Así lo revela un reciente estudio de Booz & Company sobre el tema que concluye que la experiencia recogida en esa zona del planeta podría servir de ejemplo para otras regiones en vías de desarrollo.
En la mayoría de las naciones desarrolladas, las iniciativas de Responsabilidad Social Empresaria giran alrededor de temas como sustentabilidad ambiental, energía alternativa, tecnología limpia y bienestar social. Casi siempre las empresas emprenden esas actividades para conquistar los sentimientos de los consumidores.
Pero en la región que abarca Medio Oriente y África del norte (MENA según siglas inglesas), la RSE se está convirtiendo en algo fundamentalmente diferente.
La falta de empleo es dramática en la región (como ocurre también en otras regiones en desarrollo con poblaciones jóvenes). Solo Medio Oriente tiene que crear 75 millones de empleos para 2020 –43% más que en 2011, según el World Economic Forum (WEF)–. Si no logran dar empleo a gran cantidad de personas, especialmente jóvenes, podría haber serias consecuencias en términos de inestabilidad social y actividad económica perdida, advierte el WEF. Por el contrario, una creación de empleo fuerte y sostenida genera una actividad económica sólida y estabilidad política creando un círculo virtuoso de crecimiento.
Pero a criterio de Ramez T. Shehadi y Mounira Jamjoom, los dos especialistas de Booz & Company a cargo de este estudio, la responsabilidad de generar todo este crecimiento de empleo no puede ni debe recaer a los pies de los empleadores tradicionales, o sea las grandes empresas privadas y estatales. Según ellos, una de las debilidades estructurales de los países en desarrollo es su excesiva dependencia de unas pocas empresas para llevar adelante la economía y absorber el empleo. Para diversificar la economía, hacerla más resistente y poner más personas a trabajar, esos países necesitan una actividad más robusta entre las pequeñas y medianas empresas, que forman la espina dorsal de la estabilidad económica y creación de empleo en el mundo desarrollado.
En Alemania y Francia, por ejemplo, las Pyme representan 60% y 61% del empleo respectivamente. En Arabia Saudita y Egipto, representan solo 25% y 38% de los puestos de trabajo respectivamente. En Gran Bretaña, Estados Unidos, Alemania y Francia, las Pyme aportan algo más de la mitad del PBI, mientras que en Arabia Saudita y Egipto, la contribución es apenas de 25% y 33%, respectivamente.
Cómo pueden ayudar las empresas
Tanto los Gobiernos locales como el sector privado en Medio Oriente advierten cada vez con más claridad que les conviene allanar el camino para la creación de Pyme y ya están comenzando a actuar en esa dirección por interés propio. Por ejemplo, el Ministerio de Trabajo en Arabia Saudita ha identificado 365 iniciativas como parte del proyecto “Ecosistema Pyme”. Esas iniciativas incluyen un portal digital que brinda información sobre los requisitos para startups en diferentes industrias, informa sobre la reestructuración del proceso de financiamiento de las Pyme y alienta la creación de aceleradores.
Los aceleradores, que se van popularizando en el Medio Oriente, son programas de corto plazo que por lo general implican financiamiento, capacitación formal y acceso a expertos y mentores que ayudan a desarrollar ideas.
Según el Banco Mundial casi la mitad de los gobiernos en la región del MENA han implementado reformas regulatorias para facilitar la actividad comercial. Esas iniciativas ya muestran algunos resultados exitosos: Un informe emitido por el Dubai Internet City y Frost & Sullivan, por ejemplo, dice que de 2005 a 2011, el número de startups en la región MENA creció ocho veces. Con todo, el ritmo del cambio sigue siendo demasiado lento dada la escala de los desafíos económicos y de empleo que soportará la región en los próximos años. Algunas grandes empresas lo advierten y comienzan a diseñar iniciativas de RSE y emprendimientos en línea con los objetivos de sus gobiernos de crear empleo. Pero la motivación íntima de esas empresas surge, en gran medida, de la comprensión más cabal de sus propios intereses. Todas las compañías grandes dependen de la salud del entorno comercial y laboral, y también necesitan un mercado para sus productos y servicios. Además, un sector Pyme que crea empleo reduce la presión sobre las grandes empresas para que contraten gente que no necesitan, solo para reducir el desempleo.
