Economía del conocimiento: es global e interconectada

En la era de la información, la economía global se trasladó hacia esta economía del saber, llevando consigo las mejores prácticas de la economía de cada país.

8 enero, 2021

Los factores basados en el conocimiento crean una economía global interconectada donde las fuentes son la experiencia humana y los secretos comerciales.

Que además son factores vitales en el crecimiento económico y son considerados importantes recursos económicos. No obstante, es importante destacar que los principios contables generalmente aceptados (GAAP, según siglas en inglés) no permiten que las empresas incluyan esos activos en sus balances.

La comercialización moderna de la investigación académica y de la ciencia básica tiene sus raíces en los gobiernos que buscan ventaja militar.

La economía del conocimiento buscar ver de qué manera la educación y el conocimiento, o sea, el “capital humano” puede servir como activo productivo o producto comercial que se puede vender y exportar para que rinda ganancias a los individuos, a las empresas y a la economía.

Ese componente de la economía depende en gran medida de capacidades intelectuales en lugar de recursos naturales o aportes físicos. En la economía del conocimiento, los productos y servicios que están basados en experiencia intelectual avanzan en los campos de la técnica y la ciencia fomentando la innovación en la economía en su totalidad.

El Banco Mundial define economías del conocimiento con cuatro pilares:

  • Estructuras institucionales que brindan incentivos para el emprendimiento y el uso de conocimiento.
  • Disponibilidad de trabajo calificado y de un buen sistema educativo.
  • Acceso a infraestructuras de tecnología de información y comunicación (ICT, según siglas inglesas).
  • Un entorno de vibrante innovación que incluye el sector académico, el sector privado y la sociedad civil.

Dependencia de capacidades intelectuales

Un concepto fundamental de la economía del conocimiento es que el conocimiento y la educación (comúnmente referidos como “capital humano”) puede ser tratado o bien como producto comercial –porque los productos intelectuales y educativos innovadores pueden exportarse con un alto valor de retorno– o como activo productivo.

A la economía del conocimiento se la puede definir así: producción y servicios basados en actividades de conocimiento intensivo que contribuyen a un ritmo acelerado de avance técnico y científico, y también a una rápida obsolescencia. El complemento fundamental de una economía del conocimiento es una mayor dependencia de las capacidades intelectuales que en los insumos físicos o recursos naturales.

El creciente acceso a las tecnologías digitales podría transformar profundamente las economías en desarrollo.

El pase de la era de cazadores y recolectores a la era de la agricultura y el nacimiento de la Revolución Industrial 12.000 años más tarde, marca transiciones trascendentales en la historia, estilo de vida y bienestar de la humanidad. Ahora en la era digital, puede que nuestra civilización se encuentre en el medio de otra transformación igualmente grandiosa. Precisamente, la era de la economía del conocimiento.

En el pasado, los motores del crecimiento fueron una fuerza laboral abundante y la explotación de los recursos naturales. Ahora las compañías explotan los datos como si fueran recursos naturales escondidos en una mina. No cosechan manzanas sino apps móviles. Consideran que la información es la futura fuente de prosperidad.

El término “economía del conocimiento” fue acuñado en los años 60 para describir un pase de las economías tradicionales a otras donde la producción y uso del conocimiento son los elementos principales. Los cimientos de un sistema así se encuentran en las instituciones académicas y en las empresas dedicadas a la investigación y desarrollo.

Y también lo están entre las que aplican ese conocimiento –los programadores que desarrollan nuevo software y motores de búsqueda para usar datos y los trabajadores de la salud que usan datos para mejorar tratamientos. Una vez que el conocimiento ha sido adquirido por esos “agentes centrales”, los empleadores y trabajadores en campos más tradicionales pueden comenzar a usar información para mejorar sus entornos laborales, como por ejemplo la eficiencia de la cadena de suministro de una pequeña compañía o la cosecha de granos en una chacra.

Tecnologías de la información

En la base de todo eso están las tecnologías de información y comunicación (TIC). En un mundo donde el rápido acceso a la información es vital, es mandatorio tener acceso a Internet. Los gobiernos que buscan llevar a sus naciones hacia la economía del conocimiento ponen el desarrollo tecnológico en el centro de sus estrategias. En este sentido, el anhelo de todo país es tener su propio Silicon Valley de start-ups tecnológicas y pequeñas empresas innovadoras.

Pero en realidad el camino hacia la economía del conocimiento no se ve con claridad. Todavía no hay una definición compartida por todos de qué es la economía del conocimiento. Podría decirse que un sistema así no tiene un sentido significativo. Porque después de todo las culturas humanas siempre han dependido del conocimiento para sobrevivir y mejorar sus vidas.

(Tomado de la versión impresa de Mercado)

 

 

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