domingo, 19 de enero de 2025

Más Enron…

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Según revelaron ayer (11 abril) algunos medios, ciertos suspicaces operadores de Wall Street tenían razón: después de todo, Enron Corporation era algo más que una empresa de energía y combustibles.

Incluía también una organización llamada ECT Investments (al parecer, la sigla significaba Enron´s Corporate Trading).

A través de ECT, la compañía había vendido encubiertamente cientos de millones en acciones, mientras vivía una crisis que acabó en el colapso de diciembre.

ECT Investments era técnicamente un fondo de cobertura interno, una modalidad de especulación financiera por demás volátil. En el momento de declararse en bancarrota, Enron estaba colocando una partida de US$ 145 millones en papeles.

Esas operaciones eran manejadas por Jeffrey Skilling –ex CEO de Enron y creador de ECT- y Andrew Fastow, director financiero (cerebro de las casi mil sociedades cautivas inventadas para inflar ganancias y disimular pérdidas).

Mientras funcionó ese fondo, con oficinas en Houston, la cartera oscilaba en torno de US$ 600 millones –renovables- y sus negocios eran en general apalancados. O sea, las acciones se vendían por poco efectivo y muchos papeles de deuda a futuro, en favor de la propia Enron.

Incluía también una organización llamada ECT Investments (al parecer, la sigla significaba Enron´s Corporate Trading).

A través de ECT, la compañía había vendido encubiertamente cientos de millones en acciones, mientras vivía una crisis que acabó en el colapso de diciembre.

ECT Investments era técnicamente un fondo de cobertura interno, una modalidad de especulación financiera por demás volátil. En el momento de declararse en bancarrota, Enron estaba colocando una partida de US$ 145 millones en papeles.

Esas operaciones eran manejadas por Jeffrey Skilling –ex CEO de Enron y creador de ECT- y Andrew Fastow, director financiero (cerebro de las casi mil sociedades cautivas inventadas para inflar ganancias y disimular pérdidas).

Mientras funcionó ese fondo, con oficinas en Houston, la cartera oscilaba en torno de US$ 600 millones –renovables- y sus negocios eran en general apalancados. O sea, las acciones se vendían por poco efectivo y muchos papeles de deuda a futuro, en favor de la propia Enron.

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