La era de la perplejidad


    Cómo será –con todas sus implicancias– una economía digital, el desarrollo de la inteligencia artificial y sus efectos transformadores sobre la vida cotidiana y el futuro del empleo. Robotización y automatización con sus promesas benéficas, y también las apocalípticas. Cambios que afectarán nuestra vida cotidiana, pero también el futuro de la humanidad. Un futuro para el que, claramente, todavía no estamos preparados.
    Cuando personalidades del mundo se enfocan en la interacción entre sociedad y economía digital aparecen dudas, vacilaciones, indecisión, ansiedad por saber hacia dónde se inclinará el fiel de la balanza.
    Así, cuando las economías industrializadas comienzan a hablar de la cuarta revolución industrial, en verdad se está pensando en el avance de big data, inteligencia artificial y pronta automatización, que pueden transformar la esencia de las relaciones sociales y económicas. Se discute si no viene una refundación del capitalismo, tal como lo conocemos, o si hemos ingresado en una etapa de declinación de la democracia. Buenos motivos para estar perplejos.
    He aquí un listado de temas centrales que dominan el pensamiento contemporáneo, como también un conjunto de tópicos sobre los que poco o nada sabemos, pero que tienen decisiva influencia sobre el devenir histórico.

    La competencia entre China y EE.UU., el foco geopolítico

    La decisión estadounidense de etiquetar a China como “competidor estratégico” confirma lo que ya no se puede ocultar: los dos países más poderosos del mundo están trenzados en una ferviente rivalidad. El tema ahora es cuán dañina puede resultar la contienda tanto para los dos adversarios como para el resto del mundo.
    El creciente poder político y económico de Beijing plantea grandes desafíos. China es una superpotencia emergente. Estados Unidos es la superpotencia estable. La posibilidad de choques destructivos entre los dos gigantes parecería ilimitada. Sin embargo, ambos están interconectados. Ambos países rivalizan en dos dimensiones: poder e ideología.
    Si no logran mantener una relación razonable de cooperación podrían destruirse no solo mutuamente sino también a todo el mundo.
    Esta combinación de atributos podría recordar al choque con las potencias del Eje durante la Segunda Guerra Mundial o a la Guerra Fría contra la Unión Soviética.
    China es por supuesto muy diferente. Pero también es potencialmente mucho más poderosa. Su creciente poder, económico y político es evidente.
    Los lineamientos de la política exterior estadounidense fueron fundados en un documento escrito en 1950 por el Presidente Harry Truman. Como el documento fue preparado por el National Security Council se lo conoce como el NSC-68. Era la respuesta de Washington al comunismo soviético.
    En su centro estaba el convencimiento de que la mejor manera de preservar los intereses nacionales de Estados Unidos era a través del liderazgo internacional.
    Esta es la piedra basal que Donald Trump está golpeando con una maza.

    La verdadera causa de la guerra comercial con China

    La guerra comercial de Donald Trump con China, además de su indiferencia general hacia el orden multilateral basado en reglas, está generando ansiedad en todo el mundo, sobre todo en Beijing (ya que son los chinos el blanco principal de los aranceles del presidente de Estados Unidos). Pero el comercio no es lo esencial. Lo que está detrás del conflicto comercial es el veloz desarrollo tecnológico chino, en especial en el campo de la inteligencia artificial.
    La comunidad estadounidense de seguridad nacional, por ejemplo, está profundamente preocupada por las posiciones que está ganando China en la carrera armamentista gracias a sus avances en inteligencia artificial y robótica. Mientras sucesivas administraciones estadounidenses, inspiradas en los ideales del mercado libre, dejaron en libertad el accionar de los grandes ganadores en sectores de alta tecnología, Beijing adoptó una estrategia industrial coordinada para que el Gobierno pueda aprovechar la tecnología que necesita.
    Las empresas del sector privado tienen preocupaciones parecidas y ya están buscando acortar las cadenas de suministro. Una intensificación de la guerra comercial con China probablemente acelere este proceso de desglobalización.
    Beijing proyecta ser líder mundial en la tecnología para 2030. La disputa se resolverá con el que mejor sepa manipular los datos. Los algoritmos adiestrados en montañas de datos chinos podrán muy pronto tomar decisiones que afectan profundamente la vida de las personas en Estados Unidos.

