Según la resolución difundida desde Luxemburgo, sede del alto tribunal,
“varios artículos en los acuerdos de cielos abiertos, entre EE.UU.
y ocho países, violan leyes de la UE sobre libertad de competencia”.
Pero el dictamen no aclara si los nuevos pactos serán negociados por los
gobiernos involucrados o por la Comisión Europea (el PE regional).
Gran Bretaña, Alemania, Holanda y otros miembros de la UE se hallan ahora
entre la espada (sus obligaciones respecto de las leyes europeas) y la pared,
o sea los acuerdos con EE.UU. Algunos expertos creen que cada país debiera
renegociar individualmente con Washington.
Hasta la decisión de la Corte, esos pactos dividían -desde la posguerra-
un mercado hoy estimado en US$ 17.000 millones anuales. Renegociar el tráfico
comercial noratlántico podría tomar años, máxime con
las aerolíneas estadounidenses en plena crisis.
En otro plano, los acuerdos trababan fusiones y adquisiciones entre compañías
de la UE, pues exigían que -para retener rutas a EE.UU.- el paquete de
cada sociedad fuese controlado por accionistas de su propio país. Por ejemplo,
si Air France comprase KLM no “heredaría” automáticamente
la ruta Amsterdam-Nueva York. Como es obvio, el sistema beneficia a las empresas
estadounidenses, punto clave en el veredicto de Luxemburgo.
Según la resolución difundida desde Luxemburgo, sede del alto tribunal,
“varios artículos en los acuerdos de cielos abiertos, entre EE.UU.
y ocho países, violan leyes de la UE sobre libertad de competencia”.
Pero el dictamen no aclara si los nuevos pactos serán negociados por los
gobiernos involucrados o por la Comisión Europea (el PE regional).
Gran Bretaña, Alemania, Holanda y otros miembros de la UE se hallan ahora
entre la espada (sus obligaciones respecto de las leyes europeas) y la pared,
o sea los acuerdos con EE.UU. Algunos expertos creen que cada país debiera
renegociar individualmente con Washington.
Hasta la decisión de la Corte, esos pactos dividían -desde la posguerra-
un mercado hoy estimado en US$ 17.000 millones anuales. Renegociar el tráfico
comercial noratlántico podría tomar años, máxime con
las aerolíneas estadounidenses en plena crisis.
En otro plano, los acuerdos trababan fusiones y adquisiciones entre compañías
de la UE, pues exigían que -para retener rutas a EE.UU.- el paquete de
cada sociedad fuese controlado por accionistas de su propio país. Por ejemplo,
si Air France comprase KLM no “heredaría” automáticamente
la ruta Amsterdam-Nueva York. Como es obvio, el sistema beneficia a las empresas
estadounidenses, punto clave en el veredicto de Luxemburgo.