{Economía global} Multilatinas: luces y sombras de un proceso mal conocido

En años recientes, demasiada atención ha sido concitada por China o India. Pero al ascenso de compañías latinoamericanas a la escena mundial casi no se nota. Por supuesto, las multilatinas aún deben mejorar gestión, transparencia y calidad ejecutiva.

1 septiembre, 2010

<p>Otro estudio (S&B) identifica tres factores esenciales:</p>
<p>Derechos del accionista. Debe examinarse bien la relación entre los controlantes (suelen ser familias) y los minoristas. A éstos hay que asegurarles dividendos justos e indemnizaciones adecuadas en caso de venta o fusión.</p>
<p>Responsabilidad. Requiere una auditoría fuerte que revise los estados financieros antes de hacerlos conocer.</p>
<p>Directorio y management. Para crear confianza, es indispensable contar con profesionales fiables, duchos en decisiones y estrategias globales.</p>
<p>Esos componentes son esenciales porque casi 85% de multilatinas les retacean autonomía a sus ejecutivos en el exterior. “Nuestro gran problema –apuntaba un jerárquico tras otro- es acelerar la expansión afuera, pero existe renuencia a que los gerentes locales tengan más facultades”. ¿Por qué? Porque muchas compañías llegaron al éxito internacional sin abandonar hábitos centralistas cifrados en dueños o directivos autoritarios incapaces de delegar. El esquema también impide encarar nuevos rubros o geografías, por falta de mandos profesionales.<br />
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<p>Por otra parte, el área todavía ofrece ventajas inexistentes en regiones económicamente más evolucionadas. Entre ellas, un mercado enorme y en crecimiento. Además, estos países siguen expandiéndose en medio del enfriamiento de economías centrales. De esa forma, Brasil, México y Argentina tienen posibilidades de que sus PBI avancen de 3,5 a 7% en 2010.<br /><br />Paradójicamente, es probable que las multilatinas vuelvan a poner los ojos en su región, donde pueden contribuir a resolver varios problemas estructurales. “Más que nunca, existe necesidad de alianzas entre gobiernos, sectores privados, organizaciones no gubernamentales y dirigentes sociales para encarar la pobreza o la desigualdad y ampliar mercados internos”. Así indica Casanova, descartando los ajustes regresivos de los años 80 y 90.<br /><br />Ya en 2006/7, 82% de fusiones y adquisiciones en Latinoamérica se originó en empresas locales. Brasil es un ejemplo: Gerdau Group absorbió varias firma internacionales, inclusive las norteamericanas Quanex (MacSteel) y Chaparral Steel. AmBev se fusionó con la belga Interbrew, creó InBev y deglutió una líder estadounidense, Anheuser-Busch (Budweiser).<br /><br />En 2002-7, las ventas anuales de multilatinas subían 23%, contra 14%<br />para el resto de transnacionales. Hacia 2008, 60% de las quinientas mayores empresas locales era propiedad de latinoamericanos, comparado con 52% en 2001.<br />Basándose en entrevistas con docenas de ejecutivos en Brasil, México, Argentina y Chile, Booz & Co. notó que el acceso a mercados internacionales de capital a menudo demanda una buena gestión. Por lo demás, la capitalización de una compañía en el largo plazo depende de la confianza de los inversores, a su vez ligada a la transparencia.</p>

<p>A partir de 2002, señala Strategy & Business (Booz & Co.), “el sector privado latinoamericano ingresó al mundo, impulsado por un pequeño número de grandes operaciones. Entre ellas, la toma de una firma británica, RMC, por el gigante Cementos Mexicanos (CeMex),en 2004. Precio: US$ 5.800 millones. A su vez, la minera brasileña Compañía Vale do Rio Doce pagaba US$ 17.800 millones para quedarse con la niquelera canadiense Inco.<br /><br />Robert Goldsmith, también del Insead, subraya algunos factores relevantes al éxito de multinacionales latinoamericanas. Amén de buscar mercados estables para compensar la volatilidad regional, muchas empresas se distinguen por innovar en modelos de negocios y desplegar eficiencia operativa. De hecho, son virtudes adquiridas cooperando con firmas asiáticas.<br /><br />Más allá de eso, se han desarrollado capacidades o aptitudes tales como entender las necesidades en la base de la pirámide social, algo poco frecuente en multinacionales de economías centrales. También muestran un elemento clave para afrontar una crisis sistémica como la de 2006/09: un temple fruto de sobrevivir treinta años entre turbulencias.<br /><br />“En Occidente, solían tomar como normales las crisis en Brasil. México o Argentina. Nunca se creyó que podrían suceder en economías industriales. Hoy, esa región podría deparar algunas lecciones”. Así piensa Goldsmith en medio hoy de la crisis europea de endeudamiento.<br /><br />Ya a fines de los años 90, grandes “multilatinas” perseguían la estabilidad expandiéndose en los mercados de EE.UU., Europa occidental, Asia oriental y meridional. Pero “resultó una quimera. Los actuales cimbronazos en la Unión Europea revelan la naturaleza internacional de la inestabilidad financiera y bursátil”, coinciden Casanova, Goldsmith y Paolo Pigorini (S&B).</p>

<p>Seg&uacute;n un reciente estudio de Lourdes Casanova -Instituto Europeo para Administraci&oacute;n de Empresas, Par&iacute;s (Insead en franc&eacute;s)- y evaluaciones de la consultor&iacute;a Booz &amp; Co., mientras otros mercados emergentes son sobrestimados, Latinoam&eacute;rica sigue subestimada. Desde fines del siglo XX, en efecto, Asia oriental y meridional (AO/M) han dominado el tinglado mundial.<br />
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Pero varios pa&iacute;ses del hemisferio, al sur de Estados Unidos, vienen expandiendo globalmente sus inversiones. Aparte, los productos primarios representaban, en 2009, ya menos de 25% de sus exportaciones. El resto lo compone una diversidad de rubros, desde servicios inform&aacute;ticos o tecnolog&iacute;a hasta siderurgia, energ&iacute;a e hidrocarburos.<br />
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Hasta 1980, Latinoam&eacute;rica era el mercado en desarrollo por excelencia. Los productos brutos internos de Brasil y M&eacute;xico hab&iacute;an acumulado durante dos decenios tasas anuales de crecimiento como las luego mostradas por China o India. Pero sobrevino la &ldquo;d&eacute;cada perdida&rdquo; (1981/90), a causa de una crisis de deuda externa mal manejada, entre otros, por el propio Fondo Monetario Internacional. <br />
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Cuando las turbulencias amainaban, en 1989 la licuaci&oacute;n del bloque sovi&eacute;tico y la revoluci&oacute;n econ&oacute;mica china les crearon fuertes rivales a Latinoam&eacute;rica. Presionados por pol&iacute;ticas ortodoxas originadas en el FMI y el Banco Mundial, muchos gobiernos locales privatizaron o malvendieron empresas estatales, desregularon el comercio exterior y liberaron los cambios.<br />
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Por ende, subraya Casanova, &ldquo;el sector privado local deb&iacute;a competir en su propio terreno con poderosos rivales externos. Sin duda, la mejor defensa posible era el ataque&rdquo;. As&iacute;, las empresas empezaron a expandirse fuera de sus pa&iacute;ses, en sus mercados naturales, merced a la vecindad geogr&aacute;fica y un idioma com&uacute;n, el castellano (salvo Brasil, cuya lengua es bastante parecida de todos modos).</p>

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