Por Leandro Africano
Alexis C. Madrigal
“Enel Focus On es un encuentro muy importante para nosotros porque nos permite acelerar y promover conversaciones sobre temas que impactan en nuestras vidas y en nuestro futuro. Por eso debemos centrarnos en soluciones sostenibles para la actividad energética”. Con estas palabras Isabella Panizza, Head of Digital Communications del Grupo Enel, abrió el encuentro en el que se debatieron ideas para mejorar el horizonte del sector, en el que estuvo presente Mercado.
Uno de los objetivos de este foro es fomentar el ecosistema innovador ya que existen empresas con ideas de calidad dispuestas a arriesgarse para cambiar la matriz energética. El papel de las start ups en el modelo de innovación abierta aporta un intercambio de información en detalle sobre cuáles son las posibilidades que ofrece el sistema energético. Las start ups pueden ampliar partes concretas del sector dando otros puntos de vista que quizá no se habían visto en detalle.
Una de las ideas que surgió y tuvo consenso inmediato es que con la revolución industrial la energía ha cambiado el mundo para siempre y, desafortunadamente, en poco más de un siglo también lo ha vuelto insostenible. A este punto, cambiarlo de nuevo, regresando por lo tanto a la sustentabilidad que se perdió, es algo que solo puede hacerse a través de la energía.
“Soluciones sustentables para la industria energética” fue precisamente el título de la quinta ronda de reuniones globales organizadas por el Grupo Enel, accionista de Endesa en España y de Edesur en Argentina, que tuvo lugar en la ciudad de Madrid en el pasado noviembre, para debatir cuestiones relacionadas con el futuro, innovación y, sobre todo, sostenibilidad. Esta edición, que siguió a las de Roma, Londres, San Francisco y Nueva York, contó con la conducción de Alexis C. Madrigal, periodista de la revista estadounidense The Atlantic, experto de energía renovable y autor del ensayo “Powering the Dream. The History and Promise of Green Technology”.
Las grandes preguntas
Su presentación estuvo marcada por una serie de interrogantes. El primero: ¿cómo podemos superar nuestras ideas obsoletas sobre la energía renovable y la sostenibilidad? “La crisis del petróleo en la década de 1970 y el embargo a la Opep nos hicieron comprender por primera vez que los recursos del mundo no son infinitos”, continuó el periodista.
“En los años 70, el concepto de energía renovable y por lo tanto sostenible se asociaba con los movimientos de la contracultura, personas que se encontraban fuera del sistema, con un aire vagamente hippy como los trascendentalistas, o los tool freaks maníacos de la eficiencia tecnológica, que por tanto se los veía con cierta sospecha. Sin embargo muchos de ellos, ni siquiera dos décadas más tarde, iban a ser los que prácticamente arrojaron las bases de la web como la conocemos ahora”.
Si se analiza la relación entre la energía y los años 70, y la superponemos a la actual para tratar de resolver los problemas, la mejor lección que podemos extraer de ese período, según Madrigal, se puede condensar en cuatro puntos.
Primero, ha llegado el momento de un cambio planetario. Segundo, las herramientas mentales y digitales pueden conducir a cambios radicales en el mundo físico. Tercero, un esfuerzo serio de investigación y desarrollo por parte de las empresas es crucial para el avance de la energía renovable. Cuarto, es importante enfocarse no tanto en nuestras necesidades, cuanto en cómo satisfacerlas con la menor cantidad de energía posible. Obviamente se trata de la energía que se puede medir con un contador.
Otra pregunta que surgió es: ¿cómo cambiarán nuestras ideas sobre las casas y los medios de transporte en un mundo digital? “Las casas se volverán rápidamente cada vez más porosas”, afirma Madrigal, “en el sentido de que entrarán y saldrán cada vez más cosas”. La energía, por ejemplo: la que producen en exceso los paneles solares de alta eficiencia instalados en los techos se la puede almacenar y reingresar a la red, revendiéndola a las compañías eléctricas. Las viviendas se diseñarán para tener un impacto mínimo en el medio ambiente, o mejor aún para ayudar a preservar los recursos. En California, donde vivo, el estado quema grandes cantidades de energía para bombear volúmenes de agua gigantescos desde el norte hasta los condados del sur”.
En cuanto a cómo va a cambiar, o cómo ya está cambiando, nuestra concepción del transporte, el especialista presentó un ejemplo personal: “Hasta hace un tiempo, iba a trabajar con mi coche de combustión tradicional: me llevaba hasta tres horas recorrer cuarenta kilómetros en el tráfico, era una pesadilla. Hoy utilizo una combinación de bike share y medios de transporte público, casi todos eléctricos: no contamino y le pongo mitad del tiempo”.
Madrigal cerró su discurso con una pregunta de nuevo referida a la movilidad y cómo será revolucionada por la inteligencia artificial. Como ejemplos de un futuro ya tangible, y llegado prácticamente a nuestras casas antes de que tuviéramos el tiempo de darnos vuelta para mirarlo, el periodista citó el servicio de taxis recién presentado en Phoenix, Arizona, y realizado por medio de automóviles sin conductor desarrollados por Google y los robots almacenadores de Amazon, capaces de mover los productos en estanterías con total autonomía, lo que da como resultado una logística más eficiente, pero sobre todo, ya que los robots pueden trabajar en la oscuridad, el beneficio de poder mantener las luces apagadas en los cobertizos, con el consiguiente ahorro de energía. Planteado así, la energía es una de las palabra clave del futuro.