Cómo es y cómo será la industria automotriz

    Por Leandro Africano

     

    La primera parte de esta investigación a fondo de Mercado es sobre un conflictivo presente, que hereda pendientes del pasado reciente.
    Nadie olvida los dramáticos momentos vividos con el polémico rescate a las automotrices en 2008-09. En Estados Unidos estuvieron pensados solo para salvar a General Motors y Chrysler, dos pilares de la industria estadounidense. En realidad, aquel enorme paquete de ayuda financiera de US$ 80.000 millones pretendía también asegurar la supervivencia de una enorme cantidad de proveedores que giran alrededor de las automotrices. Esos proveedores representan casi 60% del empleo en fabricación de vehículos en Estados Unidos y 1,5% del PBI, según datos del Informe 2015 del Center for Automotive Research. Aun con el auxilio financiero, más de la cuarta parte de los proveedores de autopartes cerraron sus puertas dejando en la calle a cientos de miles de personas. Pero las que sobrevivieron, salieron fortalecidas de la crisis. Cuando las ventas de automóviles pasaron de 11,9 millones en 2010 a más de 17 millones en 2015, la rentabilidad creció en la misma proporción.
    Hoy, menos de una década después, la industria automotriz y sus proveedoras deben tratar de sobrevivir a otro período de cambios importantes. Pero esta vez, la disrupción no viene de afuera sino de adentro, motivada por cambios estructurales que alteran el cálculo de rentabilidad y decidirán en última instancia cuáles van a ser las que sigan dominando, cuáles verán reducirse su relevancia y cuáles van a desaparecer. 
    Los proveedores afrontan tres cambios fundamentales. El primero y más inmediato es que el mapa de las ventas globales está cambiando. Más de dos tercios del crecimiento de las ventas en los próximos dos años tendrá lugar en las regiones y naciones emergentes, como China, India y Sudeste Asiático. De modo que luego de muchos años de centrar sus operaciones en Norte América y Europa, los fabricantes de autos y sus proveedores van a tener que repensar sus estrategias de productos, sus estructuras organizacionales y la ubicación de sus centros de investigación y desarrollo, fábricas y operaciones de posventa. 
    En segundo lugar, mientras la industria se esfuerza por cumplir con las regulaciones de aire limpio y millaje, las automotrices se inclinan rápidamente hacia los proveedores que desarrollan controles de emisiones económicos y tecnologías alternativas para sistemas de propulsión. Finalmente, a medida que los autos estén cada vez más conectados digitalmente, más autónomos e interactivos con los conductores, los fabricantes buscarán equipos y software para mejorar la seguridad y el disfrute del conductor: estacionamiento automático, posibilidades de auto-navegación e infotainment basado en la web.

     

    Las sorpresas del porvenir

    La segunda parte del informe es sobre el futuro. Sobre cómo será la industria automotriz en cinco o 10 años. Coches eléctricos, a batería; coches sin conductor; coches que tienen tantos devices incorporados que parecen una computadora con cuatro ruedas. Coches fabricados de manera distinta.
    La revolución es tremenda. Autos eléctricos, autónomos, ecológicos y sistemas digitales que reemplazan al taxi tradicional. Todo eso hace pensar que para mediados de siglo el transporte será irreconocible.
    Demasiados cambios simultáneos están ocurriendo en la industria automotriz como para que se pueda pensar que aquel modelo inventado por Henry Ford siga vigente mucho tiempo más.
    Por ahora, la electrificación, los autos con conducción autónoma que prescinde del conductor humano, los servicios compartidos, Internet de las Cosas, la robotización, la fabricación en 3D son todos desarrollos que van por caminos separados pero que el algún momento no muy lejano van a combinarse. En esa circunstancia la industria automotriz, tal como la conocemos, habrá desaparecido. Todos los desarrollos que acabamos de mencionar son, por ahora, tecnologías independientes que están lejos de la masificación debido a su alto costo.
    Pero con el ritmo intenso de los avances es intenso no es impensable que sea bastante pronto el momento en que todo converja, se abarate y se masifique.
    ¿Qué pasará entonces con la industria automotriz? Habrá formas diferentes de producir, comprar, usar y descartar vehículos. Se acabará el papel dominante que han tenido las grandes fábricas de automotores desde sus inicios hasta ahora. La competencia aparecerá –de hecho ya apareció– desde el sector tecnológico y no tardará en obligarlas a entrar en terrenos desconocidos a hacer actividades que no dominan. 

