<p>Las cosas se complican también para Fiat-Chrysler, tras el recurso presentado por fondos jubilatorios de Indiana al juez de la quiebra, que debiera resolverlo este martes. Según varios medios norteamericanos, Barack Obama está dispuesto a forzar la alianza.<br />
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Pero, en una Alemania absorta en euroelecciones, las cosas distan de ser claras para la toma de Opel-Vauxhall por parte de Magna-Gaz/Sbyerbank. El semanario “Der Spiegel” se pregunta “cuántos casos Opel podemos permitirnos en este país, donde hay asuntos como la cadena Arcandor de grandes tiendas, Porsche o Schaeffler”.<br />
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Sucede que, este fin de semana, salió a la superficie un “memorando de entendimiento” firmado por la autopartista australiana, la tercerizadora automotriz y el banco ruso. Se refiere a la nueva “Opel Europa”, donde los socios tendrán 55% del paquete, con 35% en poder de General Motors y el resto para el personal.<br />
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Pero, de pronto, el consorcio sólo desembolsará meros € 100 millones, no los 500 millones prometidos cuando Berlín sacó de escena a Fiat. Esos € 400 millones, al parecer, serán convertido en un préstamo sin intereses de Sbyerbank a Magna. Por otra parte, otra entidad rusa planea revender su parte en Opel a un tercero (Gaz misma, Idzh-Avto, Sollres o Tagaz).<br />
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Como si todo ello fuese poco, ha terciado McKinsey, Según la consultora internacional, el plan Magna-Gaz para Opel-Vauxhall ofrece considerables riesgos. Desde Roma, nadie menos que Silvio Berlusconi declaraba que “la partida dista de haber concluido”.</p>
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Opel-Vauxhall: una oferta poco clara de Magna-Gaz
Por un lado, el gobierno estadounidense vuelve a presionar a los alemanes en aras de Detroit. Por otro, la propuesta rusoaustraliana se torna misteriosa. Por ejemplo, el aporte real de capitales llegaría a apenas 100 millones.