En realidad, es otro caso de un fondo cerrado, Kohlberg Kravis Roberts, “adquiriendo” una empresas y haciéndole emitor deuda nueva para financiar la opertación sin poner dinero propio. La creciente iliquidez financiera, derivada de la crisis hipotecaria, pone en evidencia las escasas bases racionales de un negocio en boga recién desde 2004.
Las tres entidades retiraron la oferta porque no desean elevar la sobretasa de riesgo que se acepta para colocar los títulos resultantes. Los bancos contratados por KKR, que en julio ya retiraron US$ 10.000 millones en créditos de mejor calidad, sólo sindicarán 1.500 millones en deuda cuyo repago será en mayor plazo y a superior tasa.
Allied Boots es un ejemplo “clásico” de venta apalancada que se frusta. Con este caso, las deudas acumuladas por bancos norteamericanos vía esas operaciones orillan US$ 400.000 millones. Así estima Baring’s Asset Management. La medida adoptada por las tres entidades eleva los compromisos financieros de KKR y AB a US$ 16.800 millones.
Mientras tanto, varios administradores de carteras grandes, en Londres, Nueva York y Fráncfort, temen que vaya agravándose la situación en los mercados de crédito. Inicialmente, KKR y un megaespeculador italiano, Stefano Pessina, aceptaron tomar la cadena de farmacias Allied Booth en abril. Iba a ser la mayor transacción apalancada en Europa occidental y todos aplaudían.
Todavìa hoy, Alessandro Profumo –número uno de UnicreditoCapitalia, un reciente matrimonio- sostiene que hay poco riesgo y que la firma es “una fábrica de efectivo”. Pero, en el primer gran negocio frustrado tras una megafusión bancaria italiana, Profumo olvida que, si Allied Boots genera tanta caja ¿por qué tomarla vía una compra aplancada, donde sólo ganan un fondo cerrado y un grupo de ejecutivos aprovechados?…
Este papelón afecta la imagen de otros grupos asociados a KKR. Verbigracia, Citigroup, Barclay’s y Royal bank of Scotland. Los dos últimos protagonizan desde hace meses un culebrón en torno de ABN Amro.
En realidad, es otro caso de un fondo cerrado, Kohlberg Kravis Roberts, “adquiriendo” una empresas y haciéndole emitor deuda nueva para financiar la opertación sin poner dinero propio. La creciente iliquidez financiera, derivada de la crisis hipotecaria, pone en evidencia las escasas bases racionales de un negocio en boga recién desde 2004.
Las tres entidades retiraron la oferta porque no desean elevar la sobretasa de riesgo que se acepta para colocar los títulos resultantes. Los bancos contratados por KKR, que en julio ya retiraron US$ 10.000 millones en créditos de mejor calidad, sólo sindicarán 1.500 millones en deuda cuyo repago será en mayor plazo y a superior tasa.
Allied Boots es un ejemplo “clásico” de venta apalancada que se frusta. Con este caso, las deudas acumuladas por bancos norteamericanos vía esas operaciones orillan US$ 400.000 millones. Así estima Baring’s Asset Management. La medida adoptada por las tres entidades eleva los compromisos financieros de KKR y AB a US$ 16.800 millones.
Mientras tanto, varios administradores de carteras grandes, en Londres, Nueva York y Fráncfort, temen que vaya agravándose la situación en los mercados de crédito. Inicialmente, KKR y un megaespeculador italiano, Stefano Pessina, aceptaron tomar la cadena de farmacias Allied Booth en abril. Iba a ser la mayor transacción apalancada en Europa occidental y todos aplaudían.
Todavìa hoy, Alessandro Profumo –número uno de UnicreditoCapitalia, un reciente matrimonio- sostiene que hay poco riesgo y que la firma es “una fábrica de efectivo”. Pero, en el primer gran negocio frustrado tras una megafusión bancaria italiana, Profumo olvida que, si Allied Boots genera tanta caja ¿por qué tomarla vía una compra aplancada, donde sólo ganan un fondo cerrado y un grupo de ejecutivos aprovechados?…
Este papelón afecta la imagen de otros grupos asociados a KKR. Verbigracia, Citigroup, Barclay’s y Royal bank of Scotland. Los dos últimos protagonizan desde hace meses un culebrón en torno de ABN Amro.