<p>El ex funcionario negó los cargos e, inesperadamente, la junta admitió que Hurd no había transgredido las normas de la compañía en materia de promiscuidad. El denunciado finalmente llegó a un arreglo con Fisher, antes de dimitir, por una suma no revelada. Igual, el directorio la despidió y le pidió la dimisión a Hurd esgrimiendo un pretexto baladí: imputar indebidamente a la empresa US$ 20.000 en gastos de comidas y diversiones con la dama. La junta arguyó que había perdido confianza en él mientras ella lo culpaba por ahorrar dinero a su costa.<br />
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En ese clima de equívocos, tras anunciarse la renuncia de Hurd, Hewlett-Packard perdió US$ 10.000 millones en su valor en Wall Street, o sea 10% en capitalización bursátil. ¿Por qué? Porque el mercado cree que eso valía el ex director ejecutivo para los accionistas. Esto no es extraño, pues se le reconoce al hombre haber renovado la firma, que hoy es la primera tecnológica en términos de ventas.<br />
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Durante su tenida, el título dobló de precio y superó en desempeño a los indicadores del mercado. Comúnmente, la caída de un director ejecutivo está precedida por un mal desempeño, no por éxitos. Así sucedió en febrero de 2005, cuando despidieron a Carleton Fiorina en H-P. En aquellos días, la acción saltó 7% al conocerse la noticia. <br />
¿Existe una explicación alternativa para la baja bursátil? Catherine Lesjak, directora financiera y reemplazante interina de Hurd se encargó sin querer de poner el dedo en la llaga. “Esta renuncia –aclaró- no tiene nada que ver con problemas operativos”.<br />
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Algunos sostienen que el descenso bursátil fue exagerado pero, sin embargo, el papel todavía no se ha recobrado. También es cierto que, hace un mes, H-P anunció un programa de recompras accionarias por –justo- US$ 10.000 millones. Esto convalida la hipótesis de sobrerreacción pero, además, coincide con otro golpe a los títulos de H-P: la pelea con Dell por 3Par y la última oferta del gigante, que implicó una prima de 200% sobre el último precio. <br />
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El culebrón no para ahí. A la sazón, Hurd fue después nombrado copresidente de Oracle, cuyo presidente ejecutivo –Lawrence Ellison, nadie menos- afirma que echarlo fue un error garrafal. A su criterio, la junta de H-P se comportó de forma incompatible con las obligaciones fiduciarias hacia los accionistas. Otro error fue hacerle caso a APCO, una firma asesora en relaciones públicas que había recomendado revelar los cargos de acoso sexual, aunque careciesen de sustento. <br />
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Para colmo, a Hurd la junta le pagó una indemnización de US$ 12 millones. Luego, sólo se atinó a una sola línea de defensa: cuando se lo despidió, se subestimó el “valor en mercado” del ex ejecutivo. Ello le permitió a un gran accionista de H-P, el fondo jubilatorio Brockton radicar una denuncia contra la junta para recobrar los US$ 12 millones abonados a Hurd. Ello implicaría volverlo a su cargo en H-P, lo cual a su vez abriría dos salidas: Hurd devuelve el dinero –un imposible, pues ya trabaja en Oracle- o se encuentra alguien de sus quilates.<br />
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Vericuetos del caso Hurd y el gobierno de Hewlett-Packard
Semanas atrás, la junta de la tecnológica forzó la renuncia de Mark Hurd como director ejecutivo, tras un sumario por acoso sexual. Una operadora externa de marketing, Jodie Fisher (2007/09), lo acusaba de retacearle trabajos porque no respondía a su cortejo.