Por Rocío Bravo
Elbio Stoler comenzó a trabajar hace muchos años como empleado en una inmobiliaria. El real estate lo sedujo tanto que decidió abrir su propio emprendimiento dentro del rubro en 2005: Nexo. Fue desde ese lugar que empezó a construir lo que luego se convertiría en ADN Developers. “La empresa nació hace un año y medio como consecuencia de la propia demanda del mercado. Tenía ya muchos edificios construidos bajo la denominación de Nexo y necesitaba darle otro nombre, crear otra empresa y crecer desde otro lugar”, explica el desarrollador.
Según el joven empresario, en aquel entonces se vio atraído por el rubro por la variedad de aspectos que abarca. “Por un lado, la palabra construcción en sí es muy amplia, envuelve una serie de aristas muy positivas. Es impresionante todo lo que se puede generar desde la construcción. Nuestro lema es ‘creamos valor’, y así fue como empecé desde muy abajo, siendo empleado. Creo que cada edificio tiene eso de empezar de cero, algo nuevo, un proyecto que se realiza, que genera mucho trabajo, que demanda creatividad”, enfatiza. “El proceso de construcción implica empeño según el objetivo que se tenga con cada proyecto sean primeras viviendas, familiares, oficinas o torres”.
Elbio Stoler
Desafíos que se convierten en oportunidades
En los comienzos, todo era complejidad. “Tenía ganas e ideas, pero no contaba con dinero, no tenía cómo financiar una obra”, rememora el vocero. “Hubo que encontrar la forma de concretar esas ideas. Para hacer mi primer edificio tuve que convencer a un propietario de que ponga su terreno a cambio de unidades y luego salir a vender el resto para ir financiando la obra. Ese mismo mecanismo lo fui replicando en otras obras, a través de fideicomisos y sociedades, y luego sí, con el tiempo, fui adquiriendo otros recursos que me permitieron financiar proyectos más ambiciosos”.
Para Stoler, también fue necesario asociarse y nutrirse de profesionales del rubro. “Estudié marketing y me recibí de martillero público, pero hoy ya me considero un poco arquitecto, un poco contador, un poco abogado”, cuenta.
Por supuesto, hubo otros obstáculos. Tal vez el mayor de ellos tuvo que ver con la coyuntura del país y sus complejidades en términos económicos. Algo que se ha mantenido en el tiempo y sigue siendo lo que, de alguna manera, complejiza la evolución de este sector. “Hoy tampoco hay ayuda bancaria para proyectos de este tipo. En el momento en que nació esta empresa, la financiación tenía que ser propia y ahora también”.
Frente a este contexto, la clave ha sido ir logrando una buena reputación y credibilidad en el tiempo. Eso, impulsado por el hecho de que los inmuebles parecen seguir siendo la mejor manera de invertir, ha hecho que ADN crezca y se consolide en el tiempo. “El refugio de ahorro que han tenido siempre los argentinos fue el dólar o la propiedad. En el caso de la divisa, hay una depreciación mundial, cada vez pierde más valor. Y eso no sucede con los inmuebles. Entonces, es más atractivo para el inversor poner su dinero en ladrillos y no en dólares”, explica. “Mientras las propiedades sigan en su curso normal de crecimiento esto seguirá sucediendo. La Argentina, si bien se fue acomodando a los valores mundiales, sigue siendo barata comparada con otros países de la región”.
Acceso al crédito: el gran desafío
De acuerdo con el fundador de ADN Developers, el crédito es fundamental para el crecimiento, no solo del rubro, sino para el país, porque la construcción moviliza, directa o indirectamente, muchos sectores. “Creo que el auge de los créditos para acceder a la vivienda ha sido beneficioso para el sector en general. Si bien nosotros desarrollamos otro tipo de propuestas el cambio es positivo porque tiene un efecto rebote. Se vendieron muchas unidades chicas a través de créditos UVA y quienes venden ese tipo de departamentos, luego compran unidades más grandes”.
Vinculado con lo anterior, cuenta el desarrollador, “creo que hoy hay una confianza jurídica más positiva que en gestiones anteriores y eso genera que cierto ambiente socioeconómico esté más tranquilo a la hora de invertir”. Sin embargo, “si no hay un acompañamiento a la necesidad real hacia la gente que quiere comprar su primera vivienda, nos vamos a quedar solo en las edificaciones premium. Y, para que esto sea sostenible en el tiempo, también tiene que tener movilidad lo otro. Es el efecto rebote del que hablábamos”.
