¿Cómo será realmente el mundo en el año 2025?
Antes de abordar cómo será el futuro en 2025, a apenas catorce años vista, resulta útil recordar el mismo paisaje hace catorce años, o sea en 1997. Entonces, Estados Unidos era superpotencia única y su predominio en el sistema internacional era tanto que algunos analistas geopolítícos y un primer ministro francés la tachaban de megapotencia, no sin cierto resentimiento.
22 septiembre, 2011
<p> La economía norteamericana se expandía lo bastante como para que el demócrata William J.Clinton dejase a George W.Bush en 1996 un superávit fiscal de US$ 296.000 millones. La Unión Europea había cumplido cuatro años e incluía quince miembros y el euro era sólo una divisa gerencial (recién cristaliza en 1999). </p>
<div>Las guerras que preocupaban a la UE –no a <em>toda </em>Europa- se libraban en la ex Yugoslavia: Bosnia-Hertsegovina, Croacia y Serbia-Kosovo. La sigla BRIC, inventada en Goldman Sachs –nada menos- para designar a Brasil. Rusia, India y China, que sonaba como “ladrillo” para los legos, todavía no circulaba. Internet vivía en auge, pero aún no existían redes ni medios sociales.<br />
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<div>Obviamente, apunta el analista geopolítico Robert Wright (<em>Nonzero: logic of human destiny</em>), “muchas cosas pueden cambiar en catorce años y, muy raramente, lo hagan en un sentido previsible. Por eso, conviene ser cauteloso para trazar hipótesis a tres lustros del presente”.<br />
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<div>Para comenzar, el mundo será “mucho más multilateral. Hacia 2025, el Consejo de Seguridad (Naciones Unidas) habrá pasado de quince a veinticinco o treinta miembros y abarcará, de<em> jure o de facto</em>, a Brasil, India, Sudáfrica, Japón, Egipto, Nigeria, Argentina, Indonesia y Turquía”.<br />
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<div>Al mismo tiempo, aunque no en todos los casos, ciertas organizaciones regionales se fortalecerán. Entre ellas, la Asociación de países del Sudeste Asiático, la pálida Organización de Estados Americanos –hoy apéndice de Washington- y, quizá con demora, la Unión Africana. Cada cual con su cartilla de integración político-económica. Probablemente, apelen al modelo de la UE, donde coexisten subgrupos diversos.<br />
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<div>En Levante, acercamientos entre Israel –ya libre de minipartidos fundamentalistas-, Palestina, Jordania, Irak, Turquía y una Siria sin los Asad podrían crear una zona de libre intercambio. Un poco lírico, Wright vislumbra una Unión Mediterránea, idea que proviene realmente de Nicolas Sarkozy.<br />
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<div>La fuerza que impulse tan masiva multilaterización “yace en la naturaleza global y regional de los problemas actuales e inmediatos. Esto se combina con desprendimientos de estados existentes”. Uno es Adzania, tercio meridional de Sudán; otro podría ser Darfur, su lejano oeste. Sin embargo, el estado-nación seguirá siendo esencial para muchos propósitos. Pero encarar relaciones internacionales y negociaciones globales de doscientos países (algunos de ellos meros islotes en el océano o resultados de descolonizaciones apresuradas) presupone una dura, larga tarea. Probablemente, el ritmo y la flexibilidad claves para resolver crisis exija instancias más pequeñas, como el Grupo de los 20, no paquidermos como la Organización Mundial de Comercio o el Grupo de los 77.</div>
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