Por Leandro Africano
Todos los días desde algún lugar de Argentina un analista contable prepara informes gerenciales para el head quarter de la corporación en Estados Unidos; un experto en sistemas programa las especificaciones de la nueva generación de celulares que se lanzarán en todo el mundo; un diseñador gráfico crea la animación de una nueva publicidad que se proyectará en Inglaterra; un ingeniero desarrolla las especificaciones del nuevo oleoducto que están diseñando para México. Todos han estudiado diferentes carreras y en diferentes casas de estudios y niveles. Pero los une un punto en común: su trabajo está destinado a un cliente en el exterior.
Se estima que son 1,2 millones de argentinos quienes trabajan diariamente exportando servicios del conocimiento. Tanto en el desarrollo de software, como la atención de infraestructura informáticas, llevando la contabilidad o liquidando sueldos alrededor del mundo, gestionando compras corporativas, realizando contenidos audiovisuales, produciendo publicidad, editando videos, revisando contratos, o haciendo la ingeniería de una obra. Estas actividades son las que se definen como servicios basados en el conocimiento y según varios especialistas puede ser una revolución en la economía argentina.
En términos estadísticos las exportaciones de servicios basados en el conocimiento experimentaron un nuevo ascenso y vuelven a ganar participación dentro del total de exportaciones de bienes y servicios de la economía argentina (6,7%). Según el Observatorio de la Economía del Conocimiento del Ministerio de producción de la Nación, en el primer trimestre de 2018 las exportaciones ascendieron a US$ 1.511 millones y, considerando los últimos cuatro trimestres, totalizaron US$ 6.294 millones, cifra que constituye un máximo histórico.
El empleo asalariado registrado ratificó el buen desempeño del sector mediante la generación de 10.600 nuevos puestos de trabajo formales durante el cuarto trimestre de 2017. De este modo, se incrementa la participación de los servicios basado en el conocimiento en el total de asalariados registrados de la economía, llegando al 6,54%.
Las remuneraciones del sector se elevaron con respecto del salario medio de la economía y se ubica como remuneración bruta anual promedio en los US$ 20,2 mil en marzo de 2018. Si bien existe cierta heterogeneidad hacia el interior de los SBC, software y servicios informáticos (SSI) permanece como el sector mejor pago. De acuerdo al último dato disponible del Observatorio de Empleo y Dinámica Empresarial (OEDE), a fines de 2016 la cantidad de empresas fue de 45.500, cifra implica un descenso interanual del 1,6%.
Las ventas externas de US$ 1511 millones suponen un incremento trimestral interanual de 6,7% y totalizan así US$ 6.294 millones durante los últimos cuatro trimestres, marcando un nuevo récord histórico. Esta última cifra implica el mayor aumento interanual de los últimos seis años (15%) y conlleva un incremento en la participación de este tipo de servicios en el total de exportaciones argentinas, porcentaje que se ubica alrededor del 8,4% y supone su mejor marca.
Mariano Mayer
Gran potencial
Mariano Mayer, secretario de Emprendedores y Pymes del Ministerio de Producción de la Nación, explicó que la “realidad del sector revela un potencial muy grande y es absolutamente relevante para las exportaciones y la necesidad de generar divisas. Pero desafortunadamente no se conoce mucho la dinámica de este esta industria y necesitamos mejorar en ese aspecto. En la Argentina hay mucho talento y esencialmente se trata de exportaciones que no necesitan de logística ni traslado sobre infraestructura. Por eso somos uno de los principales países con mayores perspectivas”.
43,9% del incremento en las exportaciones encuentra su explicación en el buen desempeño que tuvieron los servicios de software, con ventas externas que se ubican en máximos históricos y ascienden a US$ 1.806 millones. Servicios empresariales, profesionales y técnicos (principalmente servicios jurídicos y contables) emerge como el segundo sector de mayor relevancia y junto con SSI explican 85,3% del presente desempeño en las exportaciones.
Luis Galeazzi, director ejecutivo de Argencom, la asociación que reúne a las empresas que exportan más de la mitad de su facturación con este tipo de servicios, explicó que la “Argentina sigue siendo un gran hub regional y mundial de la economía del conocimiento gracias a que ha cambiado su modelo enfocado ahora en el valor agregado de las producciones argentinas. Hasta hace uno años, éramos muy fuertes en las exportaciones basadas en call center, por ejemplo, pero lo fuimos reemplazando y hoy la gran mayoría de los servicios que exportamos son de alto valor agregado. Solo por poner un ejemplo, podemos mencionar a Crisil, que es una compañía que figura en Standards & Poor, que se dedica a los servicios de investigación, analítica y asesoría de calificación de riesgo”.