Construir en tiempos modernos
Hace tiempo que el lugar donde uno vive ha pasado a ser lo que antes era el club, la quinta o el country. “Hoy los edificios con amenities, de alguna manera, reemplazan los clubes de barrio. Es por eso que tratamos de que nuestros desarrollos tengan pileta, gimnasio, espacios verdes y de recreación. Esto es algo que el mercado exige cada vez más y valora por sobre los que no ofrecen este tipo de particularidades”, destaca Stoler.
Desde el punto de vista de la construcción y los materiales, el cambio de código de planificación va a permitir una actualización necesaria. “Estábamos un poco atrasados en este aspecto, con exigencias que ya no tienen tanto sentido. En otras partes del mundo se construye con materiales más nobles, que agilizan y simplifican los procesos de construcción, sin descuidar la calidad y fortaleza de una obra tradicional. También el nuevo código busca simplificar el tema de los permisos y digitalizar los procesos. Todo con el mismo fin, hacer más ágiles y veloces los procesos”.
En línea con ello, Argentina está empezando a tener fuerza en lo referido a arquitectura sustentable. “Lo que falta son reglamentaciones que obliguen a construir de determinada manera”, remarca el ejecutivo. “Hay muchas cosas que se pueden hacer sin demasiados cambios en términos de costos para la construcción. Nosotros lo hacemos y hay cierta conciencia social que se va dando, pero no todos lo hacen. Aún falta una campaña y una concientización al respecto. El cliente todavía no lo valora, pero creo que, de a poco, eso se irá revirtiendo. De todas formas, si no hay leyes que obliguen a las empresas a hacer construcciones sustentables, no lo harán porque el constructor lo que busca es minimizar costos. En nuestro caso es distinto porque hacemos obras para clientes ABC1. Desde ADN estamos mirando la forma de poder ser parte de las edificaciones sustentables, porque es lo que viene y a la larga será obligatorio. Hoy usamos demasiado cemento, ladrillos y eso se podría cambiar. Hay países que ya lo hacen, usan otros recursos, otros materiales”.
Algo que también distingue a ADN es la construcción de viviendas más amplias, de tres y cuatro ambientes; esto a pesar de que el inversor, en general, se inclina hacia las unidades chicas.
Más allá del atractivo palermitano
Si bien la desarrolladora está muy identificada con obras en Palermo, desde hace años se ha orientado a localizar oportunidades en otros barrios de la ciudad que también muestran cierto potencial, sobre todo su cercanía a Palermo y sus accesos. Es el caso de Almagro, Villa Crespo o incluso Paternal, donde hoy tiene en desarrollo un edificio de viviendas chicas en Juan B. Justo y San Martín. “Fuimos a esa zona cuando se anunció la obra del Metrobus de San Martín, cuando el de Juan B. Justo ya tenía varios años funcionando”, cuenta el fundador de la firma.
Además la empresa tiene hoy otros proyectos en proceso, como el de la calle Juan Francisco Seguí –un edificio con pisos y semipisos con dependencia–; un complejo de dos edificios de 15 pisos en torre sobre la avenida Córdoba, ubicado entre Palermo y Villa Crespo; otro en Salguero y Beruti; y otro en Scalabrini Ortiz, por nombrar los más destacados.
Entre estas propuestas se destaca también A Place, un edificio destinado a la renta temporaria para turistas extranjeros, que se encuentra en la esquina de Av. Córdoba y Florida.
Además, de cara al futuro, la empresa está comenzando a incursionar en el desarrollo de edificios de oficinas, una tendencia que también va ganando terreno sobre todo en barrios y corredores que tal vez años atrás no estaban asociados a este tipo de emprendimientos.
Ser empresario en la Argentina
Elbio Stoler “se hizo de abajo”, al empezar como empleado, para pasar luego a tener una pequeña empresa y, más adelante, llegar a ser el dueño de ADN Developers, una empresa con más de 20 empleados directos y otros cincuenta indirectos. Y la idea es seguir creciendo, para abarcar cada vez más ámbitos de la construcción, según indica el vocero. “Ser empresario en Argentina es difícil en cualquier sector porque las condiciones sociales y económicas son inestables –comenta–. En la construcción puntualmente, manejamos dos monedas todo el tiempo, las devaluaciones, la inflación, el cepo, son todas variables que hacen que vivamos haciendo malabarismo y corriendo grandes riesgos porque las inversiones son muy grandes. Pero estoy orgulloso de lo que logré. Creo que el empresario cumple una función social dentro de un país y estoy orgulloso de serlo”, concluye.