Avance y desafíos de la economía digital

La estructura económica mundial ha cambiado profundamente durante las últimas décadas. 

9 marzo, 2018

 La aplicación de las tecnologías digitales basadas en internet para la producción y el comercio de bienes y servicios ha transformado las actividades económicas de todo el mundo. 

 

Este nuevo paradigma económico, al que se denomina “economía digital”, conllevará muchos más cambios en los años venideros y la capacidad de cada país para adaptarse y transformar su estructura productiva según los nuevos requerimientos, plantea uno de los mayores desafíos a futuro, según un reciente informe de la UNSAM.

Las cuatro empresas más importantes del mundo por capitalización de mercado están estrechamente vinculadas a la economía digital: Apple, Google, Microsoft y Amazon. Esta economía digital en rápida evolución es el resultado del desarrollo y la adopción de nuevas tecnologías e innovaciones durante varias décadas.

Los hitos principales incluyen la llegada de las computadoras personales (PC) a mediados de la década de 1980, la maduración de herramientas de diseño digital y equipos de fabricación robotizados en la década de 1990, el auge de la externalización y la deslocalización en la década de 2000 y la creciente capacidad de las empresas para utilizar mejor la información disponible.

La “tercera revolución industrial”, basada en las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), preparó el escenario para la “cuarta revolución”, precisamente la economía digital, que es la combinación de todas esas tecnologías aplicadas a los procesos productivos.

En otras palabras, es la penetración de las TIC en la economía. Hace algunos años, tener una computadora e Internet nos permitía estar comunicados con personas de todo el mundo con un simple clic a través del correo electrónico. Hoy, con Internet se pueden hacer un sinfín de actividades como tener un e-shop y realizar por ese mecanismo compras de bienes y contrataciones de servicios.

Con costos extraordinariamente reducidos de recolección, almacenamiento y procesamiento de datos, la digitalización está transformando las actividades económicas en todo el mundo. Afecta las cadenas de valor, los requisitos de habilidades, la producción y el comercio, y requerirá adaptaciones de los marcos legales y reglamentarios existentes en muchas áreas. La economía digital está creando nuevas oportunidades para el comercio y el desarrollo. Está ayudando a las pequeñas empresas a conectarse con los mercados globales más fácilmente, desplegando nuevas formas de generar ingresos. Además, está contribuyendo a facilitar una mayor inclusión financiera y de esta forma ayudar a “blanquear” la economía.

Sin embargo, tales avances en el desarrollo están lejos de ser automáticos a la vez que exigen enfrentar ciertos desafíos asociados con la evolución de la digitalización. Muchos países en desarrollo (PED) están insuficientemente preparados para aprovechar las oportunidades que surgen como resultado de la digitalización.

 

Peligros en el proceso

 

Además, existe el riesgo de que la digitalización conduzca a una mayor concentración y al aumento de las desigualdades de ingresos, ya que las ganancias de productividad pueden corresponder principalmente a las grandes empresas y a unas pocas personas que ya son ricas y/o están muy calificadas laboralmente.

Aunque la velocidad de las transformaciones digitales difiere, presenta oportunidades y riesgos para los países en todos los niveles de desarrollo. El impacto dependerá de la preparación de los países, las empresas y las personas para aprovechar la digitalización.

Principales tecnologías que conforman la economía digital:

 

Los robots industriales han estado disponibles durante décadas, pero solo recientemente se han vuelto más sofisticados, ágiles y flexibles lo que permitió ampliar el alcance en la automatización digital. Los robots pueden reemplazar algún trabajo realizado previamente por personas, pero también pueden trabajar junto con los trabajadores para aumentar su eficiencia y ayudarlos. Los robots se vuelven cada vez más sofisticados, con la capacidad de predecir y “tomar decisiones” de una manera cada vez más automatizada y a gran escala.

La inteligencia artificial se refiere a la capacidad de las máquinas para imitar el comportamiento humano inteligente. Esto puede implicar realizar diversas tareas cognitivas como detectar, procesar el lenguaje oral, razonar, aprender, tomar decisiones y manipular objetos en consecuencia. Con el software de IA, los robots pueden comportarse cada vez de manera más independiente de las decisiones de sus creadores y operadores humanos. Actualmente, la IA se limita a tareas específicas, relativamente escasas y todavía está muy lejos del tipo de inteligencia general y adaptable que poseen los humanos. Pero la importancia de la IA se está expandiendo en el mundo, y ya está incorporada en muchos productos y servicios, desde servicios de búsqueda y traducción en línea hasta predicciones de tráfico en tiempo real y uso en autos sin conductor. Existe un amplio margen para aplicar la IA.

Abreviado como IoT (por sus siglas en inglés), se refiere a la interconexión digital de objetos cotidianos con Internet. Por ejemplo, si los electrodomésticos, botiquines, partes automotrices, entre otros, estuviesen conectados a Internet, no existirían artículos fuera de stock o medicamentos caducos; sabría exactamente la ubicación de un producto, cómo se consume en el mundo, qué está encendido o apagado en todo momento y el extravío sería algo del pasado.

