ESTRATEGIA | Empresas
Por Leandro Africano
Jorge Goulu
Mientras que en el mundo actual de los negocios, la gran inquietud de los jóvenes empresarios y emprendedores es cómo pasar los primeros tres años de vida, algunas compañías ya han alcanzado las tres cifras. Para IBM, una de las firmas emblemáticas del siglo 20 y sinónimo de negocios en tecnología, la clave para alcanzar su primer centenario es reinventarse y adaptarse a los cambios.
“No hay que olvidarse de que la empresa comenzó fabricando y vendiendo balanzas para almacenes. Luego vendió relojes y hasta sistemas para el fichado de personal en grandes empresas”, narra Jorge Goulu, gerente general de IBM Argentina, que cuenta con más de 23 años dentro de la empresa.
Los inicios de la compañía se remontan a 1890, pero en 1911 se produce la fusión de tres empresas: International Time Recording Company, Computing Scale Company y Tabulating Machine Company. Así, se forma Computing-Tabulating-Recording Company (C-T-R) con centro en Nueva York y con 1.300 empleados, dedicada a construir dispositivos de precisión (tabuladores, perforadoras, balanzas, molinillos de café, etc.).
En 1914, C-T-R diversifica su línea de productos y se convierte en IBM. El gerente general fue Thomas J. Watson, que provenía de NCR. El foco de la compañía era la provisión a gran escala de la construcción de equipos de tabulación para los negocios, balanzas comerciales y relojes de registro. Durante los primeros cuatro años, la facturación se duplicó y alcanzó a US$ 9 millones, mientras que el negocio se expandió a Europa, Asia, Australia y Sudamérica.
Poco a poco, la empresa fue cambiando el perfil hasta llegar a un punto de inflexión en 1933, con la llegada de las máquinas de escribir IBM. A partir de allí, comenzó a dedicarse de lleno a la comercialización de máquinas de escribir y sistemas de control de tiempo.
De esta manera, durante gran parte del siglo 20, IBM fue protagonista del negocio del hardware. En 1981, inauguró una nueva era de la computación con el nacimiento de la IBM Personal Computer o PC. Ofrecía 16 kb de memoria expandible a 256 kb, uno o dos floppy disks y un monitor color opcional. El chip del procesador era de Intel y el sistema operativo DOS de Microsoft. Se lanzó a un valor de US$ 1.565 y la revista Time la reconoció como “La máquina del año” en 1982.
Eran momentos donde la compañía se debatía entre dominar el sector corporativo o jugar fuerte en la industria de consumidor final. En el business to business, logra posicionarse cómodamente con los equipos mainframe y luego con los servidores de rango medio.
En los comienzos de la década del 90, la compañía presenta en el mercado una nueva serie de computadoras portátiles, Thinkpad (caja negra y un trackpoint innovador en el centro del teclado) que recibió más de 300 premios por diseño y calidad.
Sin embargo, los cambios de timón más profundos llegaron en el siglo 21, cuando IBM se orienta hacia los servicios, la consultoría y el valor agregado. En 2002, compra la división Consultoría de PricewaterhouseCoopers por US$ 3.500 millones, dando lugar a una nueva unidad de negocios, y se convirtió en la empresa de servicios negocios y IT más grande del mundo.
Luego, en 2004, vendió la división de PC a la empresa Lenovo, marcando un evidente cambio de rumbo en el negocio. “Esa fue la señal más clara de que IBM había decidido salir del negocio de la comoditización para estar en el de la innovación, y dar valor agregado a sus clientes”, expresa Goulu.
El posicionamiento de la filial argentina
A escala local, uno de los cambios más profundos que llevó a cabo la compañía fue el desarrollo del centro de operaciones de la localidad de Martínez, en la provincia de Buenos Aires, que transformó a IBM Argentina en un punto neurálgico de servicios para todo el mundo. Así, se remodeló la antigua planta de Martínez para transformarla en el moderno campus tecnológico, pensado y construido con la finalidad de brindar servicios de IT de calidad mundial a los clientes de la región de los países de habla hispana de Sudamérica.
“IBM Argentina ha pasado de ser una compañía básicamente dedicada al hardware a ser una organización que brinda servicios de valor agregado a sus clientes, a través de la consultoría, los servicios de tecnología, el software y el hardware. Esto hace que IBM vaya más allá de las áreas de tecnología de sus clientes, transformándose en un socio estratégico para generar ventajas competitivas en todo tipo de empresas”, apunta el ejecutivo.
Desde la perspectiva del gerente general, todos estos cambios demuestran cómo IBM transformó sus operaciones hacia el mercado de los servicios de negocio y tecnológicos. El hecho de anticiparse a las necesidades de los clientes le permitió ser una compañía a escala mundial, con la capacidad de atender los requerimientos de todas las empresas, sin importar su tamaño, aportando valor y generando una estructura que posibilita el crecimiento.
Mario Bolo, líder de Tecnología e Innovación de IBM, explicó que los cambios que introdujo la compañía guardan relación con la interpretación del momento tecnológico de cada época. Esta es una de las razones por las que la firma ha adquirido en los últimos años más de 70 empresas de software particularmente de integración y transformación de negocios. Es en este contexto que IBM lanzó en 2010 un nuevo centro de servicios globales, Olivos 3, que demanda una inversión superior a US$ 81,6 millones en 10 años y que se une a la red de centros de servicios IBM en la Argentina, formada por los edificios Olivos 1, Olivos 2 y Urquiza. Desde estos centros, se atiende a clientes en más de 20 países del mundo, brindando servicios de soporte para sistemas operativos, bases de datos y redes, almacenamiento y servicios de mantenimiento y monitoreo.
Por otra parte, “IBM Argentina está invirtiendo mucho en el desarrollo de programas relacionados con el crecimiento de las empresas del país, especialmente aquellas ubicadas en las regiones de Cuyo, Centro, Litoral, Patagonia e Interior de Buenos Aires”, agrega el gerente general de IBM Argentina. Esta inversión está inmersa dentro de una iniciativa de presencia regional consolidada, con mayor cantidad de recursos asignados y un muy fuerte foco en el desarrollo de canales locales, que permitan a las empresas de la región contar con una IBM mucho más cercana.
El fundador de la compañía, Thomas Watson, creía que el activo más preciado que una marca podía tener es la capacidad de los empleados de pensar, capital intelectual en lugar de dinero, fuerza o materia prima. Hoy, frente a los desafíos que impone el mundo, IBM le da la razón a su fundador luego de atravesar muchos, pero muchos años con diversos niveles de comprensión de su presente.
IBM en cifras • 88 años de presencia en la Argentina. |