Entre febrero de 2007 y enero último, las ventas de Wal-Mart aumentaron apenas 0,5%. Perjudicadas por un invierno duro, también trasuntan la reticencia del público a gastar. Esto inquieta porque, en parte, hay una tendencia a sobrestimar la relevancia de la cadena en la economía nacional.
Según el consejo de paseos de compras (no es “internacional”, como se titula), ha sido el peor enero desde 1970, con un avance promedio también de 0,5%. La cifra no es negativa sólo porque siempre se la calcula en dólares corrientes, un anacronismo de los minoristas. Basta pensar cómo afectaría a las estadísticas apelar a un dólar constante, como suicede con el PBI.
En esta oportunidad, grandes tiendas y paseos de compras redujeron notablenente precios de indumentaria y ropa de cama, debido al fracaso de la temporada de fiestas (la peor desde 2002). Por supuesto, las firmas pueden hacer descuentos porque sus márgenes de utilidad son amplios y reflejan la compulsión del público a comprar por encima de sus medios.
Todo eso no es ajeno a otra señal, bastante más alarmante. La gente compra menos porque los precios reales medios de las viviendas han caído a niveles de los años 30 y baja la oferta de empleo.
Entre febrero de 2007 y enero último, las ventas de Wal-Mart aumentaron apenas 0,5%. Perjudicadas por un invierno duro, también trasuntan la reticencia del público a gastar. Esto inquieta porque, en parte, hay una tendencia a sobrestimar la relevancia de la cadena en la economía nacional.
Según el consejo de paseos de compras (no es “internacional”, como se titula), ha sido el peor enero desde 1970, con un avance promedio también de 0,5%. La cifra no es negativa sólo porque siempre se la calcula en dólares corrientes, un anacronismo de los minoristas. Basta pensar cómo afectaría a las estadísticas apelar a un dólar constante, como suicede con el PBI.
En esta oportunidad, grandes tiendas y paseos de compras redujeron notablenente precios de indumentaria y ropa de cama, debido al fracaso de la temporada de fiestas (la peor desde 2002). Por supuesto, las firmas pueden hacer descuentos porque sus márgenes de utilidad son amplios y reflejan la compulsión del público a comprar por encima de sus medios.
Todo eso no es ajeno a otra señal, bastante más alarmante. La gente compra menos porque los precios reales medios de las viviendas han caído a niveles de los años 30 y baja la oferta de empleo.