<p>En efecto, esos deslices recién “se descubrieron” luego de que ML otorgara pingües bonificaciones y mientras caía en manos de Bank of America (que no termina de arrepentirse). Ejecutivos superiores del banco se preguntan –y preguntan- qué diablos pasó.<br />
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Naturalmente, ahora se investiga cómo ML asentó (si es que lo hizo) una serie de transacciones irregulares y las pérdidas consiguientes en los frenéticos meses finales de 2008. Uno de los casos mayores apareció en libros demasiado tarde.<br />
Atañía a actividades de Alexis Stenfors, un operador monetario de Londres que llamó la atención de reguladores británicos. Sus quebrantos llegaron a tal punto que, alarmado, Bank of America acaba de abrir sumarios que implican a varios intermediarios. Ello mientras el director ejecutivo Kenneth Lewis –por cuya cabeza no se da mucho- analiza colocaciones riesgosas que casi terminan con ML.<br />
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Hasta el momento, se sabe en el ambiente que, en el cuarto trimestre de 2008, Merrill Lynch sufrió una hemorragia de US$ 13.800 millones, cuidadosamente disimulada mediante trucos contables, que obligó a un segundo rescate de BofA. Al momento de la fusión (5 de diciembre) apurada por Henry Paulson –un as gastando dinero de los contribuyentes- , los accionistas de BofA no sabían nada. Tampoco sabían que la ex firma de valores había regalado US$ 3.600 millones en premios al buen desempeño.<br />
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El epicentro del nuevo escándalo lo ocupa Thomas Montag, jefe de operaciones con divisas y “pollo” del hoy jubilado John Thain. No por casualidad, Montag proviene de Goldman Sachs y es amigo de Paulson, a que aún nadie pone sobre el banquillo. Ahora, las campanas suenan por Lewis y la propia fusión.</p>
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Merrill Lynch, una historia que es cada vez más increíble
Parece que un operador de la ex firma de valores segunda tras Goldman Sachs-, jugó más de US$ 120 millones en los mercados de divisas. Entretanto, otros perdían varios millones en la timba más peligrosa del mundo, los derivados crediticios. En secreto.