<p>Los efectos serán severos. Para empezar, en lo político, como muestran los roces entre Alemania y Grecia. Para seguir, las cargas financieras pesarán sobre los sectores públicos de los dieciséis (la zona menos Atenas). Determinadas incertidumbres, por cierto, se relacionan con el segundo paquete de salvaje, estimado entre € 130.000 y 145.000 millones.<br />
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Algunas se vinculan con la actitud de los acreedores privados. Por ejemplo, qué sucederá con las quitas “voluntarias” sobre tenencias de títulos soberanos. El problema ha sido abordado por el británico Gavin Davies, precisamente sobre datos de Mai. Ambos opinan que “la reducción del débito será mínima y gran parte, además, irá a espaldas de los acreedores privados, en gran medida bonistas y especuladores”.<br />
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En la actualidad, la deuda helena ronda los € 352.000 millones, o sea 163% del producto bruto interno. Tras el salvataje el nuevo déficit será € 333.000 millones, esto es 154% del PBI. La parte retenida por los estados y el Fondo Monetario Internacional subirá de € 181.000 a 241.000 millones. Como contrapartida, la exposición privada (bancos, fondos) bajará de € 171.000 a 92.000 millones. Vale decir, descenderá de 79% a 43% del PBI. Dicho de otro modo, menos de un tercio del débito total griego pesará sobre los acreedores privados.<br />
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A criterio de ambos econometristas, entonces, restan dos posibilidades. Una, en el tiempo la deuda será repagada por los mismos griegos (algo que casi nadie cree). Otra, cargarán con ella los gobiernos que le han prestado a Atenas. Ello significa futuras necesidades de reestructuraciones y, por ende, nuevos quebrantos que afrontarán los contribuyentes europeos. Un detalle sugestivo: la ulterior deuda privada estará en jurisdicción británica, no griega. <br />
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A menos que la Eurozona limite este “privilegio londinense”, no habrá posibilidades técnicas de nuevas reestructuraciones. Acá vuelve la política. De un lado, la futura situación explica por qué, con Alemania y Holanda al frente, se presiona por aquel “comisariato” interventor de cuentas griegas. Del otro, la idea de que Berlín, París, Viena, Roma y el resto soporten más pérdidas helenas –en teoría hasta € 241.000 millones, o sólo € 150.000 millones si hay cese de pagos por 60%-, implica graves efectos e interminables litigios.</p>
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Efectos tóxicos de un salvataje complicado
Las repercusiones deletéreas de la crisis helena durarán largo rato en la Eurozona y la Unión Europea. Así sostiene un informe de Nicola Mai (JP Morgan Chase) sobre perfiles futuros de las cuentas de Atenas y sus consecuencias en la Eurozona.