sábado, 14 de diciembre de 2024

Royal Bank of Scotland: ¿cada vez más grande, pero no mejor?

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Frederick Goodwin, director ejecutivo del RBS, parece empeñado en demostrar que fusiones y adquisiciones (F&A) no siempre son panaceas. Desde 2004, retornos y dividendos vienen cediendo, para irritación de los accionistas.

Ese año, el RBS (de “real” sólo le queda el nombre) hizo una gran compra. Por entonces, Goodwin apostaba fuerte a la megaburbuja inmobiliaria norteamericana iniciada en 2001. Creía que ese negocio compensaría el lento crecimiento de otros rubros en Gran Bretaña. Pero, desde fines de 2006, una ola de ejecuciones hipotecarias sin precedentes forzó a los mayores bancos a depreciar o liquidar una masa que puede alcanzar pronto US$ 77.000 millones (presume JM Morgan Chase).

Si bien otras fuentes calculan “sólo” US$ 65.000 millones, eso no es consuelo para RBS. “Parece una calamidad”, confiesa Morley Fund, una cartera de US$ 340.000 millones que tiene acciones de la entidad. Hasta el martes, el RBS perdía en el año 37% de capitalización bursátil, una emergencia cuya gravedad es superada apenas por Citigroup y Mitsubishi UFJ.

Goodwin afronta menor crecimiento de ingresos y mayores costos financieros. Justamente mientras termina de deglutir su última presa, ABN Amro. Precisa US$ 23.700 millones para deglutir las divisiones de títulos (Holanda) y banca minorista (Asia oriental).

Según algunos analistas, durante este semestre el rédito neto de RBS disminuirá 8,6%, a unos US$ 6.045 millones. Será el primer descenso desde que Goodwin está al frente y explica por qué el directivo no abrirá la boca hasta la próxima reunión con inversores institucionales, el 6 de diciembre.

Este banco exhibe una dudosa distinción, como número uno de Europa occidental en armar financiamientos para compras apalancadas. El colapso del mercado estadounidense de hipotecas titulizadas desfinanció el otro segmento y a sus fondos especulativos. Las utilidades de la división respectiva de RBS (38% de sus ingresos totales) probablemente bajen 13%, a unos US$ 3.480 millones.

El banco entró al mercado norteamericano en 1988, tomando Citizens Financial Group. En 2001 adquirió la red minorista de Mellon Financial, por US$ 2.100 millones. Tres años después, pagó US$ 10.300 millones por Charter One Financial. Fundado en Edimburgo en 1727, fue banca de la corona escocesa, ya unida a la inglesa, con facultad de emitir su propia moneda.

Ya privado, en 2000 compró por unos US$ 45.000 millones el National Westminster. Fue la mayor operación de su tipo en Gran Bretaña. Hoy, mientras Bank of America trata de fusionarse con Citigroup para que no caiga en manos de emires árabes, RBS puede arriesgar, sin saberlo, un destino similar por abuso de F&A.

Ese año, el RBS (de “real” sólo le queda el nombre) hizo una gran compra. Por entonces, Goodwin apostaba fuerte a la megaburbuja inmobiliaria norteamericana iniciada en 2001. Creía que ese negocio compensaría el lento crecimiento de otros rubros en Gran Bretaña. Pero, desde fines de 2006, una ola de ejecuciones hipotecarias sin precedentes forzó a los mayores bancos a depreciar o liquidar una masa que puede alcanzar pronto US$ 77.000 millones (presume JM Morgan Chase).

Si bien otras fuentes calculan “sólo” US$ 65.000 millones, eso no es consuelo para RBS. “Parece una calamidad”, confiesa Morley Fund, una cartera de US$ 340.000 millones que tiene acciones de la entidad. Hasta el martes, el RBS perdía en el año 37% de capitalización bursátil, una emergencia cuya gravedad es superada apenas por Citigroup y Mitsubishi UFJ.

Goodwin afronta menor crecimiento de ingresos y mayores costos financieros. Justamente mientras termina de deglutir su última presa, ABN Amro. Precisa US$ 23.700 millones para deglutir las divisiones de títulos (Holanda) y banca minorista (Asia oriental).

Según algunos analistas, durante este semestre el rédito neto de RBS disminuirá 8,6%, a unos US$ 6.045 millones. Será el primer descenso desde que Goodwin está al frente y explica por qué el directivo no abrirá la boca hasta la próxima reunión con inversores institucionales, el 6 de diciembre.

Este banco exhibe una dudosa distinción, como número uno de Europa occidental en armar financiamientos para compras apalancadas. El colapso del mercado estadounidense de hipotecas titulizadas desfinanció el otro segmento y a sus fondos especulativos. Las utilidades de la división respectiva de RBS (38% de sus ingresos totales) probablemente bajen 13%, a unos US$ 3.480 millones.

El banco entró al mercado norteamericano en 1988, tomando Citizens Financial Group. En 2001 adquirió la red minorista de Mellon Financial, por US$ 2.100 millones. Tres años después, pagó US$ 10.300 millones por Charter One Financial. Fundado en Edimburgo en 1727, fue banca de la corona escocesa, ya unida a la inglesa, con facultad de emitir su propia moneda.

Ya privado, en 2000 compró por unos US$ 45.000 millones el National Westminster. Fue la mayor operación de su tipo en Gran Bretaña. Hoy, mientras Bank of America trata de fusionarse con Citigroup para que no caiga en manos de emires árabes, RBS puede arriesgar, sin saberlo, un destino similar por abuso de F&A.

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