     

     

    En sintonía con el Gobierno

    La industria automotriz busca su modelo ideal

    Luego de un año en el sube y baja, el mercado automotor se proyecta para los próximos meses con mejores ventas y producción estable. La dependencia de Brasil sigue siendo un obstáculo para el despegue pero hay fuertes apuestas al consumo interno y la ley de autopartistas será un eje central de mejores perspectivas.

     

    Por Leandro Africano


    Enrique Alemañy

     

    Incluso el Gobierno anunció sus deseos de alcanzar la producción de 1 millón de autos para 2023 con la creación de 30.000 nuevos empleos. En diálogo con Mercado, seis máximos representantes de las terminales ofrecen su visión del negocio y trazaron las perspectivas de una industria que es parte central de la economía argentina.
    Hace apenas unas semanas el presidente Mauricio Macri encabezó el acto de lanzamiento del plan “Un millón de vehículos” en el marco de un acuerdo productivo que prevé inversiones mayoritariamente privadas por US$ 5.000 millones hasta 2019. Allí pidió el “compromiso de todos por la competitividad” y anunció un acuerdo con el sector automotor que promoverá la creación de 30.000 puestos de trabajo, el fortalecimiento de ese sector y su cadena de valor, para alcanzar una producción de un millón de unidades por año.
    “Queremos que las autopartistas sean parte de la cadena global de la cadena de valor. Queremos exportar 35% de la producción de automóviles extra Mercosur, que es algo que nunca hemos logrado”, señaló Macri durante el anuncio. Asimismo, explicó: “Y eso además repercute en que los argentinos puedan acceder a algo tan preciado como el automóvil a precios comparables con economías similares a la nuestra, que es lo que todos queremos”.
    El acuerdo tiene como objetivo alcanzar las 750.000 unidades en 2019 y un millón de vehículos en 2023, y que se analice la carga tributaria en toda la cadena de producción, la utilización de biocombustibles y los reintegros a las exportaciones. Además, se destaca las intenciones de aumentar la integración de autopartes producidas localmente a 35% para 2019 y a 40% para 2023 y diversificar los mercados de exportación, con el fin de vender al menos 35% de la producción a destinos extra Mercosur.
    La diversificación de las exportaciones evitaría la dependencia que tiene la Argentina del mercado brasileño, adonde envía 80% de sus ventas al exterior. El sector privado se comprometerá a desarrollar inversiones, que según se estima en el mercado, serán de US$ 5.000 millones hasta 2019, especialmente las orientadas a la producción de vehículos nuevos y exclusivos. Por el lado del empleo se realizarán cursos de capacitación y la promesa de disminuir el ausentismo al 5% para 2019 y al 3% para 2023, junto con la 30.000 nuevos puestos de trabajo.
    Para lograr estas metas, el Gobierno tomará el compromiso de mantener operativa la Ley de Autopartes; brindar financiamiento específico para el desarrollo de inversiones en el sector autopartista y establecer un nuevo marco arancelario para la comercialización de vehículos híbridos y eléctricos. También, avanzará en las negociaciones para la apertura de nuevos mercados y en analizar posibles acciones sobre las etapas de comercialización para optimizar el proceso de formación de precios al público.


