A través de Tracinda, el brazo inversor de Kerkorian, éste presionó fuerte a General Motors para integrar una comisión y “explorar posibilidades inmediatas de una asociación plena entre las tres empresas”. Según un eventual acuerdo, Nissan-Renault tomarían 20% en GM. En la situación actual, la francesa Renault –donde tiene acciones el estado galo- controla Nissan con 44%; de allí proviene el brasileño de origen árabe Ghosn. Pero, en ventas y volumen, la japonesa es la más grande de las dos. Juntas, son el cuarto conglomerado automotor del mundo, tras Toyota Motor, GM y Ford.
La propuesta de Tracinda fue formulada el viernes a Wagoner, presidente ejecutivo de GM, que la pasó inmediatamente al directorios. Mientras, Nissan-Renault daba a entender que Ghosn sabía todo de antemano y estaba de acuerdo. El domingo, Wagoner abría conversaciones con DaimlerChrysler. Pewro ésta acababa de anunciar una nueva estrategia fabril, basada en autos chicos-
La movida de Kerkorian y la respuesta de Ghosn sacudióeron analistas, accionistas, inversores y hasta funcionarios de tres gobiernos (Estados Unidos, Francia, Japón). También pusieron en pie de guerra a la surcoreana Daewoo, la subsidiaria más próspera de GM, que compite con Nissan en China y otros mercados.
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Sin duda, el megafinancista buscaba formas de reconstruir el efectivo de GM. Costos laborales y sociales pero, esencialmente, la decadencia de los utilitarios deportivos llevó a un déficit de US$ 10.600 millones en el balance de 2005. Una alianza como la propuesta ahorrará en el futuro costos por desarrollo de productos. Además, permitirá contar con Ghosn, un verdadero experto en sacar automotrices de problemas, y brindará la oportunidad de retirar a Wagoner en forma no traumática.
David Kudla, directivo de Mainstay Capital Management, estimas que una eventual asociación aportará a GM “fondos líquidos por US$ 3.000 millones y potenciales ventajas estratégicas”. Otros son escépticos, pero reconocen que Kerkorian muestra un activismo raro en General Motors y había convencido a Ghosn en contactos privados. A punto tal que, ahora, Nissan-Renault se declara pronta a un pacto e, inclusive, deja la puerta abierta a terceros (¿Daewoo?).
Una triple alianza como la planteada implica una producción mundial de 14.600.000 unidades y ventas por US$ 327.400 millones anuales. Pero, mientras Nissan-Renault aporta 138.400 millones en ingresos (62% de la japonesa) y 8.900 millones en ganancias, GM generó en 2005 pérdidas por US$ 10.600 millones. En las nuevas condiciones, la decisión queda en manos del directorio de General Motors. En cuanto a Wagoner, analistas de Detroit, Nueva York, País y Tokio no ve qué papel positivo podría desempeñar en adelante. Con el gobierno francés (15% de Renault) apoyando el esquema, lo mejor que podría hacer el CEO es retirarse.
A través de Tracinda, el brazo inversor de Kerkorian, éste presionó fuerte a General Motors para integrar una comisión y “explorar posibilidades inmediatas de una asociación plena entre las tres empresas”. Según un eventual acuerdo, Nissan-Renault tomarían 20% en GM. En la situación actual, la francesa Renault –donde tiene acciones el estado galo- controla Nissan con 44%; de allí proviene el brasileño de origen árabe Ghosn. Pero, en ventas y volumen, la japonesa es la más grande de las dos. Juntas, son el cuarto conglomerado automotor del mundo, tras Toyota Motor, GM y Ford.
La propuesta de Tracinda fue formulada el viernes a Wagoner, presidente ejecutivo de GM, que la pasó inmediatamente al directorios. Mientras, Nissan-Renault daba a entender que Ghosn sabía todo de antemano y estaba de acuerdo. El domingo, Wagoner abría conversaciones con DaimlerChrysler. Pewro ésta acababa de anunciar una nueva estrategia fabril, basada en autos chicos-
La movida de Kerkorian y la respuesta de Ghosn sacudióeron analistas, accionistas, inversores y hasta funcionarios de tres gobiernos (Estados Unidos, Francia, Japón). También pusieron en pie de guerra a la surcoreana Daewoo, la subsidiaria más próspera de GM, que compite con Nissan en China y otros mercados.
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Sin duda, el megafinancista buscaba formas de reconstruir el efectivo de GM. Costos laborales y sociales pero, esencialmente, la decadencia de los utilitarios deportivos llevó a un déficit de US$ 10.600 millones en el balance de 2005. Una alianza como la propuesta ahorrará en el futuro costos por desarrollo de productos. Además, permitirá contar con Ghosn, un verdadero experto en sacar automotrices de problemas, y brindará la oportunidad de retirar a Wagoner en forma no traumática.
David Kudla, directivo de Mainstay Capital Management, estimas que una eventual asociación aportará a GM “fondos líquidos por US$ 3.000 millones y potenciales ventajas estratégicas”. Otros son escépticos, pero reconocen que Kerkorian muestra un activismo raro en General Motors y había convencido a Ghosn en contactos privados. A punto tal que, ahora, Nissan-Renault se declara pronta a un pacto e, inclusive, deja la puerta abierta a terceros (¿Daewoo?).
Una triple alianza como la planteada implica una producción mundial de 14.600.000 unidades y ventas por US$ 327.400 millones anuales. Pero, mientras Nissan-Renault aporta 138.400 millones en ingresos (62% de la japonesa) y 8.900 millones en ganancias, GM generó en 2005 pérdidas por US$ 10.600 millones. En las nuevas condiciones, la decisión queda en manos del directorio de General Motors. En cuanto a Wagoner, analistas de Detroit, Nueva York, País y Tokio no ve qué papel positivo podría desempeñar en adelante. Con el gobierno francés (15% de Renault) apoyando el esquema, lo mejor que podría hacer el CEO es retirarse.