Los problemas operativos reflejan el descenso en precios de crudos, menor producción en Argentina –donde está buscando socios para YPF- y onerosas renovaciones de contratos en Venezuela y Bolivia. Casi diez años atrás, en 1999, los españoles compraron YPF a precio bajo (US$ 15.400 millones) e iniciaron un programa para ingresar a las grande ligas petroleras.
Pero esa adquisición, sostienen analistas anglosajones, le generó problemas diversos. Más adelante, con sus yacimientos más relevantes en Venezuela y Bolivia, la compañía afrontaría presiones de los respectivos gobiernos. En la actualidad, admite Antoni Brufáu, presidente ejecutivo desde 2004,“Repsol no repone reservas y los nuevos descubrimientos son pequeños”.
Sea como fuere, la firma está en vías de “reinventarse” como operadora global. elevando inversiones en exploración y producción. En verdad, el resto del sector en Occidente tiene sus mismo problemas: muchas de las mejores reservas sin tocar están en países políticamente cerrados o poco estables, en tato los costos para emprender proyectos han subido a causa, justamente, de la febril actividad. Pero los obtáculos financieros para Repsol son mayores que para gigantes como Exxon Mobil, British Petroleum y otros, que disponen de fondos para superar baches.
Pese a ello, la diversificación geográfica funciona y las inversiones superan los mil millones de euros. Por ejemplo, la empresa compró los derechos de un yacimiento promisorio en México, apodado “Chinghiz jan”. Hace pocas semanas, pudo anunciar su mayor hallazgo, en Libia, donde una antigua presencia le depara términos más favorables que los de sus rivales. Además, contempla colocar casi € 3.000 millones en Irán para desarrollar gas natural.
Los problemas operativos reflejan el descenso en precios de crudos, menor producción en Argentina –donde está buscando socios para YPF- y onerosas renovaciones de contratos en Venezuela y Bolivia. Casi diez años atrás, en 1999, los españoles compraron YPF a precio bajo (US$ 15.400 millones) e iniciaron un programa para ingresar a las grande ligas petroleras.
Pero esa adquisición, sostienen analistas anglosajones, le generó problemas diversos. Más adelante, con sus yacimientos más relevantes en Venezuela y Bolivia, la compañía afrontaría presiones de los respectivos gobiernos. En la actualidad, admite Antoni Brufáu, presidente ejecutivo desde 2004,“Repsol no repone reservas y los nuevos descubrimientos son pequeños”.
Sea como fuere, la firma está en vías de “reinventarse” como operadora global. elevando inversiones en exploración y producción. En verdad, el resto del sector en Occidente tiene sus mismo problemas: muchas de las mejores reservas sin tocar están en países políticamente cerrados o poco estables, en tato los costos para emprender proyectos han subido a causa, justamente, de la febril actividad. Pero los obtáculos financieros para Repsol son mayores que para gigantes como Exxon Mobil, British Petroleum y otros, que disponen de fondos para superar baches.
Pese a ello, la diversificación geográfica funciona y las inversiones superan los mil millones de euros. Por ejemplo, la empresa compró los derechos de un yacimiento promisorio en México, apodado “Chinghiz jan”. Hace pocas semanas, pudo anunciar su mayor hallazgo, en Libia, donde una antigua presencia le depara términos más favorables que los de sus rivales. Además, contempla colocar casi € 3.000 millones en Irán para desarrollar gas natural.