India y China, dos civilizaciones rivales


    Narendra Modi y Xi Jinping

    Los últimos diez años los dedicó China a ocupar primeros puestos en el escenario mundial: el mayor fabricante del mundo, el mayor exportador, la más grande reserva de divisas del mundo, el mayor mercado para vehículos del mundo. Y si el ranking se hace por poder adquisitivo, China se ubica como la más grande economía del mundo. Pero hay un récord que parece haber perdido a manos de la India, el de ser el país más poblado de la tierra, aunque le gana por poquito: China tiene apenas algo menos de 1.300 millones de habitantes y la población de India es de 1.330 millones de habitantes.

    En opinión de Gideon Rachman, columnista de Financial Times sobre temas internacionales, podría ser también que India esté creciendo más que su vecina. No solo tiene hoy más población sino que la tendencia demográfica indica que va a crecer más en el futuro. Algo más, la población es más joven, lo que quiere decir que tiene una población en edad de trabajar más grande que China y que habrá menos jubilados que sostener. Los próximos 30 años podrían los de la tierra del Mahatma Gandhi.

    Lo que ha ocurrido en los últimos años con Japón demuestra que cuando un país tiene una población envejecida y en contracción no puede mantener un sólido crecimiento económico. Y en China es muy posible que esas fuerzas negativas ya hayan comenzado a operar.

    India ya crece más rápido que China. Para este año, la proyección supera el 7%. La cifra oficial de China es 6,5%. Más allá de esto habría que tomar con pinzas la idea de que la India esté a punto de alcanzar y luego superar a China.

    En primer lugar, la economía china ya es cinco veces mayor, en términos reales, que la de India. Eso quiere decir que aunque el país que gobierna Narendra Modi esté actualmente creciendo algo más rápido que el que está al mando de Xi Jinping en términos porcentuales, la diferencia de tamaño entre las dos economías no se achica sino se agranda.

    China, en mejor posición

    Segundo: en otros aspectos importantes, China está mejor posicionada. 30% de la población india es analfabeta, lo que se compara con menos de 5% en la población china Además, la infraestructura también es superior en China: hay mejores caminos, trenes y obras sanitarias básicas. La mitad de los hogares indios no tiene baño.

    Estas comparaciones importan porque los dos países son las superpotencias emergentes del siglo 21. De hecho, ya están trenzadas en una lucha ideológica y geopolítica de bajo perfil. A India le alarman los ambiciosos planes chinos de construir lazos de infraestructura en Asia –Iniciativa del Cinturón y Ruta de la Seda– porque teme terminar rodeada por una esfera de influencia china.
    Las implicancias de esos desarrollos de infraestructura son estratégicas y económicas. En un momento en que la Marina china crece rápido, los puertos en Sri Lanka y Pakistán financiados por Beijing preocupan a Delhi. Ese acercamiento entre Pakistán y China crea ansiedad en India, que ya lleva cuatro guerras con Pakistán.

    Beijing y Delhi tienen su propia disputa territorial sin resolver y los presupuestos militares en ambos países han crecido mucho. China ya lanzó su segundo portaaviones y trabaja en un tercero. India se ha convertido en el más grande importador de armas del mundo, después de Arabia Saudita.
    Los analistas chinos contrastan el éxito de su modelo de desarrollo con el crecimiento más lento que genera la “caótica” democracia de India. Del otro lado responden que su sistema democrático terminará demostrando que es más estable que el estado unipartidista de China. Los indios, además, se jactan de tener libertad de expresión y justicia independiente. Los chinos responden que el ciudadano común en China vive una vida más digna y cómoda que el ciudadano promedio indio.
    Estos planteos reflejan que estos dos países representan no solo potencias rivales sino también sistemas políticos, ideologías y hasta civilizaciones rivales.

     

    Narendra Modi , ¿un populista?

    En el mundo actual se ha puesto de moda el modelo de liderazgo fuerte tanto en democracias como en autocracias. En este sentido, lo primero que viene a la mente es Xi Jinping en China, Donald Trump en Estados Unidos y Vladimir Putin en Rusia; pero luego vienen Recep Tayyip Erdogan en Turquía y Rodrigo Duterte en Filipinas.

    Narendra Modi, Primer Ministro de India desde 2014, ¿pertenece a esa categoría? La respuesta a esa pregunta es importante si es cierto que India podría en poco tiempo superar a China como la nación más poblada de la tierra.

    En un contexto donde flaquea la democracia en Occidente, el futuro de India se vuelve crítico porque la posición del Primer Ministro es ambigua en el espectro autocracia-democracia. Modi es un reformador económico con un toque de populista. Su estilo no es tan agresivo como el de Putin o Erdogan ni tan salvaje como el de Trump o Rodrigo Duterte de Filipinas. Sin embargo, hay nerviosismo entre los liberales por lo que ven como amenazas a la libertad de prensa y la independencia de los jueces. También preocupa que el líder esté deliberadamente polarizando a la sociedad para enfervorizar a su base política.

    Se pueden hacer comparaciones entre Trump y Modi. Ambos operan en democracias y ascendieron al poder con campañas donde se presentaban como los defensores de una mayoría silenciosa y en contra de las élites corruptas y una supuesta minoría privilegiada. Los dos tienen un discurso de política extrema, en televisión y en las redes sociales. Los dos utilizaron el tema de la identidad para conseguir apoyo y señalaron a los musulmanes como el “grupo externo” a quien atacar durante la campaña.

