Cada 11 de octubre se celebra el Día Internacional del Dulce de Leche, instaurado en 1998 por el Centro Argentino de Promoción del Dulce de Leche y Afines. En 2024, la producción nacional llegó a 128.000 toneladas, con un consumo per cápita anual de dos kilos con doscientos gramos, lo que refleja la vigencia de este producto en la dieta local.
En este escenario, San Ignacio, empresa santafesina con más de ochenta y cinco años de historia, reafirma su posición como uno de los principales exportadores de dulce de leche argentino. La firma envía sus productos a más de dieciocho destinos internacionales, entre ellos Japón, Vietnam, India y países de la Unión Europea.
Alejandro Reca, CEO y director de San Ignacio, subraya la importancia del producto: “El dulce de leche es uno de los productos argentinos con mayor valor agregado y que nos identifica en todo el mundo”. El portfolio de la compañía abarca opciones tradicionales y lanzamientos recientes, como el envase Squeeze de cuatrocientos cincuenta gramos, orientado a facilitar el consumo diario.
“Nuestro desafío es trabajar en nuevos formatos que hagan más fácil y práctico el disfrute del dulce de leche en la vida cotidiana”, afirma Reca. El camino exportador de San Ignacio comenzó en 1979 con el primer envío a Alemania, hito que, según Fernando Rodríguez Morón, gerente de Comercio Exterior, “marcó un antes y un después: fuimos de las primeras empresas en obtener la certificación para exportar a la Unión Europea”.
Actualmente, la compañía destina más del quince por ciento de su producción al mercado externo y ocupa el segundo puesto nacional en exportación de queso azul. Desde sus plantas en Sauce Viejo e Hipatia, provincia de Santa Fe, San Ignacio continúa expandiendo el sabor argentino a nivel local e internacional.
“Ese hito marcó un antes y un después: fuimos de las primeras empresas en obtener la certificación para exportar a la Unión Europea”, recuerda Fernando Rodríguez Morón, gerente de Comercio Exterior.