    Daniel Herrero

     

    Coincidencia con el sector

    Acordadas o no con las terminales automotrices, estas palabras están calcadas, casi con la precisión de los signos de puntuación y el orden de prioridades, de lo que sugieren las empresas que fabrican automóviles en la Argentina. Al menos eso se desprende de las conversaciones que mantuvo Mercado con los principales directivos de las terminales. El anuncio presidencial fue, sin lugar a dudas, música para sus oídos.
    Los primeros datos relevantes para analizar la coyuntura del negocio es que la producción automotriz ascendió en 2016 a 472.776 unidades, 10,2 % menos respecto de las 526.657 que se fabricaron en 2015, según el informe elaborado por la Asociación de Fabricantes de Automotores (Adefa).
    Con relación a las ventas al exterior, en el acumulado del año 2016, se registraron 190.008 vehículos, 20,8% menos que en 2015 cuando se llegó a las 240.015 unidades. Por el lado de las ventas mayoristas, a concesionarias, Adefa indica que, con un total de 721.411 vehículos comercializados entre enero y diciembre de 2016, hubo una suba interanual de 22,9%.
    “El año pasado fue un periodo de transición en el cual pudimos avanzar y trabajar en conjunto con las nuevas autoridades en la implementación de medidas económicas y administrativas que marcaron la agenda del sector y permitieron corregir algunas distorsiones y limitaciones en la operatoria de esta industria”, explicó Luis Ureta Sáenz Peña, presidente de Adefa. Pero lo cierto es que la industria argentina poco puede hacer frente a la caída sostenida de la demanda por parte de Brasil que se tradujo en 2016 en la pérdida de 1.600.000 unidades en el mercado interno del país vecino.
    El sector automotor actualmente comprende a 85.000 empleados directos y, según se desprende de los anuncios de los últimos meses que hicieron las terminales, está listo para recuperar terreno. Las principales compañías que fabrican en el país anunciaron inversiones por US$ 2.360 millones, que se destinarán a la modernización de sus plantas y la incorporación de nuevos modelos, apuntando tanto al mercado interno como a la búsqueda de nuevas plazas internacionales. A diciembre de 2016 se producían en el país 22 modelos de automóviles, que corresponden a 10 marcas: GM, PSA (Citroën y Peugeot), Volkswagen, Toyota, Renault, Fiat, Mercedes Benz, Honda y Ford. En este contexto, media docena de automotrices anunciaron inversiones para incrementar su producción e incluso sumar algún modelo.
    Las motivaciones de estos anuncios tuvieron esencialmente relación con varias cuestiones que despertaron optimismo entre las automotrices: el fin del cepo al dólar, la eliminación de la prohibición para girar dividendos, la quita del impuesto interno, un nuevo acuerdo con Brasil (acordaron una prórroga del Pacto Automotor Común –PAC– hasta el 30 de junio de 2020) y la ley de desarrollo del sector autopartista.


    Antonio Filosa

     