    Eso es jugar con fuego en India, donde viven unos 180 millones de musulmanes. Al partido político de Modi, Bharatiya Janata, se lo suele describir como “nacionalista hindú”. En las últimas elecciones no hubo ni un solo musulmán entre los 282 miembros del BJP elegidos para el parlamento.
    Además, los actos de violencia callejera, muchos de ellos espantosos, aumentan la tensión popular. No hace mucho un grupo de ex funcionarios de Gobierno publicaron una carta abierta al Primer Ministro acusándolo de fomentar un clima de odio, miedo y ferocidad. Se referían específicamente al caso de una banda de hindúes que violó reiteradamente y luego mató a una niñita musulmana de ocho años.

    Los defensores de Modi dicen que inevitablemente se van a producir casos de terror en una nación de más de 1.000 millones de personas. Sin embargo, no se confirmaron los temores de una escalada de la violencia a escala nacional que acompañaron la llegada de Modi al poder en 2014. Hubo episodios mucho peores de violencia comunal en la era pre Modi.

    Los defensores del Primer Ministro afirman que su verdadera agenda es el desarrollo y la economía, no los problemas culturales. En el plano económico tuvo aciertos y errores. La desmonetización de 2016 fue un error porque no logró combatir la economía en negro, pero la creación de un impuesto a los bienes y servicios a escala nacional es un acierto porque mejora las perspectivas económicas a largo plazo.

    La combinación de un fuerte crecimiento económico, de su popularidad personal y de una relativa paz social logró convertirlo del paria que prácticamente era en una respetada figura internacional.

     

    ¿Es posible el salto de India en el posicionamiento mundial?

     

    El país, con una superficie de 3.287 millones de kilómetros cuadrados, 1.339 millones de habitantes es la séptima economía mundial y la mayor democracia del mundo actual.

    Su economía viene creciendo a altas tasas, superando a China desde 2014. La forma en que se ha venido destacando, y que podría ser el impulsor en los próximos años, es su crecimiento liderado por el sector de servicios; a diferencia de otras economías asiáticas cuyo avance se caracterizó por el crecimiento del sector industrial.

    Para poder comprender la realidad y potencialidad de esta economía, que se calcula será la más poblada del mundo para 2025 con alta participación de jóvenes que proveerán de recursos humanos a un mundo de potencias envejecidas, es necesario retrotraerse a los años 90, cuando recibió el impulso de la conjunción de políticas de desregulación y la aceleración del crecimiento de los servicios de telecomunicaciones, financieros y de IT a escala mundial.

    A comienzos de esa década, el Gobierno inició un ciclo de reformas políticas que le permitieron desburocratizar la economía, que para entonces tenía fuerte intervención estatal desde su independencia en 1947.

    En los últimos años se han ido implementando varias políticas dentro de lo que se ha dado por llamar la reforma “big bang”; en el inicio fueron las Reformas 1.0 (liberalización y desmantelamiento de las licencias industriales, puesta en marcha por el Gobierno del Primer Ministro Narasimha Rao); luego siguieron las Reformas 2.0 (reformas de 1998-2004 emprendidas por el Gobierno del Primer Ministro Vajpayee) que buscaron abrir los mercados minoristas y de seguros a los inversores extranjeros, facilitar las leyes laborales y simplificar el sistema impositivo.

    En la actualidad, India se encuentra llevando adelante el proceso de Reformas 3.0, que le permitirán consolidar e impulsar su actual crecimiento. Aquí hay que mencionar seis reformas estructurales: (1) poner fin a las asignaciones discrecionales de recursos públicos; (2) formalización masiva de la economía; (3) cambios en las políticas fiscales; (4) implementar un método totalmente nuevo para establecer la política monetaria; (5) pasar de un enfoque de financiamiento liderado por la banca a un enfoque liderado por acciones; y (6) un conjunto revolucionario de programas de seguridad social. Cada uno de estos es un cambio a nivel macroeconómico que afecta a prácticamente todos los sectores e industrias.

    Durante 2016, además, se llevaron a cabo en India otras reformas “big bang”, tales como: la legislación de un nuevo código de quiebras, la formalización de una política monetaria de metas de inflación flexible, una enmienda constitucional clave que permitió implementar el impuesto de bienes y servicios al mismo tiempo que se avanzó con los pasos necesarios para implementar la agenda de reformas gradualistas del partido gobernante.

    Dentro de esta agenda de reformas se pueden mencionar los siguientes programas, que apuntan a hacer más atractiva y competitiva esta economía.

    • Make In India: iniciativa que busca alentar a las empresas nacionales y multinacionales a fabricar sus productos en India, facilitando la instalación de fábricas en esta Nación.
    Este programa fue lanzado en septiembre de 2014 y su principal objetivo es la creación de nuevos empleos y la mejora de habilidades en 25 sectores de la economía.
    Según esta política, se permite que 100% de la Inversión Extranjera Directa (IED) se dirija a todos los sectores mencionados, excepto en Espacio (74%), Defensa (49%) y Medios de Comunicación (26%).

    • Skill India: Como se ha cuestionado la calidad de la educación –porque sus egresados no siempre obtienen las habilidades requeridas por las empresas y estas se ven en la necesidad de invertir en la capacitación de los nuevos empleados– lanzaron el programa Skill India. En el marco de este programa lanzado el 15 de julio de 2015, se busca capacitar a más de 40 millones de personas en diferentes habilidades hasta el año 2022.

    • Startup India: Consiste en un plan de acción destinado a promover el financiamiento bancario para nuevas empresas, con el fin de impulsar el espíritu empresarial y alentar la creación de empleos.