Por lo tanto, los datos obtenidos del uso de esta tecnología, pueden proporcionar nuevas fuentes de conocimiento, innovación y ganancias. Las empresas podrán recopilar información muy detallada sobre las preferencias de los consumidores, lo que permitirá innovar y ofrecer productos y servicios nuevos, mejores y/o más personalizados. Sin embargo, existe mucha preocupación por las implicaciones para la seguridad y la privacidad y por el uso de información personal para fines que los consumidores pueden no haber previsto o para los cuales no han dado su consentimiento. Las estimaciones sugieren que alrededor de 25 mil millones de dispositivos de IoT podrán desplegarse en 2020.

 

Un aspecto verdaderamente novedoso de la economía digital es la agregación de grandes cantidades de datos en “la nube”. La digitalización permite que los datos fluyan desde todos los rincones de la producción y de la sociedad: desde medidores eléctricos, cámaras de seguridad, registros de llamadas de servicio al cliente, clics en línea, registros de puntos de venta, hasta actualizaciones de estado en redes sociales y reacciones posteriores (como “me gusta”).

El acceso y el análisis de datos se están volviendo cruciales para la competitividad y la expansión de las empresas en todos los sectores. Big Data es un recurso radicalmente novedoso que abre nuevas puertas para el análisis, la creación de valor y la aplicación de la inteligencia artificial. Puede conducir a nuevos niveles de comprensión de las dinámicas sociales y empresariales. Con los servicios basados en la nube, la recopilación y el análisis de datos se vuelven más asequibles. Sin embargo, más allá de tener acceso a una conectividad adecuada y precios competitivos, se necesitan las habilidades adecuadas para poder obtener los máximos beneficios. Los científicos e ingenieros de datos, los arquitectos de datos y los especialistas en visualización de datos serán una pieza clave en el futuro y detentarán un considerable poder en sí mismos.

 

Se espera que la impresión tridimensional altere significativamente los patrones de producción y comercio. Con un software que guía el proceso de impresión, la impresión 3D hace posible que los artículos se fabriquen cuando y donde se necesiten.

Las impresoras 3D solo usan el material necesario. Este proceso de “fabricación aditiva” contrasta con el viejo, “sustractivo” de cortar, taladrar y golpear metales y plásticos. Es muy probable que esta tecnología afecte el comercio internacional, generando una expansión del comercio de diseños y software en detrimento de los productos físicos finales. Algunos PED ya están utilizando la impresión 3D en el proceso de fabricación. En India, el mayor fabricante de motos, Hero MotoCorp, utiliza impresoras 3D, brazos robóticos y almacenes computarizados para fabricar casi 7 millones de unidades al año. La tecnología tiene el potencial de reducir los costos de los materiales, posibilitar la creación rápida de prototipos y acortar las cadenas de suministro.

Pero también hay una serie de desafíos.

En primer lugar, para aprovechar la impresión 3D, los países deberán proporcionar una educación adecuada en áreas relevantes de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas.

En segundo lugar, la impresión 3D puede interrumpir la fabricación tradicional y reducir la demanda de trabajadores en la producción de bienes.

En tercer lugar, la impresión 3D puede plantear problemas relacionados con derechos de autor y patentes; también hay preguntas sobre el nivel adecuado de protección de los derechos de propiedad intelectual para no frenar la innovación.

En cuarto lugar, la falta de estándares industriales es una preocupación porque no hay normas claras sobre los productos y la seguridad para los materiales y métodos de prueba para productos impresos en 3D.

En quinto lugar, existen preocupaciones sobre los efectos ambientales de las impresoras 3D y los riesgos de que éstas puedan usarse para producir armas de fuego.

6. Sistemas de pago digital Los sistemas de pago digital se refieren al uso de tarjetas de débito y crédito, pagos en línea y dinero móvil. En general, los pagos digitales conducen a que las transacciones sean más rápidas y disminuyan los costos de transacción. El dinero móvil es un servicio, disponible en muchos países, que les permite a los usuarios depositar, enviar y recibir dinero a través de teléfonos celulares. Por otro lado, la billetera virtual permite que el celular funcione como un monedero virtual ya que permite el pago de productos y servicios así como el envío de dinero de persona a persona en tiempo real.

En Argentina, una de las más utilizadas es Mercado Pago (de Mercado Libre). La aceptación de estos mecanismos ha crecido con el tiempo. En 2014, las tarjetas de crédito y débito representaron más de la mitad de todos los pagos de comercio electrónico en términos de valor. Sin embargo, se espera que su participación baje a medida que ganen más importancia las billeteras virtuales y otros métodos de pago alternativos (como el dinero móvil).

En los países desarrollados, los pagos digitales están dominados por tarjetas de crédito y débito, seguidas por las billeteras virtuales. En los PED, por el contrario, las tarjetas de crédito rara vez son el método de pago más importante para el comercio electrónico, y la aceptación de los pagos digitales suele ser baja.

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