Scania, un viaje al futuro del transporte

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La compañía sueca cambió su visión del negocio y cambió la propuesta de valor.

 Abandona el perfil de fabricante de camiones y ómnibus y se reconvierte en agente de cambio del transporte sustentable. La visita a su planta en Suecia y los cambios que impulsa la marca permiten confirman este nuevo camino.

 

Por Leandro Africano

 

En los últimos 30 años Suecia modificó su condición de país de segunda línea europeo gracias a la industrialización de su economía y el excelente nivel de vida y bienestar de su sociedad, basados en la activa presencia del Estado y un crecimiento constante del PBI que en 2017 fue, por ejemplo, del 3,3%. 

Se trata además de un país que no tiene petróleo, que logra autoabastecerse en materia de producción agrícola pero que fundamentalmente es el terreno fértil para empresas de la nueva economía como Spotify, del retail global como Ikea, de Erikson en tecnología, H&M en indumentaria, Volvo en automóviles y de Scania en camiones y buses. 

En este contexto la compañía que históricamente fue percibida como un gran fabricante global, con plantas en Argentina y Brasil, inclusive, hoy está cambiando su perfil hacia una marca que ofrece soluciones de transporte. Scania tomó nota de cuatro puntos esenciales en su categoría que los hicieron modificar su punto de vista: la congestión del tránsito; la polución que genera el transporte de bienes en todo el mundo; el cambio climático que tiene lugar en todos los rincones del planeta; y la matriz energética que tienen la mayoría de los países. 

Decidida a barajar y dar de nuevo, la empresa asumió un fuerte compromiso como gran protagonista del transporte mundial que se traduce en una nueva forma de hacer negocios: la búsqueda constante de eficiencia energética en sus productos (viene logrando una reducción de emisión de CO2 de 2% anual en sus motores); el desarrollo de productos que utilicen combustibles y energías alternativas (biogás –proveniente de desechos orgánicos–, GNC, GNL, eléctrico, biodiesel y etanol, entre otros) y puesta en marcha de sistemas de transportes inteligentes y más seguros, afianzados en la tecnología. 

En un reciente encuentro con periodistas argentinos, Mathias Carlbaum, vicepresidente ejecutivo de la compañía y responsable de las operaciones comerciales en todo el mundo de Scania, señaló que la compañía “no tiene otro camino más que el del transporte sustentable. Sabemos que no vamos a cambiar el mundo, pero tenemos que demostrar que es posible hacerlo.

Y es por eso que nos propusimos metas claras: en 2020 todas nuestras operaciones en plantas y concesionarios de todo el mundo no deben recurrir a combustibles fósiles para aprovisionarse de energía; hacia 2025 vamos a reducir en un 50% la emisión de CO2 de nuestras flotas con relación a nuestro punto de partida que fue en 2016. También nos propusimos reducir la emisión de CO2 en un 50% para 2025 en todas nuestras operaciones de fabricación y venta, reducir en un 33% el uso de energía en nuestras plantas y bajar en 25% la cantidad de residuos en cada una de las operaciones de todo el mundo”.

En este sentido, Europa en general y Suecia en particular han dado grandes señales. Por ejemplo, Estocolmo la ciudad capital y el centro urbano más grande del país, tiene ya 800.000 habitantes y sigue creciendo. Dentro de su objetivo de sustentabilidad, se ha propuesto continuar con la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero para que se convierta en una ciudad libre de combustibles fósiles para el año 2050. Al momento ha logrado eliminar por completo el uso de combustibles fósiles en el transporte y, en el año 2030, para la calefacción. 

Además, el 95% de la población vive a tan solo 300 metros de zonas verdes y los autobuses aseguran el 75% del tráfico en horas pico. El subterráneo (metro) y los trenes de cercanías usan electricidad obtenida a partir de energías renovables, en este caso la hidroeléctrica. Por último, desde 2008, la ciudad se ha visto especialmente involucrada en la creación de infraestructuras para coches eléctricos e híbridos, instalando tecnología para que puedan ser cargados y conducidos con diversos combustibles.

Asimismo, en Estocolmo, opera un impuesto de tránsito que es parte de un paquete más grande para una solución general en un intento de mejorar el medio ambiente. La tasa de congestión se introdujo en 2006 para los vehículos que viajan dentro y fuera de la zona del centro urbano durante las horas diurnas. Los automóviles son automáticamente registrados en las estaciones de pago y el impuesto se paga mensualmente a través de una factura enviada al propietario del vehículo.

 

Desde el inicio de este sistema, la ciudad ha visto una reducción en la congestión del tráfico y un aumento en el número de habitantes que utilizan el transporte público, mejorando con ello la calidad del aire.

 

Argentina también 

 

En diálogo con Mercado, Carlbaum que hasta hace poco tiempo dirigió las operaciones de Brasil y también de España, explicó que los objetivos generales que se propuso la compañía “no son fáciles de cumplir, pero que al mismo tiempo no tenemos opción. Este es el camino que decidimos tomar y que se articula con una inversión del 7% de los ingresos en investigación y desarrollo cuando el promedio en nuestra categoría es de 4 o 5%. Hoy ofrecemos más de seis formas diferentes de combustibles en nuestra línea de productos.

