<p>Un equipo ejecutivo dominado por franceses de Alcatel, donde la presidente norteamericana –herencia de Lucent- era un cero a la izquierda, fracasó en armar un gigante mundial en equipos para telecomunicaciones. Medidas tan previsibles como echar 16.500 empleados, en mayoría estadounidenses, fueron inútiles.</p>
<p>El último intento de salvataje fue patético: la compañía apeló a firmas reclutadoras de managers. En este caso, también hacían falta directivos. Pero era tarde y, de todos modos, los buscadores de talentos no suelen dar resultados en emergencias como ésta.</p>
<p>Russo no supo evitar lugares comunes en tiempos de crisis. Hace algunos días afirmaba: “El momento más difícil de la fusión quedó atrás. Hemos hecho grandes progresos desde que encaramos el programa de recuperación”. La renuncia de la cúpula dice lo contrario. Durante los últimos treinta meses, los grandes proveedores de equipos vienen siendo castigados por el descenso mundial de gastos.</p>
<p>Aparte, sus clientes, los operadores de telefonía, son menos debido a fusiones y adquisiciones. Como si esos factores fuesen pocos, persiste una guerra de precios desatada por competidores de bajo precio en Asia oriental y meridional. Por ejemplo, la china ZTE, cuyos productos pasan a ser insumos básicos. En suma, los márgenes operativos sectoriales han bajado de 7,5% en 2001 a 6,2% en 2007.</p>
<p>Russo deja la empresa en diciembre con una indemnización de “apenas” € 6.000.000 por su fracaso. Tchuruk se va en octubre y cobrará una cifra similar. Mientras se dirime el conflicto interno, rivales como las suecas Ericsson y Telefon empiezan a sacarle clientes a Alcatel-Lucent. Esta compañía declara un rojo de € 1.100 millones en el segundo trimestre, 87,7% sobre los 586 millones de hace un año. Las ventas cedieron 5,2%, a € 4.100 millones.</p>
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Tarde, pero al fin cayó la conducción de Alcatel-Lucent
Fue una fusión mal hecha, que sólo ha deparado quebrantos, tensiones y grescas internas. Serge Tchuruk, artífice de la aventura (2006) y su víctima propiciatoria, Patricia Russo, acaban de dimitir. Cinco pérdidas trimestrales fueron demasiado.