Los efectos de la pandemia en las finanzas personales

Recorte de gastos, dinero destinado a arreglos en el hogar y consumidores que reevalúan sus prioridades y el rol del consumo en sus vidas. Ximena Díaz Alarcón, co-fundadora y directora de Contenidos de Youniversal, analiza cómo se reordenó la economía familiar en el contexto de crisis financiera generada por la emergencia sanitaria.

11 agosto, 2021

La pandemia de Covid-19 impactó en todas las áreas de la vida, pero una de las más golpeadas fue la economía. Locales cerrados, una inflación que no cede y salarios que cada vez rinden menos son algunas de las consecuencias que trajo la pandemia. Eso llevó a que muchos hogares se vieran obligados a reorganizar sus finanzas personales para subsistir.

En este sentido, Ximena Diaz Alarcón, co-fundadora y directora de Contenidos de Youniversal, consultora regional especializada en investigación y tendencias, encuentra en las investigaciones de la consultora, que las finanzas se volvieron más austeras y restrictivas.

La especialista, que durante 2020 y 2021 realizó diferentes estudios para comprender cómo imaginan los consumidores el futuro del consumo, expresa que la pandemia nos enseñó a ser más flexibles y estar dispuestos a cambiar y que esto tiene un claro reflejo en tendencias de consumo.

El cambio de rutinas impuesto por la emergencia solidaria fue un proceso reactivo a las nuevas circunstancias pero que se transformó en una actitud más reflexiva en general a lo largo del paso de los meses. “El consumidor está mucho más atento a cada gasto y revaluó sus posibilidades de consumo”, afirma Díaz Alarcón.

Las segundas marcas tomaron un rol fundamental, porque en muchos casos fueron elegidas para ajustar el presupuesto. Por lo que, en los pedidos hechos a los supermercados, las segundas marcas o diferentes marcas de la misma categoría hicieron que el consumidor estuviese más predispuesto a probar, a volver a elegir o reelegir”, señala.

De acuerdo al último sondeo realizado por la consultora, 8 de cada 10 consumidores argentinos afirmó que el año pasado les enseñó a reevaluar sus prioridades, incluyendo el rol del consumo en su vida. “En líneas generales, por el confinamiento, se acotaron mucho los gastos que tenían que ver con transporte y movilidad. Eso sirvió como una especie de ahorro para muchas familias, que reacomodaron gastos. Empezó a haber más dinero disponible para gastar en alimentación o cuidado personal”, describe la directora de Youniversal.

Esos gastos también se reorientaron hacia la compra de elementos asociados al fitness y para hacer ejercicio en los hogares. Otro rubro que cobró importancia dentro de las finanzas personales fue el destinado a las remodelaciones en el hogar. Espacios de usos más híbridos combinando trabajo y estudio, así como mayor necesidad de conectividad, se transformaron en “nuevos básicos” que se priorizaron en el consumo. 6 de cada 10 encuestados reconoce que considera a la conectividad como un nuevo básico de su canasta.

Poder disfrutar más la casa y estar en mejores condiciones se convirtió en prioridad. “Al estar más tiempo en sus casas, las personas se empezaron a dar cuenta de las cosas que no les gustaban o que había que arreglar. El hogar se transformó más que nunca en el “centro de operaciones” de la vida”, agrega Díaz Alarcón.

A la hora de financiarse, el pago en cuotas se transformó en la elección de cabecera a la hora de procurar ganarle a la inflación, especialmente a la hora de cambiar equipamiento del hogar o renovar electrodomésticos. Los pagos por billeteras electrónicas crecieron en todos los segmentos de edad, cambiando hábitos y digitalizando la compra, con una expectativa de experiencia de usuario cada vez más simple y ágil. Pagos más ágiles pero también expectativa de entregas más ágiles: 7 de cada 10 exige más rapidez en la última milla.

Menos salidas, mayor preocupación por la salud, mayor atención al hogar y sus espacios con usos más híbridos, más demanda de conectividad, agilidad y simplicidad en compras que se busca sean inteligentes en todo sentido. Nuevas circunstancias que obligaron a aprendizajes rápidos y desafiantes. “Estos cambios nos convirtieron en seres más reflexivos a la hora de comprar, más conscientes de nuestras elecciones y más abiertos a evaluar si realmente aquello que estamos comprando, vale la pena”, concluye la especialista.

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