    Fiat, en primera fila

    Una de las apuestas más grandes corresponde a Fiat, que anunció un desembolso de US$ 500 millones, para seguir con la fabricación de su Fiat Palio y comenzar la producción de otro vehículo del que aún no han dado mayores detalles, aunque se sabe que será uno del segmento B+. La producción en serie del nuevo modelo está prevista para la segunda mitad de 2017 y se prevé un volumen de más de 100.000 vehículos al año.
    También Renault hizo anuncios: con una inversión de US$ 100 millones, la compañía francesa que fabrica los modelos Fluence y Kangoo en la Argentina y hasta hace poco tiempo el Clio agregará nuevos modelos. Se estima que en los próximos meses comenzará la producción local de los modelos Logan, Sandero y Sandero Stepway. Volkswagen también definió una inversión de US$ 100 millones en sus plantas de Pacheco y Córdoba con el objetivo de modernizar la maquinaria y elaborar nuevos moldes y matrices.
    Por su parte, Ford, que produce en el país la nueva Ranger y Focus, ya tenía previstos inversiones por US$ 220 millones que son destinados a la Ranger y a la actualización de la plataforma del Focus. En Toyota concretaron una inversión de US$ 100 millones, apuntando a una nueva línea de motores y a la localización de partes que hoy se importan. El resto de los desembolsos corresponde a Nissan, GM y PSA.
    En diálogo con Mercado, el presidente de Ford Argentina Enrique Alemañy, explicó que “el año pasado terminó mejor de lo esperado con una suba de 8% en ventas. Esto generó buenas expectativas en la industria a pesar de la contracción del mercado brasileño, principal destina de nuestra producción. Pero hoy estamos planificando aumentar la producción en nuestra planta de Pacheco en la provincia de Buenos Aires para este 2017 y nos proyectamos como una compañía que gane escala, asegure la calidad de sus productos e introduzca más procesos autónomos en sus líneas de producción”.
    Alemañy destacó tres hechos muy importantes que le permitieron a la compañía atravesar el 2016 y definir mejores expectativas para este año: la disponibilidad de dólares a partir del fin de cepo cambiario, una estratégica campaña por parte de las concesionarias para vender los productos y la sanción de la ley de autopartismo que permitió planificar con un mejor horizonte la producción en el mediano y largo plazo. “El desafío hacia adelante es ser creativos en el agregado de valor para nuestros productos”, puntualizó el ejecutivo.
    Por su parte, Daniel Herrero, presidente de Toyota Argentina, señaló que la compañía “tuvo una producción récord y un crecimiento interanual de 15,6% en el volumen de ventas. La planta de Toyota en Zárate alcanzó una producción de 97.768 unidades, de las cuales 60% (58.258 unidades) se destinaron a mercados de exportación en América latina. En el mercado interno se patentaron 76.100 vehículos, lo que significa 10,7% de participación”.
    El año pasado Toyota inauguró las obras de ampliación de la planta de Zárate –que dejó una capacidad instalada de 140.000 unidades– y según las palabras de Herrero “en 2017 el objetivo es la consolidación de Toyota Argentina como base exportadora para toda América latina”. En la compañía de origen japonés han cubierto la retracción de Brasil con otros destinos de exportación de Latinoamérica, lo que le permitirá reemplazar en estos mercados los vehículos Hilux y SW4 que actualmente están siendo abastecidas desde Tailandia.


    Pablo Di Si

     

