El secreto bancario suizo ingresa en la leyenda

La Confederación Helvética – no sin trepidaciones- flexibilizará las leyes que amparan las cuentas anónimas. Esto sigue a meses de presiones sobre los refugios fiscales, desde Singapur hasta Bahamas. En el caso de Berna, su decisión repercute directamente sobre Liechtenstein, su satélite.

19 marzo, 2009

Encabezada por Estados Unidos y Alemania, la operaci&oacute;n internacional pivotea sobre el papel de las plazas extraterritoriales como veh&iacute;culos para evadir impuestos. Ese principado vecino a Suiza, Austria, Luxemburgo &ndash;miembro de la Eurozona- y Andorra anunciaron que cooperar&aacute;n con otros gobiernos en materia tributaria.<br />
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En general, los &ldquo;<em>offshore</em>&rdquo; del Caribe &ndash;algunos vinculados a Gran Breta&ntilde;a, otros a Holanda- se mantiene reticentes al respecto. En esa regi&oacute;n, tambi&eacute;n se lava dinero proveniente de diversos tr&aacute;ficos il&iacute;citos, debido a la vecindad de M&eacute;xico y Colombia.<br />
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Cuesta creerlo, pero en el Canal de la Mancha, Jersey-Guernsey y Man, en el mar de Irlanda, tratar&aacute;n de mejorar transparencia financiera. Esto es significativo, pues son feudos personales de la corona, no partes del Reino Unido. Al este, Singapur y Hongkong ya segu&iacute;an ese mismo camino. Faltan ahora Caim&aacute;n, las Antillas menores, Europa oriental y media Ocean&iacute;a.<br />
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Hans-Rudolf Merz, ministro suizo de hacienda, se ocup&oacute; de aclarar que &ldquo;las bases del secreto bancario no ser&aacute;n alteradas. Las cuentas an&oacute;nimas continuar&aacute;n siendo confidenciales, salvo circunstancia de excepci&oacute;n, tales como investigaciones penales&rdquo;. Pero, en realidad, Berna abolir&aacute; el distingo estricto entre fraude impositivo (delito penal, seg&uacute;n las leyes locales) y evasi&oacute;n tributaria, de orden civil. <br />
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La reforma tornar&aacute; m&aacute;s f&aacute;cil, para los gobiernos extranjeros, obtener la colaboraci&oacute;n de las autoridades suizas. Hasta ahora, s&oacute;lo prestaban apoyo en caso de fraude convicto y confeso. Merz, tambi&eacute;n presidente de turno, admiti&oacute; a rega&ntilde;adientes que Berna hab&iacute;a cedido a intensas presiones, especialmente de Washington y Berl&iacute;n.<br />
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En 2007, Alemania lanz&oacute; una fuerte campa&ntilde;a contra Liechtenstein, ligada a un sonado proceso por corrupci&oacute;n que afectaba &ndash;y afecta- al grupo internacional Siemens. Dados los nexos entre el principado y Suiza, en Bruselas esperaban movidas atinentes a Berna. <br />
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M&aacute;s tarde, Estados Unidos se enfoc&oacute; en Union des Banques Suisse &ndash;la mayor entidad del peque&ntilde;o pa&iacute;s- y el IRS norteamericano (direcci&oacute;n impositiva) presion&oacute; para obtener la lista de 52.000 estadounidenses con cuentas numeradas. S&oacute;lo consigui&oacute; 260, pero hizo un boquete en el blindaje h&eacute;lveta.<br />
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A partir las reformas actuales, estima Merz, otros pa&iacute;ses podr&aacute;n arg&uuml;ir evasi&oacute;n fiscal y sus efectos econ&oacute;micos, en el contexto de una crisis sist&eacute;mica general. El funcionario, empero, cree que la banca suiza seguir&aacute; atrayendo no s&oacute;lo por el secreto, sino por costos operativos inferiores al resto del mundo desarrollado.<br />
