Este será el escenario con el que se encuentre el próximo Gobierno –quienquiera que sea que gane las ya cercanas elecciones presidenciales–: habrá una maraña de problemas para desenredar y atender. Pero no todo se puede atacar a la vez. Hay que fijar prioridades.
Esa es la razón de la investigación que aborda Mercado con la invalorable colaboración de CIPPEC (Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento), expertos en el diseño y formulación de políticas públicas y el think tank más prestigioso del país.
La esencia y la meta de este ambicioso proyecto es determinar cuáles son las prioridades del desarrollo argentino.
Hay cinco capítulos previstos:
• Calidad educativa.
• Primera infancia.
• Calidad institucional.
• Infraestructura.
• Perspectivas fiscales.
Sobre estos temas centrales en esta instancia, se pondrá foco en la próxima edición de julio.
Un propósito adicional es contribuir a la existencia de un serio debate electoral, empeño en el que CIPPEC está empeñada, con ayuda de otras organizaciones. Propósito al que nos sumamos, aunque justo es decirlo, con pocas esperanzas de éxito.
Lo que es penoso. Un año electoral es una gran oportunidad para pensar, discutir y diseñar el rumbo estratégico del país y las mejores propuestas para alcanzarlo.
Las diferencias ideológicas entre el Gobierno y la oposición, o entre los partidos, y su traducción a las orientaciones de política son una parte central del proceso democrático. La propia democracia gana en calidad cuando los disensos se explicitan y se transforman en deliberación. Hace falta aportar información para abrir o enriquecer las discusiones.
El modelo sustentable
El debate intenso del momento es si las empresas deben cambiar el modelo de negocios para lograr crecimiento global con desarrollo sustentable, sostenible en el tiempo.
El impacto de big data y otros avances tecnológicos revelan la posibilidad de ser más eficientes en el uso de los recursos.
En la manera de concebir la actividad industrial y las tareas productivas se está experimentando un cambio revolucionario. Mientras el capitalismo se aleja cada día más de la época en que se hacían cosas que dañaban la naturaleza, el mantenimiento del medio ambiente va adquiriendo la misma importancia que la producción. Estos cambios van encaminados hacia lograr una nueva economía donde el concepto de crecimiento se despegue de las limitaciones de recursos. Es inevitable considerar: la prodigiosa velocidad del aceleramiento histórico; el inmenso poder transformador de la tecnología; la transformación del mundo del pensamiento, y la necesidad de repensar el capitalismo en la era de la sustentabilidad.
Por eso, como lo hace Mercado cada año, también en la próxima edición de julio habrá amplio espacio a revisar el estado del debate global y de la experiencia local en materia de crecimiento sustentable. Es que la sustentabilidad se ha convertido por su propio peso en un capítulo abarcativo de la temática de la responsabilidad social empresaria.
Será necesario explicar cómo haremos para alimentar a un mundo con 9.000 millones de habitantes en unas pocas décadas. Cuántas revoluciones verdes deberemos presenciar. Si se podrá hacer preservando el ambiente y la salud de la población, sin contaminar. Las estrategias que se decidan hoy, definirán cómo se enfrentará en 2050, un aumento de 60 % en la demanda de alimentos.
Las ideas que están sobre el tapete: fuerte incremento de las poblaciones con incorporación de importante cantidad de habitantes al consumo, cambiando sus hábitos tradicionales. La necesidad de preservar el medio ambiente y los recursos naturales. Además, la producción de biocombustibles que reduce la disponibilidad de alimentos.
Por si fuera poco, preocupación creciente, en particular en los países desarrollados, por las características de los alimentos que deben ser “sanos” a juicio de los consumidores, y también por el cambio en los hábitos de consumo donde, por diversas razones, cada vez se producen más alimentos listos para su consumo inmediato en bandejas y envases de diverso tipo.
La Argentina no puede ser ajena a este debate. Su peso en la producción de alimentos la obliga a prepararse para los cambios que se están produciendo.