    Líder en patentamientos

    Volkswagen Argentina ostenta el record de ser la marca líder en cantidad de patentamientos de los últimos 13 años. “Nuestras compañía ha demostrado ser eficiente y productiva, hay que buscar ahí una de las razones de nuestro liderazgo. Actualmente estamos en el proceso de completar nuestra gama de productos, recomponer la oferta de modelos y elevar nuestro perfil”, explica Pablo Di Si, CEO de Volskwagen en Argentina.
    La compañía de origen alemán tuvo una retracción de 11% en la producción y un aumento de 6% en ventas durante 2016. Desde la perspectiva del ejecutivo, las dos cifras deben mejorar en 2017. “Estamos en un momento de la industria donde no nos podemos quejar pero sí podemos planificar nuestra actividad para los próximos años. En este sentido la ley de autopartismo fue fundamental y ahora nos queda el desafío de generar y defender una cadena de valor más fuerte.
    En Renault Argentina parten de un diagnóstico similar al elaborado por estas terminales automotrices y apuestan por una gran recuperación en 2017. “Hace pocos meses comenzamos la fabricación local de los modelos Logan, Sendero y Sendero Setpway en nuestra planta de Córdoba y creemos que esta hito nos permitirá mejorar aun nuestra buena performances de 2016 donde alcanzamos 16% de participación de mercado en el segundo semestre”, explicó Luis Fernando Peláez Gamboa, presidente y director general de Renault Argentina.
    Gran parte del optimismo de Gamboa radica en el anuncio de inversión que la compañía hizo el año pasado, de US$ 100 millones para la fabricación de un nuevo modelo en su planta de Córdoba. “La caída de ventas en Brasil hirió a nuestra industria pero tenemos la obligación de reorientar la mirada de nuestro negocio y planificar la producción. En nuestro caso pusimos foco en tres frentes centrales: invertir en nuestra planta para lograra la automatización de más procesos productivos; apoyarnos en la ley de autopartismo que nos posibilita una mejora integración competitiva con muchos proveedores; y en buscar mejoras en la logística de nuestros productos. En Renault estamos convencidos de que ser competitivos depende de nosotros”.
    Antonio Filosa asumió el cargo de director general de FCA (Fiat Chrysler Automobiles) en agosto de 2016, justo cuando la industria estaba dejando atrás números negativos de venta para encaminar el año hacia una mejora con relación a 2015. “Este año tenemos que capitalizar el momento positivo de ventas que registra el mercado. Nuestra inversión de US$ 500 millones anunciada el año pasado tiene relación con este objetivo. Este desembolso será utilizado para producir un nuevo modelo en la planta de Córdoba”, explicó el ejecutivo en diálogo con Mercado.  
    Desde el punto de vista de la producción de automóviles, la compañía está enfocada en mitigar la distancia de competitividad que separa la planta en la Argentina de otras fábricas en el mundo.
    “Sin lugar a dudas la ley de autopartismo está en sintonía con este objetivo. Celebramos esta legislación que nos permite mejorar nuestra competitividad. Se sabe que del 100% del costo de la fabricación de un auto, 11 % pertenece al costo de transformación (fabricación), 85% al costo de materiales y el resto es logística y promoción, entre otras variables. Nosotros podemos mejorar el costo de fabricación con inversión de tecnología, pero para hacer más eficiente el costo de fabricación necesitamos trabajar en conjunto con los gobiernos para que la materia prima logre mejores precios”, detalló Filosa.
    En este marco, la industria automotriz en la Argentina atraviesa un momento de transición donde no faltan las buenas perspectivas, pero están a la vez latentes grandes obstáculos. Por el impacto en el PBI y por la demanda de mano de obra, es una industria que en América latina es solo comparable a la de Brasil y México, dato estadístico que permite entender porque un suspiro de las terminales afecta directamente en la economía.
    Por otro lado, el año pasado se demostró que las ventas pueden tener un camino independiente de la producción, fundamentalmente con la mayor importación, con los riesgos que eso implica. De esta manera, en la cabeza de los ejecutivos se debaten los proyectos para lograr que sus terminales fabriquen más automóviles para nuevos mercados con precios competitivos, pero a la vez tienen que mejorar las ventas locales. Es un delicado equilibrio que cada tanto la coyuntura ayuda a lograr, pero que pocas veces colabora para mantener.

    Luis Fernando Peláez Gamboa

     

    Autopartes nacionales

     

    En 2016 se aprobó una ley que reunía los proyectos de fomento a pequeñas y medianas empresas, y a la producción nacional de autopartes. En líneas generales la nueva legislación propone serie de beneficios impositivos y crediticios para pymes y fábricas automotrices que utilicen autopartes de producción nacional.
    El proyecto de incentivo para la producción local de autopartes contempla la entrega de un bono de crédito fiscal para las automotrices, que variará de acuerdo con la cantidad de piezas nacionales que utilicen en el ensamble de cada vehículo, ya que el propósito es que se incremente de 20 a 30%.
    La iniciativa propone así un “Contenido Mínimo Nacional”, que las automotrices deberán cumplir en la fabricación de sus productos y que será de 30% en automóviles y utilitarios, 25%  en vehículos comerciales livianos, camiones y ómnibus, y 15% para motores.
    Además, establece que en caso de una crisis en una empresa que perciba los beneficios impositivos contemplados en la nueva norma, y que la obligue a reducir el personal, se conformará una comisión entre el Gobierno, los directivos y el gremio con personería jurídica para discutir una solución.
    Entre otros puntos destacados de la legislación, propone beneficios impositivos para el sector como la eliminación de la Ganancia Mínima Presunta y la deducción de un 10% de las inversiones del monto del Impuesto a las Ganancias. También les permite a las pymes pagar el IVA a los 90 días y apunta a facilitarles el acceso al mercado de capitales, permitiendo que las SRL puedan emitir obligaciones negociables,  entre otras medidas.