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A su juicio, existe en verdad la necesidad de cooperar con otros gobierno en lo tocante a intercambio de datos sobre evasores tributarios. Parte de la Eurozona quiere eso y bastante m&aacute;s. Habituados a una larga historia, los bancos afirman &ndash;exagerando- que esas reformas pueden vulnerar la libertad individual de los suizos. Pero, subraya Merz, &ldquo;una dosis de mayor transparencia no le doler&aacute; a nadie y nuestros servicios al cliente seguir&aacute;n sin competencia&rdquo;.<br />
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Fisuras en la coraza</strong><br />
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&iquest;Ser&aacute; tan f&aacute;cil? Quiz&aacute; no, al menos mientras los mercados financieros contin&uacute;en vol&aacute;tiles, como indican los vaivenes del otrora firme franco suizo. Sin duda, Alemania y EE.UU. han mellado la coraza. Por ejemplo, en el caso UBS, la identificaci&oacute;n de 260 cuentas an&oacute;nimas fue un arreglo provisorio &ndash;el IRS no cejar&aacute; en ampliar la lista- y conllev&oacute; una multa de US$ 780 millones, suma superior a la impuesta a&ntilde;os atr&aacute;s por la Comisi&oacute;n Europea a Microsoft.<br />
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En la escuela de negocios Wharton (Universidad de Pennsilvania) son terminantes: &ldquo;la banca suiza que conoc&iacute;amos ha muerto&rdquo;, sostiene el profesor Maurice Schweitzer (ir&oacute;nicamente, su apellido significa &ldquo;suizo&rdquo;). Aun si UBS ha logrado evitar por ahora que el IRS tenga acceso a las 49.400 cuentas restantes, &ldquo;el viejo sistema vacila. Muchos ricos y no pocos lavadores de dinero dudar&aacute;n del secreto helv&eacute;tico&rdquo;.<br />
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Un colega del experto, Franklin Allen, va m&aacute;s lejos. &ldquo;Lo de UBS afecta al ya fr&aacute;gil sistema bancario mundial. La entidad tambalea &ndash;prosigue- y no est&aacute; claro que el gobierno pueda salvarlo. Por ende, EE.UU debiera moverse para evitar que UBS caiga por culpa del IRS&rdquo;. Ser&aacute; dif&iacute;cil, empero, que el gobierno de Barack Obama, ante un rojo de US$ 1,75 billones en 2009/10, desista de cobrarles impuestos a los 49.400 clientes an&oacute;nimos que restan en UBS.<br />
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Por supuesto, el secreto bancario forma parte del &ldquo;ethos&rdquo; h&eacute;lveta. Data de 1713 (la confederaci&oacute;n moderna ten&iacute;a apenas 65 a&ntilde;os), cuando el cant&oacute;n de Ginebra prohibi&oacute; por ley a los bancos divulgar informaci&oacute;n sobre clientes. Para cuando el congreso de Viena (1815) restituy&oacute; la independencia suiza &ndash;Napole&oacute;n I hab&iacute;a ocupado el pa&iacute;s en 1804-, el secreto financiero era una instituci&oacute;n. En 1935, Berna declar&oacute; delito penal la entrega de datos. <br />
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Ese secreto es una uva para Suiza. Seg&uacute;n Reuters, un tercio de los activos extraterritoriales en el mundo (US$ 7 billones a fin de 2008) est&aacute; en sus cuentas an&oacute;nimas. Ergo, se trata de unos US$ 2,33 billones, cifra que triplica el producto bruto interno. No sorprende que los dineros ocultos en el pa&iacute;s &ndash;y tambi&eacute;n en Liechtenstein- tienten a autoridades de Alemania, EE.UU., y Francia.<br />
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En medio del l&iacute;o, la conducci&oacute;n de UBS (cambi&oacute; dos veces en poco m&aacute;s de un a&ntilde;o) se hizo la sorda ante el Internal Revenue Service estadounidense hasta que estall&oacute; la guerra. &iquest;Por qu&eacute; fue &eacute;se el detonante? Porque, a diferencia de los europeos, los norteamericanos tratan de no burlar los reg&iacute;menes tributarios federal, estatal ni municipal. Por otra parte, la serie de escandalosos rescates de malos banqueros, iniciada en septiembre, ha sensibilizado la opini&oacute;n p&uacute;blica. Resulta incre&iacute;ble que UBS no se haya dado cuenta.

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