La dinámica experimentada por las exportaciones de los servicios basados en el conocimiento permite hacer foco en otros sectores. Las ventas por el uso de propiedad intelectual y servicios personales, culturales y recreativos fueron los rubros de mayor incremento interanual, con porcentajes que llegan al 27,9% y 27,7%, respectivamente.
Si bien estos sectores abarcan una baja proporción en relación al resto de los servicios de conocimiento, los mismos no dejan de ser relevantes. En este sentido, los servicios audiovisuales han adquirido una posición de privilegio, ubicándose como el quinto proveedor de este tipo de servicios a Estados Unidos, el mayor productor de contenidos audiovisuales a escala mundial.
Santiago Mignone
Nueva matriz económica
“Cuando hablamos de esta industria, nos referimos al segundo bloque exportador de la República Argentina, detrás del campo, y antes del automotor, superando los US$ 6.000 millones exportados en el último año y que emplea a más de 120.000 personas. Es un sector basado fundamentalmente en los talentos de nuestros recursos humanos y, por lo tanto, generador de empleo de calidad por característica intrínseca. Lo que exportamos no es un bien o un producto manufacturado, sino el trabajo de la inteligencia local” asegura Santiago Mignone, socio a cargo de PwC Argentina.
Esta industria hace diez años no existía. Para dar un ejemplo, en PwC Argentina iniciaron esta actividad en 2010, con un equipo piloto de 40 personas y para fines de 2018 se estima que serán 1.000 colaboradores dedicados a la exportación de servicios del conocimiento.
“Comenzamos la travesía en un rincón de nuestras oficinas del centro de Buenos Aires y hoy contamos con un centro ubicado en Barracas para 400 personas y otro en Olivos, para 600. El potencial de nuestro país en la exportación de servicios basados en el conocimiento, ya no presenta discusión en el mundo. Es enorme y está basado, fundamentalmente, en su zona horaria, tasa de conocimiento del idioma inglés, calidad educativa (buena pero que debe mejorar), capacidad de adaptación y resolución de problemas, y proactividad de sus recursos. En síntesis: en el talento argentino”.
Claudio Giaimo, Managing Partner de Deloitte, plantea que el potencial del sector es ilimitado en tanto y en cuanto “orientemos a nuestros trabajadores, talentos actuales y futuros trabajadores o bien talento a entrenarse en estas áreas. Debe haber una coordinación conjunta público-privada para entrenar a los trabajadores actuales y futuros trabajadores en estas áreas. En nuestro caso la postura es contratar personas y talentos con habilidades básicas y entrenarlos para el trabajo y servicios del futuro”.
La visión de la firma es que cada una de las empresas del sector debe identificar las áreas potenciales de crecimiento en servicios, complejas o no y complementar el entrenamiento de base de sus empleados actuales y futuros, dando valor agregado a los productos. La diversificación y variedad de perfiles profesionales contratados ya es una cuestión del presente.
“En nuestro caso particular, se han ampliado considerablemente las áreas de conocimiento de los profesionales contratados. En muchos casos, necesitamos combinar el conocimiento de dos o más profesiones en el trabajador”, apuntó Giaimo.
Las compañías globales que establecen centros argentinos de exportación de servicios de conocimiento tienen en cuenta variables muy pocas veces atendidas. Por ejemplo que Argentina es una zona libre de desastres naturales en una vasta zona de su territorio y no posee conflictos étnicos ni religiosos. Estos factores permitieron ser partícipes de un juego, en cuyo tablero se ubican algunos pocos países, pero donde la competencia es extrema, tanto a consecuencia de la calidad del servicio, como de su costo.
Claudio Giaimo
Ventajas locales
Los especialistas coinciden en que el techo de cristal de esta actividad está dado por el conocimiento de idiomas de nuestra población universitaria (fundamentalmente inglés). Argentina mantiene el mejor ratio de la región y debe seguir creciendo. Y es una materia en la cual tanto el Estado nacional como provincial, tienen que involucrarse definitivamente. Nuestra permanencia como jugadores de relevancia en este sector depende de poder generar recursos suficientes para soportar el crecimiento de la industria. El otro factor está dado por las comunicaciones. Las provincias argentinas tienen que comprender que la exportación de servicios se puede prestar desde cualquier rincón del país: solo precisamos de un recurso humano capacitado, con conocimiento de idiomas y buena infraestructura de internet. Del resto se encargan los empresarios.