    La des-globalización es un tema de seguridad

    Hay un grupo muy amplio de personas en el mundo occidental, tanto en el sector público como en el privado, que vería con buenos ojos que se revirtiera la integración económica entre China y Estados Unidos por razones estratégicas.
    Cuando Donald Trump irrita con nuevos aranceles a los liberales que defienden, justamente, el mercado libre, por lo general los críticos del Presidente estadounidense lo culpan solo a él. “La guerra comercial de Trump”, como se resume, es o bien “una posición negociadora” (la visión optimista, ahora cada vez más muerta con la introducción de aranceles más amplios a China) o la última manifestación de lo que muchos ven como un total desorden de personalidad.
    Señalan las áreas de alta tecnología como inteligencia artificial, robótica, vehículos autónomos, realidad virtual, tecnología financiera y biotecnología como importantes no solo para las fuerzas armadas sino también para el crecimiento del sector privado.

    ¿En que quedó la relación especial transatlántica?

    En una entrevista concedida a The Sun de Londres, el Presidente Trump amenazó con dejar sin efecto un acuerdo comercial con Gran Bretaña. Explicó que Theresa May no prestó atención a sus consejos sobre el Brexit y que si sigue con los planes propuestos, él cancela el acuerdo.
    Así comenzó su visita de cuatro días a Gran Bretaña, lanzando esta bomba diplomática.
    Luego de la entrevista no se hizo esperar la respuesta de los parlamentarios conservadores y laboristas. Los planes propuestos sobre el Brexit a los que alude Trump son los que May hizo públicos poco antes en los que Gran Bretaña se vería obligada a aceptar las condiciones de la Unión Europea para mantener los lazos comerciales con el bloque.
    Si bien es es poco probable que prospere esa propuesta, lo que parece haber indignado a Trump es el relajamiento aparente de May sobre el tema inmigración. En los últimos meses Trump había dicho en repetidas oportunidades que estaba “listo, dispuesto y en condiciones” de firmar un acuerdo. Sin embargo, luego sus funcionarios comerciales se vieron sumergidos en la guerra comercial con China y también en los conflictos con Canadá y México. Ahora dice que May no siguió sus consejos y estropeó el Brexit con su decisión de optar por una actitud más blanda en las negociaciones con la UE. Trump es una persona profundamente resistida en Gran Bretaña. 77% de la población lo rechaza.

     

    Para entender el escenario
    Temas de fondo en versión sintética

     

    Futuro del empleo

    En un campo, están los apocalípticos. Millones de empleos desaparecerán por culpa de las máquinas y los software inteligentes. Puestos que no se cubrirán porque los desplazados no podrán capacitarse a tiempo para atender nuevas actividades. Los mercados colapsarán, el capitalismo quedará herido de muerte, y habrá un par de generaciones perdidas hasta que algún día se encuentre una solución.
    En el otro están los optimistas racionales. Se perderán empleos pero se ganarán muchos otros nuevos, más especializados y mejor pagos. Siempre ha ocurrido así en otras revoluciones industriales, y volverá a suceder. Se trabajarán menos horas, en mejores condiciones, y lo más importante, aparecerán categorías de empleos y actividades que hoy apenas se imaginan. Todo lo que hay que hacer es seguir actualizados y no perder contacto con la velocidad del cambio disruptivo.
    En el medio hay una vasta franja de gente confundida y con mucho temor. No alcanzan a forjarse una idea clara del futuro y sienten aprensiones y miedos por potenciales riesgos que no ven claros.

