ANÁLISIS | Perspectiva
Por Mariano Lamothe*
Durante 2010, la economía mundial transitó una recuperación económica, tras la crisis económica y financiera que afectó a prácticamente todas las economías del globo el año previo. Sin embargo, la recuperación global se produjo a dos velocidades, con los países emergentes liderando, y el mundo desarrollado rezagado.
Las economías desarrolladas experimentaron un repunte apenas tímido, y en algunos casos surgieron nuevos problemas a los que había generado la crisis en 2009, principalmente de índole fiscal, como sucedió en Portugal, Irlanda, Grecia (que se agruparon como PIG).
A pesar de la volatilidad presente en el mundo, el contexto externo volvió a ser sumamente favorable para la Argentina. En particular, gracias a los elevados (y crecientes) precios de los commodities, empujados por la demanda de alimentos de las economías emergentes, y la depreciación del dólar a escala global. La fuerte expansión brasileña también jugó un rol clave en la recuperación argentina, al constituirse el principal demandante de las exportaciones de nuestro país, especialmente de productos industriales.
Asistida por condiciones externas favorables, la Argentina logró crecer en 2010 a la tasa más elevada de los últimos cinco años (de 9,2%). Desde lo local, la actividad se vio impulsada por varios factores, entre los que se destacaron una cosecha récord histórico y el impulso de las políticas fiscal, monetaria y de ingresos sobre el consumo doméstico.
Las buenas condiciones económicas se tradujeron en un aumento de la facturación de las principales 1.000 empresas del ranking elaborado por Mercado, que en 2010 alcanzó $857,520 millones, 31% más que en 2009 y 496% más que 2001. Sin embargo, parte de la expansión de la misma se debió al efecto de la inflación, que resultó de 23,9% durante el pasado año. De hecho, tras descontar ese efecto, el crecimiento real de la facturación fue de 5,6%. Por tanto, aun cuando se produjo un crecimiento en “cantidades”, gran parte del avance de la facturación en pesos respondió al incremento del nivel general de precios.
Recorrido histórico de las 1000
Haciendo una retrospectiva, podemos observar que la facturación entre 1998 y 2001 no tuvo demasiados sobresaltos, hecho que se explica por la desaceleración del ciclo económico como así también por la inflación cercana a cero durante ese período. En 2002, la facturación de las 1000 empresas experimentó un salto de 77% debido a la inflación y la devaluación de ese año. Desde entonces, el crecimiento experimentado en la facturación de las 1000 ha sido más dinámico, y durante 2010 alcanzó la mayor tasa de crecimiento de los últimos 12 años, con una expansión de 31%.
Otra vía de análisis del comportamiento de la facturación es ponerlo en términos relativos al PBI. Si bien la facturación estaría midiendo el valor bruto de producción y el PBI el valor agregado, es un buen ratio para la comparación intertemporal al funcionar como indicador del crecimiento promedio de la economía.
En esa comparación, el pico máximo del ratio se alcanzó en 2002 por el efecto de la devaluación (el valor bruto de las 1.000 empresas que más facturan superó el valor agregado), luego volvió a la normalidad y comenzó un sendero de ajuste hasta alcanzar el piso de 70,4% en 2005. A partir de ese momento, comenzó la recuperación, en parte porque también inició una escalada en el precio de los commodities hasta alcanzar otro pico en 2007, en que la participación de la facturación de las 1000 en el PBI aumentó a 81,9%. A partir de 2008, la facturación en términos de producto retoma la tendencia declinante presente entre 2002 y 2005, hasta situarse en 72,1% en 2010.
La comparación en dólares
Alternativamente, resulta útil analizar el comportamiento de la facturación en el tiempo en dólares. Esta metodología es especialmente ventajosa para comparar los ingresos por facturación con la evolución de los costos en dólares, y especialmente para aquellas empresas que venden sus productos al mercado externo o compiten con importaciones.
Al igual que sucedía a pesos corrientes, entre 1998 y 2001 el comportamiento en dólares fue de un crecimiento muy lento, dado que el precio del dólar se mantuvo constante durante la convertibilidad y la economía entró en una etapa recesiva en 1999. En 2002, y como era de esperar, la devaluación generó una caída de la facturación medida en dólares de nada menos que 43% interanual.
Desde entonces, la facturación en dólares comenzó a recomponerse y finalmente, en 2008, superó el máximo nivel alcanzado en 2001 y en aquel año se ubicó 37% por arriba. La devaluación del peso frente al dólar producto de la volatilidad financiera local, que comenzó en 2008 y continuó durante 2009, terminó produciendo una caída en 2009 de la facturación en términos de dólares, dejándola por encima del máximo de 2001 por solo 24%. Sin embargo, la fuerte recuperación de la economía y la estabilidad del peso (que se depreció apenas 5% en relación al dólar) durante el pasado año, motivaron un importante salto de la facturación en moneda estadounidense, que se incrementó 24,8% en términos interanuales e incluso superó los niveles de 2008 en 11,4%. De esta forma, durante 2010 la facturación denominada en dólares se ubicó 169% por encima del mínimo de 2002, y 52% arriba del máximo previo a la crisis de fin de la década pasada.
Segmentación por grandes rubros
Agrupando la facturación según los grandes rubros en los que se divide la oferta de las cuentas nacionales, se observa una clara concentración en las empresas del sector de la industria manufacturera, que abarcan 42% de la facturación total. Le sigue en importancia el sector de comercio mayorista y minorista con 14,8% de la facturación (que incluye los supermercados y cadenas de venta de electrodomésticos), y en tercer lugar la explotación de minas y canteras con 12,4% (incluidas las empresas petroleras). Adicionalmente, el sector de transporte, almacenamiento y comunicaciones está en el cuarto lugar de importancia con 7,6%. Finalmente, cabe destacar que el sector productor de bienes tiene una mayor participación que el de servicios (61,3% versus 38,7% en 2010), aunque esto se debe exclusivamente a la inclusión en el primer grupo de la industria manufacturera. De hecho, excluyendo esta industria, el sector productor de bienes representa apenas 19,3% de la facturación total.
En cuanto a la variación de la facturación entre 2009 y 2010 (tomando para cada sector las mismas empresas que entraron en el ranking de 2009), se tiene que el sector agropecuario aumentó 80,9% la facturación, hecho que se explicó por el boom agrícola producido durante 2010, que elevó la facturación tanto en términos de cantidades como por el fuerte incremento en los precios. Este notable crecimiento de la facturación agrícola le permitió al sector tener una incidencia sustancial en el crecimiento de la facturación total a pesar de tratarse de un sector relativamente pequeño en términos de facturación (representa apenas 1,6% de la facturación total). De hecho, el agro aportó 12 puntos porcentuales sobre un total de 31% de crecimiento anual. El segundo sector que logró crecer a mayores tasas en 2010 fue el de comercio mayorista y minorista, con un incremento de 34,7% (que le permitió aportar 5 puntos porcentuales al crecimiento total de la facturación). En tercer lugar se ubicó la industria manufacturera, con un avance de 33,6%, y un aporte al crecimiento total de 14,2 puntos porcentuales. En este punto, cabe notar que todos los sectores lograron expandir su facturación durante el pasado año, y solo el de pesca lo hizo por debajo de los dos dígitos, al avanzar 7,6%.
(*) Mariano Lamothe es economista jefe de abeceb.com