Desde la visión de PwC, Argentina debe tener claro que el resto del mundo quiere jugar este juego y está dando beneficios e incentivos para el desarrollo de la actividad, a través de desgravaciones fiscales, incentivos financieros o infraestructura, lo que pone en jaque nuestro crecimiento a escala global. El Gobierno nacional entendió la capacidad de este sector de la economía en cuanto a la generación de divisas y creación de empleo de calidad, por lo que, si bien al día de hoy no hemos conseguido generar herramientas de incentivo, aspiramos a lograrlo en el corto plazo, de manera de poder mantener nuestra competitividad respecto del resto de los países con los que compartimos esta práctica: Israel, India, Colombia, Costa Rica, México, Filipinas, China, Rumania, Polonia, etc.
PwC Argentina inició el Service Delivery Center (SDC) en 2010, en una sociedad con PwC Estados Unidos, con la prestación de servicios de auditoría para la firma estadounidense tratando procedimientos de auditoría básicos, como la verificación de cotizaciones de bonos y acciones. Con el tiempo esos servicios fueron evolucionando hacia una mayor complejidad y juicio de valor. “Hoy empleamos ingenieros, abogados, contadores, traductores, matemáticos, licenciados en administración, diseñadores gráficos, etc., para la prestación de servicios relacionados con traducciones, marketing, preparación de propuestas, ciberseguridad, auditoría, impuestos, servicios internos, autorizaciones, conserjería, etc. Además, estamos trabajando en pilotos relacionados con la prestación de servicios en ambientes robotizados e inteligencia artificial”.
Bruno Rovagnati
Servicios de valor
Para Bruno Rovagnati, Senior Vicepresident y Managing Director de R/GA Latam, cuando se habla de servicios basados en conocimiento, no se hace referencia a un potencial, sino a una realidad. “R/GA nació de esta forma, siempre creando un gran blend entre arte y ciencia. Hace más de 40 años en el mundo y ocho en Argentina que nuestro foco está en brindar servicios de valor a nuestros clientes globales, regionales y locales. Hoy con un gran foco en la transformación de los negocios de nuestros clientes, desarrollando estrategias e implementándolas en este mundo digital tan dinámico y desafiante. En el futuro, la limitación está en la capacidad de Argentina de generar talentos para el sector. Es decir, en la educación. Todo lo que podamos desarrollar en talentos va a ser absorbido”.
Hoy las sinergias en el armado de equipos multidisciplinarios son fundamentales para poder progresar como empresa y brindar mayor valor en los servicios. “Podemos ir del extremo del man power donde “simplemente” se venden horas de talentos calificados, a soluciones completas de transformación de negocios. Sin dudas hay espacio para todo, sea con integración vertical u horizontal. Hoy las tecnologías permiten cada vez más que estas integraciones potencien de manera significativa la colaboración de las distintas áreas de una empresa. Por lo tanto las empresas proveedoras de estos servicios tienen mucho valor al poder dar una visión y solución uniforme al ecosistema completo de necesidades de los clientes”, concluye Rovagnati.
Pablo Pereira
Es como una buena cena
“Uno de los destinos principales de exportación de “servicios basados en el conocimiento” de Argentina es EE.UU., con lo cual se ha construido un ecosistema que tiene una gran afinidad con la cultura corporativa estadounidense. Asimismo, el posicionamiento geográfico del país, y en consecuencia el huso horario, nos permite tener dinámicas de interacción mucho más ágiles en comparación con India o Europa del Este. Otro componente son las estructuras de formación y talento integrados entre políticas de Gobierno, educativas (con universidades públicas y privadas) y los numerosos programas de formación privados de las empresas del rubro”, explica Diego Santillán, Managing Director de GlobalLogic para Latinoamérica.
La tecnología está irrumpiendo y transformando todas las industrias. “Uno de los mayores cambios es que hoy en día el consumidor es el foco de cualquier empresa. Esto se debe a la cantidad de información a la cual tenemos acceso, y que hasta hace poco tiempo era imposible obtener. Cada uno de nosotros deja huellas digitales en su camino y esas huellas, no individualmente sino como un conjunto, permiten establecer patrones, pautas de consumo y comportamientos de una forma detallada y precisa. Debido a los grandes avances en los servicios basados en el conocimiento y las capacidades de procesamiento, es posible analizar todos estos datos y extraer información valiosa para que las empresas puedan segmentar los consumidores y definir estrategias de marketing eficientes”, agrega Santillán.
