Vivendi genera una crisis política

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Las disputas internas, las deudas y la crisis de Canal Plus se han combinado con una campaña electoral desagradable y han politizado los problemas de Vivendi Universal, el segundo grupo mundial de medios.

Jacques Chirac –principal candidato de centroderecha al Eliseo- ha exigido que “Vivendi siga siendo francés”. Su oponente de centroizquierda, Lionel Jospin, fue más duro: “No permitiré que se toquen la libertad de opinión y la independencia de Canal Plus”.

Jospin es primer ministro, Chirac es presidente de la república y ambos se oponen al controvertido Jean-Marie Messier, CEO de Vivendi y responsable de sus actuales aprietos financieros.

Messier acaba de echar a la cúpula de su unidad de cable, encabezada por Pierre Lescure, que ha sido rebautizada “Canal Putsch” en la tapa de Libération. Su nuevo jefe, François Holland, fue calificado como “títere de Messier y sus socios anglosajones”.

Objetivamente, Canal Plus sufre una seguidilla de pérdidas iniciada en 1997 y perjudica los números del segundo grupo mundial de medios (inicialmente, una compañía a obras sanitarias). La unidad “ha perdido dinero, abonados y espíritu. Era hora de cambiar gente”, sostuvo Messier, en un gesto singularmente duro. En especial para quien está perdiendo la fe de accionistas, bancos e inversores, lo cual se refleja en el drenaje de valor bursátil: 33% en cuanto va de 2002.

Ya en 2001, Vivendi mostró el peor balance en la historia empresaria francesa, justamente por haber comprado a precios demasiado altos Canal Plus, Seagram y otros activos que costaron unos US$ 39.000 millones y debieron ser depreciados en libros.

Messier afronta un compromiso que muchos analistas y banqueros creen ya incumplible: reducir en US$ 7.000 millones, este mismo año, una deuda superior a los US$ 50.000 millones.

Jacques Chirac –principal candidato de centroderecha al Eliseo- ha exigido que “Vivendi siga siendo francés”. Su oponente de centroizquierda, Lionel Jospin, fue más duro: “No permitiré que se toquen la libertad de opinión y la independencia de Canal Plus”.

Jospin es primer ministro, Chirac es presidente de la república y ambos se oponen al controvertido Jean-Marie Messier, CEO de Vivendi y responsable de sus actuales aprietos financieros.

Messier acaba de echar a la cúpula de su unidad de cable, encabezada por Pierre Lescure, que ha sido rebautizada “Canal Putsch” en la tapa de Libération. Su nuevo jefe, François Holland, fue calificado como “títere de Messier y sus socios anglosajones”.

Objetivamente, Canal Plus sufre una seguidilla de pérdidas iniciada en 1997 y perjudica los números del segundo grupo mundial de medios (inicialmente, una compañía a obras sanitarias). La unidad “ha perdido dinero, abonados y espíritu. Era hora de cambiar gente”, sostuvo Messier, en un gesto singularmente duro. En especial para quien está perdiendo la fe de accionistas, bancos e inversores, lo cual se refleja en el drenaje de valor bursátil: 33% en cuanto va de 2002.

Ya en 2001, Vivendi mostró el peor balance en la historia empresaria francesa, justamente por haber comprado a precios demasiado altos Canal Plus, Seagram y otros activos que costaron unos US$ 39.000 millones y debieron ser depreciados en libros.

Messier afronta un compromiso que muchos analistas y banqueros creen ya incumplible: reducir en US$ 7.000 millones, este mismo año, una deuda superior a los US$ 50.000 millones.

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