Un gurú conservador teme por el capitalismo estatal

Ian Bremmer, experto en “riesgos geopolíticos”, sostiene que el modelo empresario subsistente en Occidente corre serio peligro. En efecto, compite con un adversario más viejo, tenaz y mutable: la economía estatal o semiestatal.

28 julio, 2010

<p>Cuando entre a nuevos mercados &iquest;encontrar&aacute; el sector privado tradicional un terreno propicio a los negocios? Quiz&aacute; no, se&ntilde;ala el fundador del Eurasia Group en su reciente libro, End of the free market: &iquest;Who wins the war between states and companies? A su juicio, &ldquo;la crisis financiera occidental acelera desde 2006 un fen&oacute;meno ya antes tan marcado como inquietante: el auge del capitalismo de estado y mixto&rdquo;.<br /> <br /> En rigor, existieron desde el siglo XVIII empresas controladas o privilegiadas por gobiernos. En el caso de la compa&ntilde;&iacute;a comercial de Bengala, un emprendimiento ingl&eacute;s en India acab&oacute; estatizado por la corona (1757) y origin&oacute; nada menos que el enorme imperio colonial brit&aacute;nico. En la actualidad, &ldquo;una nueva globalizaci&oacute;n &ndash;v&iacute;a fondos de inversi&oacute;n soberanos y multinacionales- no favorece justamente al sector privado sino a estados como China, Brasil, Rusia o los emiratos del golfo P&eacute;rsico&rdquo; subraya Bremmer. <br /> <br /> <strong>Rivales dif&iacute;ciles<br /> </strong><br /> Estas nuevas organizaciones estatales y mixtas son crecientemente relevantes y exitosas. En general, rivalizan con la empresa privada en nuevos &ndash;o viejos- campos de acci&oacute;n, en desmedro de las econom&iacute;as de libre mercado, cada vez m&aacute;s limitadas a Estados Unidos, Canad&aacute;, Jap&oacute;n, parte de Europa occidental y una serie de para&iacute;sos fiscales donde ni siquiera hay estado. <br /> <br /> Bremmer es conocido por su lista anual de riesgos claves top risks), sus conferencias sobre el mismo tema en una fundaci&oacute;n privada y Eurasia Group, una consultora ortodoxa pero realista.<br /> <br /> Este nuevo texto, b&aacute;sicamente, destaca el papel econ&oacute;mico y financiero del estado o del gobierno, que no son lo mismo. &ldquo;Las alianzas entre sector p&uacute;blico y privado pueden llegar a ser muy poderosas en corto plazo, pero implican altos riesgos en el largo&rdquo;. Por supuesto, el analista piensa en las empresas.<br /> <br /> En el esquema de Bremmer, como lo explicaba ante un seminario de Booz &amp; Co., el &ldquo;neocapitalismo estatal representa equilibrios geopol&iacute;ticos distintos a los convencionales. Durante los &uacute;ltimos cuarenta a&ntilde;os, un tipo particular de globalizaci&oacute;n, cifrado en el sector privado occidental, impulsaba a una econom&iacute;a mundial ya sin convertibilidad oro-d&oacute;lar&rdquo;. El grupo de los 3 (EE.UU., Europa del oeste, Jap&oacute;n) era hegem&oacute;nico y cristaliz&oacute; en el consenso de Washington, 1989.<br /> &nbsp;</p>

<p><strong>Doble sistema<br />
</strong><br />
Hoy &ldquo;todo eso ha cambiado, pero tantos a&ntilde;os en una sola direcci&oacute;n son dif&iacute;ciles de dar vuelta&rdquo;, advierte el gur&uacute; en su libro. &ldquo;Las empresas occidentales deben competir en un nuevo escenario, respetar reglas de juego diferentes y admitir que dos sistemas compiten. Por una parte, un mercado libre m&aacute;s o menos regulado, con econom&iacute;a otrora fuertes pero hoy an&eacute;micas. Por la otra, actores en veloz expansi&oacute;n, ajenos al libre mercado y donde el estado es actor, socio o &aacute;rbitro. Entre ellos China, Rusia, Brasil, India, Turqu&iacute;a, Sud&aacute;frica, etc.<br />
<br />
Este doble sistema realmente comenz&oacute; con la aparici&oacute;n de petroleras nacionales, originadas en dos crisis de altos precios, las de 1973/4 y 1979/80. Los nuevos jugadores eran compa&ntilde;&iacute;as estatales o mixtas de econom&iacute;as emergentes que, en la peculiar visi&oacute;n de Bremmer, &ldquo;sacaban ventajas de leyes poco transparentes o reg&iacute;menes pol&iacute;ticos inmaduros para ocupar mercados&rdquo;. Parece extra&ntilde;o ubicar en esa categor&iacute;a a la China de las &ldquo;cuatro petroleras&rdquo; o la Rusia de Gazprom.<br />
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En &uacute;ltimo t&eacute;rmino, &ldquo;llegaron los fondos soberanos de inversi&oacute;n ligados a estados feudales de la pen&iacute;nsula ar&aacute;biga. Existentes desde los a&ntilde;os 80, en forma de bancas isl&aacute;micas, tomaron cuerpo y mutaron m&aacute;s tarde. En suma, &ldquo;el capitalismo de estado no ser&aacute; factor dominante en la econom&iacute;a mundial, pero tampoco puede ser ignorado&rdquo;. Un hecho basta como muestra: fondos soberanos de Kuwait, Qatar, Bahr&eacute;in y la Uni&oacute;n de Emiratos &Aacute;rabes han tomado participaciones considerables en bolsas occidentales, tradicionales motores del mercado libre.<br />
<br />
Este proceso, claro, deriva de la crisis sist&eacute;mica estallada en Estados Unidos en 2006 y ahora prolongada con la crisis europea de sobreendeudamiento. Al respecto, Bremmer aclara un equ&iacute;voco. &ldquo;Los analistas y la gente habla de crisis financiera global, pero no la hubo en China, India o el sudeste asi&aacute;tico. Simplemente, porque sus sistemas nunca fueron tan abiertos ni desregulados como los occidentales&rdquo;.</p>

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