Desde la visión de GlobalLogic, los avances tecnológicos generan nuevos trabajos constantemente y surgen numerosas profesiones basadas en la plataforma y economía digital, como el análisis de datos y el análisis de marketing. El mayor desafío de esta revolución es poder reinventar los trabajos tradicionales para que se puedan adaptar al mundo actual sin causar cambios determinantes en el mercado laboral.
Al mismo tiempo, el trabajo de los profesionales se está volviendo más complejo. Por ejemplo, desarrollar un software de calidad es clave pero se están agregando nuevos componentes como la Experiencia de Usuario (UX) y la Ideación de Producto que tienen en cuenta cómo el ecosistema digital impacta la experiencia de usuario.
“Creo que el potencial de los servicios basado en el conocimiento se pueden asimilar a la posibilidad de disfrutar de una fantástica cena. Uno puede tener los mejores ingredientes del mundo, con las mejores instalaciones de cocina, pero también hace falta que el cocinero sepa bien qué quiere cocinar, que los comensales estén de buen humor y dispuestos a centrarse en la experiencia. De la misma manera, Argentina tiene muy buenos ingredientes: muy buena fuerza laboral, bien entrenada, conocedora de idiomas. Las instalaciones permiten desarrollar los servicios y pueden mejorarse relativamente rápido. El entorno empresarial argentino es innovador, inquieto y dispuesto a poner la voluntad, la intención y la inversión en desarrollar. El cocinero es el Estado, que tiene que tener claro qué tipo de industria quiere cocinar, cómo hacer para que se mantenga en buen estado, tener las manos del cocinero limpias de impuestos distorsivos o tipos de cambio irreales. Puede ser o no una buena comparación, pero así como podemos ser el granero del mundo, tenemos la posibilidad concreta de convertirnos en uno de los actores principales en la entrega de servicios de tecnologías y servicios basados en el conocimiento”, sentencia Pablo Pereira, Ceo de Everis Argentina, con una metáfora la realidad del sector.
Diego González Lambrechts
Tendencia en aumento
Los ámbitos de aplicación o los casos de uso en los que la tecnología, y por ende los servicios basados en conocimiento, se han multiplicado y esa tendencia va en aumento. La mayoría de los consultados coincide en que cada vez va a haber más necesidad de desarrollo asociado con esto. Además, estos casos de uso o aplicaciones muestran también una tendencia a integrarse o a ser ubicuos, presentes en cada momento de nuestra vida, lo cual requiere que se tenga conocimiento especializado de muchos temas.
Esto genera más demanda de recursos, el valor percibido es cada vez mayor y las aplicaciones más amplias y diversas. Es un círculo virtuoso en el cual la ubicuidad de la aplicación tecnológica genera mayor necesidad de recursos y esta al mismo tiempo genera más aplicaciones cerrando el círculo. “Hace 10 años, de las cinco empresas cotizantes en bolsa más grandes del mundo, solo una era tecnológica. Hoy en día, las cinco más grandes son vinculadas a la tecnología. Por lo que considero que este dato concreto elimina cualquier otra interpretación”, apunta Pereira.
Para Diego González Lambrechts, director de Servicios de IBM Argentina “la industria de servicios está viviendo un momento único. La globalización, las normas regulatorias mundiales, los riesgos de seguridad, las expectativas de los clientes y la explosión de datos y de información, entre otras fuerzas externas, hacen imprescindible que las compañías cultiven el aprendizaje y conocimiento continuo en sus empleados y una estructura de trabajo más fluida compuesta por equipos interdisciplinarios a fin de ofrecer a sus clientes un valor agregado”.
Desde su mirada, la clave para desarrollar el potencial local radica en contar con personas que puedan conjugar competencias técnicas (entre las que se destacan cloud, seguridad, inteligencia artificial, automatización, desarrollo de software, blockchain) con habilidades soft como la flexibilidad, el pensamiento creativo, innovador y crítico y el análisis para la resolución de problemas.
“Esta será la base para ofrecer una experiencia de cliente excepcional y destacarse en el mercado de los servicios. Ganar la batalla por el talento especializado es la estrategia de las compañías que buscan liderar sus mercados a través de la innovación y diferenciación”, señala González Lambrechts.
Planteado así, el profesional argentino de la industria de servicios basado en el conocimiento, no solo debe tener conocimiento profundo en dos o más áreas de habilidades básicas, sino también poseer una amplia capacidad en lo referente al pensamiento crítico, la comunicación escrita verbal y las nuevas formas de trabajo. Los atributos técnicos cobran mucha importancia, especialmente aquellos que se fusionan con las habilidades empresariales y la gestión de proyectos.
