(Noticias Intercom).- Quienes conocían de primera mano la situación de la segunda operadora celular de España calificaban la situación de kafkiana.
Los principales accionistas de la compañía habían alcanzado a un acuerdo de venta de sus acciones a Vodafone, pero no podían moverse de sus puestos en el consejo de administración debido al pacto de sindicación que los obligaba a mantener el equilibrio accionario en la fecha de la firma.
Así, Vodafone que contaba con mayoría al haber comprado clandestinamente las acciones del BSCH, de las cajas y otras del grupo G-16 (Abelló, Acciona, Alba), no podía ejercer su posición por la actitud de British Telecom (BT), que reclamaba la validez del pacto y amenazaba con usar las cláusulas penalizadoras que allí se contemplaban.
Mientras tanto, otros accionistas habían ido tomando posiciones en otras compañías de telecomunicaciones comprometiendo su futuro en ellas, ya que eran conscientes de que una vez solucionado el conflicto entre BT y Vodafone su papel quedaría relegado al mínimo.
Esta situación colocaba al segundo operador en una situación totalmente limitada para hacer frente a la competencia, tanto a la dominante de Telefónica, como a la de Amena, que en apenas un año había conseguido alcanzar un millón de nuevos abonados.
Durante este tiempo se fueron buscando diversas soluciones.
Una de las que se barajaron con más insistencia fue la de un posible canje entre BT y Orange en Xfera, el tercer operador móvil español.
Al ser Vodafone propietario de Orange, nada podía impedir que el canje se produjera, aunque en el momento del concurso los accionistas que conformaron este operador firmaron un acuerdo de reparto de la participación de esta operadora en caso de que cayese en manos de la inglesa, como así fue.
Otra opción que también se discutió hasta el último momento fue la salida a bolsa de Airtel en un plazo no superior a los tres años.
Con esta salida BT podía encontrar un importante valor agregado a su participación, aunque se comprometía a no intervenir directamente en los asuntos de la operadora, quedándose como un mero accionista.
En caso de que la situación del mercado impidiese la salida a bolsa, Vodafone se comprometía a adquirir las acciones de BT.
La solución final alcanzada entre Vodafone y BT significa un reparto casi total de la operadora.
Entre ambas controlarían 90% del capital, quedándose Vodafone 55% y BT 35%. El resto, 10%, quedaría en manos de Acciona, que ya dispone de 10,85% y en cuyas manos quedaría posiblemente la presidencia de la sociedad.
Para poder llegar a este reparto, Vodafone ejecutaría los acuerdos de compra que ya firmo en su momento con el grupo minoritario, afrontando después la compra de la participación del BSCH.
Estas compras le proporcionarían 69,16%, debiendo vender a BT cerca de 17,5% para mantener el equilibrio pactado.
El costo del total de la operación no ha sido hecho publico, aunque se baraja que el precio actual de mercado de Airtel rondaría los 30.000 millones de euros, una cantidad mucho más elevada de los 24.000 millones de euros en que fue valorada la operadora cuando Vodafone y BSCH firmaron el pacto de venta a finales del ’99.
Sin embargo, todo parece indicar que Banco y Vodafone revisarán al alza la cantidad del pacto, ya que en definitiva el banco español se convertirá en uno de los principales socios de la multinacional inglesa de telefonía móvil.
(Noticias Intercom).- Quienes conocían de primera mano la situación de la segunda operadora celular de España calificaban la situación de kafkiana.
Los principales accionistas de la compañía habían alcanzado a un acuerdo de venta de sus acciones a Vodafone, pero no podían moverse de sus puestos en el consejo de administración debido al pacto de sindicación que los obligaba a mantener el equilibrio accionario en la fecha de la firma.
Así, Vodafone que contaba con mayoría al haber comprado clandestinamente las acciones del BSCH, de las cajas y otras del grupo G-16 (Abelló, Acciona, Alba), no podía ejercer su posición por la actitud de British Telecom (BT), que reclamaba la validez del pacto y amenazaba con usar las cláusulas penalizadoras que allí se contemplaban.
Mientras tanto, otros accionistas habían ido tomando posiciones en otras compañías de telecomunicaciones comprometiendo su futuro en ellas, ya que eran conscientes de que una vez solucionado el conflicto entre BT y Vodafone su papel quedaría relegado al mínimo.
Esta situación colocaba al segundo operador en una situación totalmente limitada para hacer frente a la competencia, tanto a la dominante de Telefónica, como a la de Amena, que en apenas un año había conseguido alcanzar un millón de nuevos abonados.
Durante este tiempo se fueron buscando diversas soluciones.
Una de las que se barajaron con más insistencia fue la de un posible canje entre BT y Orange en Xfera, el tercer operador móvil español.
Al ser Vodafone propietario de Orange, nada podía impedir que el canje se produjera, aunque en el momento del concurso los accionistas que conformaron este operador firmaron un acuerdo de reparto de la participación de esta operadora en caso de que cayese en manos de la inglesa, como así fue.
Otra opción que también se discutió hasta el último momento fue la salida a bolsa de Airtel en un plazo no superior a los tres años.
Con esta salida BT podía encontrar un importante valor agregado a su participación, aunque se comprometía a no intervenir directamente en los asuntos de la operadora, quedándose como un mero accionista.
En caso de que la situación del mercado impidiese la salida a bolsa, Vodafone se comprometía a adquirir las acciones de BT.
La solución final alcanzada entre Vodafone y BT significa un reparto casi total de la operadora.
Entre ambas controlarían 90% del capital, quedándose Vodafone 55% y BT 35%. El resto, 10%, quedaría en manos de Acciona, que ya dispone de 10,85% y en cuyas manos quedaría posiblemente la presidencia de la sociedad.
Para poder llegar a este reparto, Vodafone ejecutaría los acuerdos de compra que ya firmo en su momento con el grupo minoritario, afrontando después la compra de la participación del BSCH.
Estas compras le proporcionarían 69,16%, debiendo vender a BT cerca de 17,5% para mantener el equilibrio pactado.
El costo del total de la operación no ha sido hecho publico, aunque se baraja que el precio actual de mercado de Airtel rondaría los 30.000 millones de euros, una cantidad mucho más elevada de los 24.000 millones de euros en que fue valorada la operadora cuando Vodafone y BSCH firmaron el pacto de venta a finales del ’99.
Sin embargo, todo parece indicar que Banco y Vodafone revisarán al alza la cantidad del pacto, ya que en definitiva el banco español se convertirá en uno de los principales socios de la multinacional inglesa de telefonía móvil.