    Inteligencia artificial

    La mayoría de la gente no está muy familiarizada con el concepto de inteligencia artificial. Cuando en 2017 se preguntó sobre ella, en Estados Unidos a 1.500 líderes empresariales, muchos no sabían con seguridad qué es o cómo podría afectar a sus compañías. Sí sabían que tiene la posibilidad de trastocar los procesos de negocios, pero no veían con claridad cómo la podrían aplicar en sus respectivas organizaciones.
    Y sin embargo, IA es una tecnología que está transformando todos los caminos de la vida. Es una herramienta de amplio alcance que permite a la gente pensar otra forma de integrar información, analizar datos y usar los aprendizajes para mejorar la toma de decisiones.
    Las percepciones y visiones fluctúan en un amplio arco. En un extremo, los que anuncian el retorno de Terminator y de un mundo donde los seres humanos serán esclavos de las máquinas, ya que estas aprenderán a pensar como humanos.
    En el otro, los optimistas con razonamiento que arguyen que las máquinas pueden aprender a hacer muchas tareas, pero nunca a funcionar como el cerebro de un ser humano. Por tanto –dicen– aprovechemos todas las ventajas que nos brindan. Los valiosos testimonios que siguen iluminan estas perspectivas con enriquecedores enfoques.
    Casi todo lo que se dice sobre inteligencia artificial (IA) es o bien exagerado, o bien falso, o bien simplemente la expresión de un deseo o un temor. Se percibe una ansiedad generalizada por un futuro distópico cuando prácticamente no hay motivos para conceder que una IA que supere la inteligencia humana es siquiera plausible.

    La bomba de la deuda global

    Por si no bastara con los efectos que tendrá la guerra comercial en todo el planeta –que serán importantes aún si se lograra detenerla ahora– todavía hay que esperar una combinación letal. Es que la deuda global es un número imponente con tantos ceros que cuesta visualizarla.
    Todo el mundo se endeudó: los hogares, los negocios y los Gobiernos. La estrategia era clara: se cancelarían deudas pagando progresivamente capital e intereses. O en todo caso, si surgían inconvenientes, pidiendo nuevos créditos para cancelar los viejos y empezar de nuevo. Pero el mecanismo funciona si los ingresos aumentan de modo tal que permiten pagar la deuda u obtener nuevos créditos.
    Cuando el mecanismo se traba, deja de funcionar crecen los incumplimientos, las bancarrotas, y el pánico se extiende como una ola veloz.
    Como porcentaje del producto bruto mundial, el aumento de la deuda pasó de 248% a 318% del PBI. En el primer trimestre de este año se incrementó en US$ 8 billones (millones de millones).
    Una guerra comercial puede reducir los ingresos de los países que encontrarán más difícil pagar. El resultado: puede enlentecer la economía global, o peor aún, puede disparar otra crisis financiera incluso peor que la de 2008/09.

    La tecnología cambia el negocio financiero

    Las entidades afrontan el desafío de abandonar el viejo modelo comprador-vendedor por uno de múltiples actores proactivos que compiten desde las plataformas digitales.
    A escala global, los últimos 10 años han aportado un nivel de innovación sin precedentes en el sector financiero, nuevos canales de distribución y nueva tecnología utilizada a nivel de procesos internos que incluyen la automatización de distintas actividades. Sin embargo, de acuerdo con una encuesta desarrollada por KPMG a escala internacional, para los CEO de las principales instituciones financieras el avance de la disrupción tecnológica en el negocio bancario apenas ha comenzado y esperan que la mayor disrupción del sector se observe en los próximos tres años como consecuencia directa de la innovación tecnológica.

    BRICS ante la crisis del orden mundial

    Conciliar los intereses y prioridades nacionales con las obligaciones internacionales sigue siendo un foco fundamental para este grupo. Pero tal vez la pregunta más importante que habría que hacer es cómo va a hacer el bloque para fortalecer su rol y su agenda en un orden internacional que se caracteriza por la fragmentación y la incertidumbre.
    BRICS es, por su naturaleza misma, una construcción imperfecta dado el tamaño y la escala de sus estados miembro. Hay nuevas alianzas entre los cinco integrantes. La Belt and Road Initiative de China es un nuevo factor en el bloque. Hay también subgrupos que juegan un rol importante en la influencia de las lealtades internas y los intereses estratégicos.
    Está la Shanghai Cooperation Organisation que se formó en 2001. Se ve como una organización intergubernamental que se ocupa de energía y seguridad y está formada por China, Rusia y seis repúblicas asiáticas. Se caracteriza por funcionar como contrapeso a la influencia estadounidense en Asia Central. Otros la identifican como un contrapeso al G7, un bloque formado por Estados Unidos, Alemania, Francia, Italia, Canadá, Japón y Gran Bretaña.
    Luego está el bloque de cooperación entre India, Brasil y Sudáfrica. Fue creado en 2003 como una plataforma de cooperación Sur-Sur.
    La cooperación entre Rusia, India y China ya tiene prominencia. En abril de 2016 los ministros de Relaciones Exteriores de cada uno de los tres países se reunieron para tratar la agenda de gobierno global. También se está fortaleciendo la relación entre China y Rusia.

