En realidad, por ahora no parece tanto huida de compañías, sino suspensión o postergación de proyectos para instalarse en ambos gigantes y el sudeste asiático. Hace cinco años, por ejemplo, Yoshiyuki Tanakura –presidente de la japonesa Fujitsu- abría el centro tercerizador Satyam Computers Services en Bangalur (“satyam” significa verdad en hindí). Lo dirigiría Ramalinga Radyiu.<br />
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La ola de optimismo arrastró luego a Nissan-Renault, Sony, Nestlé, Caterpillar, General Electric, etc. Un gurú de la globalización, Thomas Friedman, publicaba “Mundo chato”, donde –como tantos, McKinsey inclusive- confundía mercados financieros o bursátiles con economía real. Al empezar 2009, empero, a los ataques terroristas sobre Bombay siguió el escándalo Satyam: ganancias infladas y pérdidas ocultas por más de US$ 1.000 millones.
<p> Sensibilizados por la megasestafa de Bernard Madoff –algo bien “global”- managers y estrategas desde Silicon Valley a Francfort, Tokio o Nueva York se formulan las mismas preguntas, que Friedman sería incapaz de responder. Entre ellas, ¿es sensato confiar contabilidad, servicios financieros, diagnósticos médicos a distancia y otras funciones vitales a gente de quien no se sabe mucho?…</p>
<p> Por supuesto, desde la burbuja puntocom, Enron, Parmalat, Siemens y otros escándalos, la primacía la tiene Occidente, no las economías emergentes o en desarrollo. Pero Vats Srvatsan (hindú, socio de McKinsey) teme que la violencia terrorista y la falsificación de balances –menos que los costos laborales- planteen graves dilemas al futuro de India como centro tercerizador. No sólo en Bangalur.</p>
<p> “Es hora de reconsiderar esos servicios”, señalan Srvartsan, Adyay Goel y Nazgol Musaví, los tres de la misma consultoría que –hasta hace poco- exaltaba las bondades de tercerizar en India y China. En lo atinente a Beijing, el factor salarial pesa más: el obrero de montaje ha pasado de ganar US$ 1.740 anuales en 2003 a 4.140 en 2008: un avance de 138%.</p>
<p> Sin embargo, subsisten disparidades notables. Tomando como base 100 horas salariales en EE.UU., sus contrapartidas van de 12/20 (India, China, Malasia) a 27 en Latinoamérica y 36/46 en Polonia, Hungría y Rusia. En lo atinente a horas trabajadas por año, la lista pone India al frente (2.350), seguida de México (2.280), Malasia (2.150), Hungría (2.000), China (1.960), Polonia (1.900), EE.UU. (1.895), Brasil (1.870), Rusia (1.790) y Alemania (1.675). Como se ve, McKinsey no debiera preocuparse demasiado por los dos gigantes asiático, aunque sí por Rusia o Brasil. </p>
McKinsey: empresas abandonan China e India porque aumentan los costos
Otras fuentes creen que la consultoría exagera el fenómeno, como antes lo hacía con el flujo de capitales en pos de salarios baratos. No obstante, la volatilidad del dólar (y el euro) o los insumos primarios obliga a replantear estrategias.