La ola de iniciativas que fomentan la creación de empleo en la zona MENA es muy nueva y todavía no se aprecian los resultados de largo plazo. Pero el crecimiento de la actividad y la evidencia anecdótica significan, para Shehadi y Jamjoom, que la tendencia podría resultar un pivote fundamental para el desarrollo de capacidades de creación de empleo en la región. Los investigadores identificaron dos áreas donde las empresas privadas ya están actuando para alimentar el ecosistema emprendedor fomentando la creación de empresas pequeñas y medianas: (1) educación y networking, y (2) financiamiento.
Educación y networking
La educación es una categoría muy amplia que va desde inculcar conocimientos financieros básicos hasta enseñar teoría y prácticas comerciales, brindar capacitación práctica in situ y experiencia en startups. En la base de esa educación están los conceptos fundamentales sobre ahorro, presupuesto e inversión. En 2006, SEDCO Holding, una empresa de administración de riqueza privada con sede en Arabia Saudita realizó una encuesta nacional entre 1000 jóvenes saudíes, segmento demográfico que conforma 40% de toda la población, para evaluar sus hábitos. 90% de los jóvenes dijeron que deseaban aumentar sus conocimientos financieros.
Para responder a esa necesidad, la compañía lanzó un programa de alfabetización financiera llamado Riyali, en sociedad con el Ministerio de Trabajo del Estado y la ONG Operation Hope. Riyali se propone llegar a miles de estudiantes en los próximos años.
Otro ejemplo lo brinda el Abdul Latif Jameel Group en Arabia Saudita, que estableció las Abdul Latif Jameel Community Initiatives (ALJCI) en 2003. El actual trabajo en RSE de ALJCI se concentra en la creación de trabajo. Identifica oportunidades de empleo y brinda capacitación además de micropréstamos para financiar emprendimientos. Ya ha creado muchos empleos en la zona MENA, incluyendo Marruecos, Siria y Egipto.
Algunas grandes empresas se suman ahora para brindar información y educación sobre conceptos comerciales más elaborados.
Además de educación y capacitación algunas empresas están comenzando a brindar más soporte financiero a las Pyme. En la conferencia que brindó ante la cumbre 2012 de Global Entrepreneurship en Dubai, Fadi Ghandour, fundador y CEO de Aramex, dijo que las pequeñas y medianas empresas sufren graves impedimentos cuando intentan acceder a capital de los bancos: principalmente tasas muy altas de interés y duras exigencias de garantías. Eso las deja con pocas opciones de financiamiento. Según el informe 2012 del Banco Mundial sobre creación de empleo en el mundo árabe, solo 20% de las Pyme tiene un préstamo o línea de crédito y los préstamos a pequeñas empresas representan solo 8% del total de préstamos que se hacen en el mundo árabe, el porcentaje más bajo del mundo.
Ghandour propuso que las grandes empresas creen redes de inversiones ángel, inviertan para apoyar fondos de capital de riesgo y otras herramientas de inversión y se asocien con bancos para desarrollar servicios de deuda para las Pyme.
Idealmente, algunas de estas actividades van a dar ganancias, pero el objetivo central es crear y sostener un entorno amigable a través del cual florezca el emprendedorismo en la región.
Aunque los autores de la investigación calculan que las grandes empresas van a continuar y también aumentar su promoción del emprendedorismo y creación de empleo en Medio Oriente, el impacto total de sus actividades no se va a sentir hasta que transcurran varios años. Pero ya se ve que las empresas comprenden los problemas de la región y ven dónde están los baches en el área Pyme. Deberán aumentar la cooperación con el Gobierno y con otras empresas para mejorar el ecosistema y fomentar el desarrollo económico. Esto es convertirse en modelo para otras regiones en desarrollo y para multinacionales en busca de programas de RSE en esas regiones.