la basura en origen. Porque eso va a disminuir los costos en la planta de tratamiento. Si no el costo de separación es más alto que el envase en sí”.
Sin embargo, ya avanzan iniciativas privadas desde las propias empresas, como Tetra Pak, cuyo director de Comunicación, Esteban Casares, subrayó que “hay un avance a escala municipal con cada vez más programas de reducción y separación de residuos, en los que colaboramos con know how”.
La firma está intensificando las campañas sobre reciclado en los supermercados, porque ahí es donde “la gente puede llevar sus envases”.
Y, para predicar con el ejemplo, compara, “reciclamos 10% posconsumo, cuando en Latinoamérica ronda entre 2 y 3%”.
Transnacionalización de ida y vuelta Una empresa familiar argentina que produce desde hace 40 años bolsas de papel, Romipack, se asoció con una consultora especializada en proveer servicios de banca de inversión, private equity y asesoramiento en el desarrollo de nuevos negocios en Sudamérica (Fénix Partners) para instalar en Lampa, Santiago de Chile, una planta de última tecnología con una inversión de US$ 2,5 millones y empleo para 12 personas. |
Graneles de regalo El Instituto Argentino del Envase estima que en 2011 se usó 1% más de tonelaje de insumos para envases y embalajes que en 2010. El porcentaje suena a exiguo si se lo compara con el 6,5% que, según el Indec, creció la producción industrial en ese lapso. |