“La baja de ganancias en enero-marzo dará que hablar a los analistas en Nueva York”, decían eufóricos voceros de Detroit. Olvidando que General Motors, Ford y Chrysler darían lo que no tienen por un balance anual la mkted de buenos que los de Toyota y otras empresas orientales.
También varios gurúes de Wall Street dieron la bienvenida al descenso de utilidades en el último cuarto del ejercicio 2004, que fue de abril de ese año a marzo último. Ocurre que, desde hace meses, vienen profetizando contra Toyota. Por cierto, los japonesea admten que las ganancias netas del IV trimestre, US$ 2.700 millones, fueron 17% inferiores a las de un año atrás.
No obstante, en ese mismo lapso, las ventas sumaban US$ 46.600 millones, o sea 4,3% sobre el IV trimestre del ejercicio 2003. “El descenso de utilidades refleja un entorno operativo global difícil, que perjudica a una de las firmas con mayor disciplina financiera en el mundo”, señala –no sin cierta satisfacción- un columnista del “Wall Street Jouirnal”, omitiendo el dato de ingresos totales.
Sin duda, la compañía, más otras de Japón y Surcorea, está disputándoles espacios a sus rivales de Detroit. Particularmente, en el propio mercado norteamericano. Pero la “guerra de precios” argüida por analistas neoyorquinos corre por una sola mano: los desmedidos descuentos, reemblosos e incentivos crediticios ofrecidos por las terminales estadounidenses, que achican extraordinariamente los precios que perciben concesionarios y fabricantes.
En verdad, Toyota busca aumentar porciones den mercado elevando capacidad de producción y diverificándola geográficamente. De ahí que siga levantando plantas alrededor del planeta: en diez años ha llevado de 25 a 50 las fábricas fuera de Japón. Además, proyecta llevar este año de US$ 17.500 a 19.000 millones los gastos en fábricas, equipos, investigación y desarrollo. La meta básica es llevar a 15% la cuota global de la empresa hacia 2010 (hoy es 12%). Eso explica la campaña de pesimismo lanzada desde Detroit y Wall Street.
El contexto real da a entender que el retroceso de utilidades en enero-marzo es coyuntural. La propia empresa lo señala, admitiendo que su cuota de mercado “se ha expandido más de lo previsto” (señalaba Hiroshi Okuda, el presidente ejecutivo). Pero ello ocurre debido a la declinación de GM y Ford, tanto que Toyira contempla disminuir su competencia y compartir tecnologías con Detroit.
Sea como fuere, la rentabilidad de la empresa no está en duda. En el ejercicio contable 2004, los ingresos alcanzaron US$ 175.000 millones, 7,3% sobre 2003. En cuanto a ganancias, subieron 0,8%, a US$ 11.150 millones. En volumen, las ventas consolidadas sumaron 7.400.000 unidades, 10,5% más que el ejercicio previo.
“La baja de ganancias en enero-marzo dará que hablar a los analistas en Nueva York”, decían eufóricos voceros de Detroit. Olvidando que General Motors, Ford y Chrysler darían lo que no tienen por un balance anual la mkted de buenos que los de Toyota y otras empresas orientales.
También varios gurúes de Wall Street dieron la bienvenida al descenso de utilidades en el último cuarto del ejercicio 2004, que fue de abril de ese año a marzo último. Ocurre que, desde hace meses, vienen profetizando contra Toyota. Por cierto, los japonesea admten que las ganancias netas del IV trimestre, US$ 2.700 millones, fueron 17% inferiores a las de un año atrás.
No obstante, en ese mismo lapso, las ventas sumaban US$ 46.600 millones, o sea 4,3% sobre el IV trimestre del ejercicio 2003. “El descenso de utilidades refleja un entorno operativo global difícil, que perjudica a una de las firmas con mayor disciplina financiera en el mundo”, señala –no sin cierta satisfacción- un columnista del “Wall Street Jouirnal”, omitiendo el dato de ingresos totales.
Sin duda, la compañía, más otras de Japón y Surcorea, está disputándoles espacios a sus rivales de Detroit. Particularmente, en el propio mercado norteamericano. Pero la “guerra de precios” argüida por analistas neoyorquinos corre por una sola mano: los desmedidos descuentos, reemblosos e incentivos crediticios ofrecidos por las terminales estadounidenses, que achican extraordinariamente los precios que perciben concesionarios y fabricantes.
En verdad, Toyota busca aumentar porciones den mercado elevando capacidad de producción y diverificándola geográficamente. De ahí que siga levantando plantas alrededor del planeta: en diez años ha llevado de 25 a 50 las fábricas fuera de Japón. Además, proyecta llevar este año de US$ 17.500 a 19.000 millones los gastos en fábricas, equipos, investigación y desarrollo. La meta básica es llevar a 15% la cuota global de la empresa hacia 2010 (hoy es 12%). Eso explica la campaña de pesimismo lanzada desde Detroit y Wall Street.
El contexto real da a entender que el retroceso de utilidades en enero-marzo es coyuntural. La propia empresa lo señala, admitiendo que su cuota de mercado “se ha expandido más de lo previsto” (señalaba Hiroshi Okuda, el presidente ejecutivo). Pero ello ocurre debido a la declinación de GM y Ford, tanto que Toyira contempla disminuir su competencia y compartir tecnologías con Detroit.
Sea como fuere, la rentabilidad de la empresa no está en duda. En el ejercicio contable 2004, los ingresos alcanzaron US$ 175.000 millones, 7,3% sobre 2003. En cuanto a ganancias, subieron 0,8%, a US$ 11.150 millones. En volumen, las ventas consolidadas sumaron 7.400.000 unidades, 10,5% más que el ejercicio previo.