Hacia adentro también
“El verdadero potencial de Argentina radica en la forma en que los futuros trabajadores digitales (y actuales trabajadores que tuvieran la capacidad de reconvertirse) cuenten con una educación, especialización y experiencia complementarias al uso de las nuevas tecnologías. La economía del conocimiento involucrará en 2025 al 30% del PBI en nuestro país. Todo esto depende de políticas conjuntas y cooperación en el largo plazo entre el sector público, el privado y una profunda transformación del sector educativo”, afirma Matias Arturo, director ejecutivo de Accenture.
En el caso de Accenture han sido capaces de desarrollar su actividad mirando al exterior, porque cerca del 50% de sus colaboradores trabajan más del 80% de su tiempo en proyectos de otras geografías, aplicando el conocimiento adquirido en Argentina.
“El futuro de las empresas y sus resultados serán una consecuencia directa de la habilidad y empeño que coloquen en la generación de recursos humanos basados en el conocimiento, proveyendo servicios de alto valor agregado, centrados en las necesidades de los clientes y el cumplimiento de sus expectativas. La diversidad, entendida como la suma de las partes de ecosistemas complejos pero ricos en conocimientos-habilidades-uso de tecnologías digitales, será clave en la determinación de las nuevas industrias, los nuevos servicios y productos que no conocemos pero sabemos que serán demandados”, concluye Arturo.
Un pilar fundamental de esta industria es la Ley de Software que incluye beneficios impositivos y que vence el año que viene. Ya está en estudio la nueva ley que la reemplazará y que justamente se denomina ley de economía de conocimiento. “Apoyamos que la nueva ley tenga una visión actual de la economía del conocimiento, y que pueda contemplar las actividades actuales y del futuro” explicó Galeazzi.
Desde la mirada del secretario de Emprendedores y Pymes, el potencial de la industria no se limita a la exportación sino a la posibilidad de que ayude a negocios tradicionales y empresas de la nueva economía a mejorar su productividad; es decir que se crucen los verticales y las industrias.
“Tenemos que pensar que estas empresas pueden ayudar a la minería, al agro a la exploración del petróleo, a ser mas eficientes con el aporte de conocimiento y aplicaciones que mejoren sus números. Estamos enfocados en mantener la ley de software, continuar con el plan 111 para capacitar jóvenes en esta industria y hacer que los clusters industriales dialoguen entre sí: que el de software hable con el automotor, con el de maquinara agrícola y el textil, por ejemplo”, apuntó Mayer.
Empleos y salarios
Según datos del Observatorio de la Economía del Conocimiento, el empleo asalariado registrado en empresas del sector privado fue de 433.600 durante el cuarto trimestre de 2017, lo cual implica un incremento interanual del 2,5%, el mayor en los últimos siete años. De este modo, los SBC adicionan 10.600 nuevos empleos formales y vuelven a ganar participación en relación al empleo total de la economía alcanzando el 6,54% (+0,07 puntos porcentuales), el porcentaje más alto de los últimos cinco años.
Si bien todos los servicios basados en el conocimiento registraron incrementos interanuales, el de software fue el sector más dinámico (4,6%), seguido por servicios empresariales, profesionales y técnicos y servicios audiovisuales (ambos con 1,9%). No obstante, dada su mayor relevancia en el total de empleo, el primero explica el 58,7% de los nuevos empleos generados, puntualmente a través del subsector de servicios empresariales. Por su parte, el software explica alrededor del 40% de los nuevos empleos creados, gracias al desempeño del subsector de servicios de consultoría y suministros de programas de informática.
A partir de los datos anteriores, estimaciones del Observatorio en base a la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) indican que el sector ocupa 1,2 millones de personas, las cuales se distribuyen de la siguiente manera: 51,2% asalariados (36,1% registrados y 15,1% no registrados), 40,0% freelancers y 8,8% empresarios. Adicionalmente, la misma fuente permite inferir que 5 de cada 10 empleados en el sector posee entre 25 y 46 años detentan mayor formalidad respecto al resto de la economía (70,5% versus 65,7%) y presentan mayor nivel de profesionalización (62,1% versus 13,1%).
En marzo de 2018, la remuneración bruta anual promedio de los asalariados registrados en empresas SBC fue de US$ 20.200. Esta cifra implica que las retribuciones asociadas a este tipo de empleo continúan creciendo respecto del salario medio de la economía y se ubican 6,6% por encima del mismo (+2,4 puntos porcentuales respecto de marzo de 2017).