    Noticias del futuro

    Algunos de estos tópicos se insinúan con fuerza. Otros apenas despuntan. Pero sin duda todos ellos reclamarán toda nuestra atención en el futuro cercano.

    • Apple, la primera del billón. Las big tech estaban en una carrera por alcanzar la marca de US$ 1 billón (millón de millones) como valor de la empresa por su cotización bursátil. Apple ganó la carrera. Fue la primera en llegar a ese valor. Google y Amazon le siguen con ánimo de alcanzarla. Muchos analistas alertan que con este valor (superior al PBI de muchas economías importantes) es una amenaza para la libertad y la democracia, por el excesivo valor que tienen estas empresas. Los reguladores de muchos países están alertas.

    • Víctima del conflicto comercial. La moneda de China, el renminbi, está en descenso desde hace varias semanas, culpa del conflicto comercial por los aranceles impuestos por EE.UU. y respondidos de igual forma por Beijing. Puede traer inestabilidad financiera en el sudeste asiático.

    • Japón y la Unión Europea. Atrapados en esa guerra comercial que Donald Trump pretende que sea global, Japón y la Unión Europea se movieron rápido para disminuir los efectos negativos de una contienda de este tipo. Firmaron el acuerdo comercial bilateral más grande que existe en el mundo. Contra el proteccionismo y como campeones del libre comercio. Abarca una geografía que define un tercio del PBI mundial.

    • La deuda interna china. Entre 2004 y 2008 la deuda china era estable. Estaba en 170 y 180% del producto bruto interno. Era importante, pero era manejable. Pero luego vino la tremenda crisis financiera global de 2008/2009. Beijing buscó conjurarla con más inversión que llegó a 12,5% del PBI. Entre 2008 y comienzos de 2018, la deuda total china pasó de 171% a 299% del PBI. Si hubiera una crisis la duda es si será manejable o si tendrá impactos devastadores. Sobre ese país y sobre el resto del mundo.

    • Democracia en retroceso. Una tercera parte de la población mundial vive ahora en un contexto de declinación del sistema democrático. Incluso en Estados Unidos. Una encuesta evaluó la situación en 178 países (más de 3.000 académicos consultados). Hay países que celebran elecciones que están más o menos “arregladas”. Un tercio de la población mundial (2.500 millones de personas) están pasando, con distintos matices, por un proceso de “autocratización”.

    • Fin del consenso global. La idea dominante durante décadas fue una red de alianzas impulsada y coordinada por Estados Unidos, que asegurara la estabilidad global. Ese consenso fue violentado por las recientes decisiones políticas de Donald Trump. Algunos lo atribuyen a la falta de coherencia presidencial. Pero otros analistas advierten que lo mismo piensan algunos personajes importantes en EE.UU. Lo central para esa línea de pensamiento es la prioridad en la economía nacional; relaciones con naciones antes que con instituciones u organizaciones; la creencia en que Occidente es una creación cultural no de valores compartidos; y el resurgimiento de las llamadas “esferas de interés”.

    • La alianza occidental en crisis. La fuerza inspiradora detrás de todas las instituciones de posguerra, desde 1950 ha sido Estados Unidos. La OTAN e incluso la Unión Europea contaron con su decisivo apoyo. Fue en defensa de sus propios intereses. Había que evitar la rivalidad entre Alemania y sus vecinos Francia y Gran Bretaña. Pero a la vez contener el nuevo peligro: Rusia. Hoy, la división entre EE.UU. y Europa es manifiesta. La reciente visita de Trump a los países europeos y su encuentro con Vladimir Putin en Helsinki, lo pusieron de manifiesto. Una grieta que puede agrandarse y convertirse en abismo.