     

    Importaciones vs exportaciones

     

     

    En el primer bimestre del año, siete de cada 10 autos que las terminales despacharon, a toda la red local de concesionarios, fueron importados. Al analizar las ventas minoritas, también se observa un fuerte avance: entre enero y febrero, 64% de las unidades patentadas provinieron del exterior. Esto significa que los modelos brasileños –y, en menor medida, mexicanos y asiáticos– son lo que ganan presencia en las calles de la Argentina. Uno de los argumentos que ofrecen los directivos de las compañías es que Brasil, el tradicional sostén de la industria nacional y que en épocas de bonanza llegó a adquirir poco más de la mitad de la producción total, desde hace dos años que no tracciona. 
    La demanda interna hoy está ayudando a vender más pero no necesariamente a producir más. 
    Básicamente porque el grueso de la oferta que alimenta los patentamientos está siendo abastecido con autos importados, en su mayoría de Brasil, economía que enfrenta la peor recesión de su historia y que ve en la Argentina la oportunidad para colocar los vehículos que no encuentran compradores en su propio mercado. 
    Entre enero y febrero, de las casi 120.000 unidades que las terminales despacharon a su red de agencias, más de 83.000 provinieron de Brasil, México, Asia y otros mercados. Esto representó un salto de casi 30% respecto de igual lapso de 2016. Y como contrapartida, apenas 35.000 autos vendidos a los concesionarios fueron de producción nacional, con una caída interanual del 5%. 
    Con los vehículos de fabricación local en baja, la participación de los importados se consolidó: pasaron de representar poco más de 63% en 2016 a casi 70,5% en la actualidad. Según datos del mercado, el dato trascendente es que se trata del valor más elevado en más de una década. 
    Como consecuencia de este dinamismo, el rojo que generan las terminales también se disparó: en el primer bimestre ya alcanzó US$ 1.290 millones, un salto de 200% respecto de US$ 400 millones del mismo período del año anterior.

     

    Los más vendidos

     

    Según la Asociación de Concesionarios de Automotores de la República Argentina (ACARA) el modelo más vendido durante 2016 no fue un automóvil, sino un comercial liviano: la pick-up Toyota Hilux, el vehículo estrella del sector agropecuario. Con 31.964 unidades, la 4×4 de la automotriz japonesa superó en ventas por casi 3.000 unidades al auto de pasajeros más demandado. La Hilux, que lleva al menos una década de liderazgo en el segmento argentino de las pick-ups, batió todos los récords el año acaba de culminar. El segundo lugar lo ocupó el Fiat Palio, con 29.109 unidades y un fuerte flujo de operaciones a través de planes de ahorro. El podio lo completó el Volkswagen Gol Trend, con 26.856 vehículos vendidos. Este es el ranking de los modelos más vendidos en 2016:

     
    1- Toyota Hilux (31.964 unidades)
    2- Fiat Palio (29.109 unidades)
    3- Volkswagen Gol Trend (26.856 unidades) 
    4- Renault Clio Mio (25.377 unidades)
    5- Toyota Etios (23.898 unidades)
    6- Chevrolet Classic (22.249 unidades)
    7- Ford Focus II (21.597 unidades)
    8- Ford Fiesta Kinetic (19.428 unidades)
    9- Ford Ecosport (19.2174 unidades)
    10- Peugeot 208 (18.959 unidades)