<p>En segundo término, las oficinas de la empresa en Moscú acaban de ser allanadas por la justicia. Las vacilaciones de sus voceros en la capital rusa y en Texas pusieron de manifiesto que no existía un “plan B” para emergencias de este tipo.<br />
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Estos reveses suceden en medio de nuevas frustraciones. Por ejemplo, los accionistas objetan la lenta recuperación de BP tras el desastre humano y ambiental del año pasado en el golfo de México. Desde la explosión de la plataforma Deepwater Horizon hasta el martes, el papel de la compañía se ha deteriorado 44%.<br />
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Por otra parte, el gobierno estadounidense sigue sin sentirse satisfecho con los cambios cosméticos en el manejo de la firma. Tampoco conforman los sumarios internos ni el escaso interés en los once muertos. “La empresa no parece reencontrar el rumbo”, sostiene Paul Mumford, analista del fondo londinense Cavendsh Asset Management, que tiene casi US$ 3.600 millones en títulos. Hablando en Nueva York, el director ejecutivo Robert Dudley reiteró promesas.<br />
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Son tiempos difíciles para British Petroleum
En primer lugar, accionistas e inversores incrementan presiones sobre la petrolera británica. ¿Motivo? Exigen una estrategia expansiva para evitar papelones como el más reciente: ExxonMobil le sacó un enorme contrato en el Ártico occidental ruso.