Esto, lo puedo asegurar, era impensado hace pocos años. No estaba en la agenda política ni empresaria de casi nadie. Y hoy lideramos este cambio”.  Scania lidera varios segmentos del mercado de buses y camiones en Argentina y además cuenta con una planta con 40 años en la provincia de Tucumán, que fabrica componentes de las cajas de cambios para casi todos los modelos que comercializa en el mundo.

Esto hace que el país tenga suficientes motivos para hacer valer su peso específico dentro de la compañía y así queda demostrado en palabras del entrevistado: “Teníamos expectativas fuera de serie para Argentina en 2018 y ahora lamentamos mucho lo que sucedió en las últimas semanas con la economía. Pero no vamos a modificar nuestra hoja de ruta porque la marca tiene una gran percepción de los clientes y la sociedad”.

“En poco tiempo vamos a presentar toda nuestra nueva línea de productos para que el país tenga disponible toda nuestra tecnología. Sabemos que la movilidad urbana en Argentina tiene un potencial muy grande, sobre todo con combustibles alternativos como el GNC o el biogás. No vamos a esperar de brazos cruzados que todo cambie, sino que seremos agente de ese cambio”. 

“A futuro, imaginamos una actividad del transporte totalmente eléctrico, pero todavía hay mucho por hacer para que se disponga de esa energía de forma renovable tanto en Argentina como en otros países de la región. Mientras tanto, ofrecemos una gran diversidad de combustibles en nuestros camiones y buses”, afirmó Carlbaum. 

El mercado de camiones y buses en Argentina al igual que el de los inmuebles, está dolarizado y si hay una depreciación del tipo de cambio eso provoca que las ventas disminuyan hasta que el mercado se reacomode. Sin embargo, Scania tiene clientes en el agro y la minería que con este nuevo valor del dólar tendrán una diferente perspectiva a corto y mediano plazo para planificar sus compras. “En el caso del agro dependerá de cómo tomen el tema de las retenciones y cómo vayan las cosechas”, apuntó dando cuenta de su profundo conocimiento de la situación local.

 

Dentro del futuro

La compañía sueca organizó meses atrás la segunda edición del Foro de Transporte Sustentable en Estocolmo, que tendrá su primera versión dentro de pocas semanas en Buenos Aires. En esa oportunidad, que contó con la participación destacada del ex vicepresidente estadounidense Al Gore, se trataron diferentes temas y problemáticas para cumplir con el objetivo de lograr un transporte pesado libre de carbono para 2050, alineándose de esta manera con el Acuerdo de París.

En ese sentido, Scania mostró un estudio donde los gobiernos pueden seleccionar varias alternativas para cumplir dicha meta: estas opciones incluyen el cambio a vehículos eléctricos a batería, biocombustibles, celdas de combustible o una combinación de todas estas tecnologías. Otro de los temas centrales fue el desarrollo de acuerdos entre sectores públicos y privados orientados a seguir avanzando en sustentabilidad y alcanzar los objetivos a futuro.

Justamente, durante el foro, se anunció la conformación de una coalición entre el proveedor de energía E.ON, Siemens y H&M Group para acelerar la descarbonización del transporte pesado. Puesta a pensar en el futuro del transporte de bienes, Scania tiene la mirada puesta en tres grandes pilares: la conectividad de las unidades, la electrificación como fuente primaria de energía para sus motores y el desarrollo de camiones y buses autónomos. 

Por ejemplo, Scania diseñó en Singapur las primeras operaciones a gran escala del mundo de un pelotón de autobuses autónomos, basadas en su propia tecnología. Esta ciudad cuenta con casi un millón de vehículos, por lo que la iniciativa trata de abordar la demanda de transporte en aumento y las restricciones sobre la superficie; 12 % del total del territorio de Singapur se usa para infraestructura de transporte vial y terrestre.

Además, también enfrenta una escasez de conductores.  El proyecto, que ya está en marcha, se basa en un pelotón de 4 o 5 unidades que circula en los caminos públicos mientras transporta contenedores entre las terminales del puerto. La mecánica es simple y compleja a la vez: una primera unidad con chofer comanda el pelotón sin conductores que obedece las órdenes que recibe del primer camión mediante una red privada de tecnología 5G.

Otros de los proyectos, que parece extraído de una película futurista, es la primera ruta eléctrica del mundo que se inauguró cerca de la ciudad de Gävile, en el centro de Suecia. La iniciativa es el resultado de un trabajo de investigación en el que la compañía sueca provee camiones eléctricos. Es una franja de dos kilómetros de la autopista E16, utilizados en condiciones de tránsito abierto y real.

Esta nueva tecnología es el resultado de años de cooperación entre el Estado y el sector privado (con representantes como Scania y Siemens) y permite que los camiones operen como vehículos eléctricos cuando se encuentran en las rutas eléctricas y como vehículos híbridos en los caminos tradicionales.  Los directivos de Scania no descartan que la nueva economía tenga escondida debajo de la manga un Uber o un Airbnb para su industria tal como se la conoce. Por eso desarrollan escenarios diversos donde imaginan un futuro donde el transporte de bienes será autónomo, con móviles de diferentes tamaños y fundamentalmente motorizados por energías renovables.

 

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