Luz verde para crear una megarred de TV por cable

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En el clima pro conglomerados creado por el triunfo republicano, la Comisión Federal de Comunicaciones finalmente aprobó la creación de un vasto sistema de televisión rentada. Eso se producirá al comprar Comcast la división cable de AT&T.

Una vez completada, la operación habrá generado la mayor red en Estados Unidos y, posiblemente, en el mundo. El monto involucrado asciende a US$ 30.000 millones, por lo cual llama la atención que la CFC (donde hubo tres votos favorables contra uno opositor) no haya estipulado condiciones para evitar riesgos de mono u oligopolio. Con sugestiva celeridad, al rato el departamento de Justicia anunció que no tenía objeciones.

La futura compañía se llamará AT&T Comcast, tendrá sede en Filadelfia y atenderá 27 millones de abonados. Su influencia será decisiva sobre productores y programadores de contenidos. Pero hay un detalle inquietante: originalmente, el acuerdo indicaba que Comcast abonaría US$ 47.000 millones en acciones y tomaría a cargo deudas por 25.000 millones. La caída del valor bursátil, que afecta sobre todo a la adquirente, ha achicado enormemente la primera suma.

“Nunca una transacción de ese monto obtuvo dos luces verdes en pocas horas”, comentaban en AOL Time Warner. Este gigante de medios está negociando el pase de propia TV rentada a Cablevision Systems. En la vereda opuesta, economistas estructurales como Paul Krugman o Robert Kuttner observan que “se insiste en armar gigantes con pies de barro. Como si Vivendi, Kirch, WorldCom y otros desastres hubiesen sucedido en otro planeta”.

Una vez completada, la operación habrá generado la mayor red en Estados Unidos y, posiblemente, en el mundo. El monto involucrado asciende a US$ 30.000 millones, por lo cual llama la atención que la CFC (donde hubo tres votos favorables contra uno opositor) no haya estipulado condiciones para evitar riesgos de mono u oligopolio. Con sugestiva celeridad, al rato el departamento de Justicia anunció que no tenía objeciones.

La futura compañía se llamará AT&T Comcast, tendrá sede en Filadelfia y atenderá 27 millones de abonados. Su influencia será decisiva sobre productores y programadores de contenidos. Pero hay un detalle inquietante: originalmente, el acuerdo indicaba que Comcast abonaría US$ 47.000 millones en acciones y tomaría a cargo deudas por 25.000 millones. La caída del valor bursátil, que afecta sobre todo a la adquirente, ha achicado enormemente la primera suma.

“Nunca una transacción de ese monto obtuvo dos luces verdes en pocas horas”, comentaban en AOL Time Warner. Este gigante de medios está negociando el pase de propia TV rentada a Cablevision Systems. En la vereda opuesta, economistas estructurales como Paul Krugman o Robert Kuttner observan que “se insiste en armar gigantes con pies de barro. Como si Vivendi, Kirch, WorldCom y otros desastres hubiesen sucedido en otro planeta”.

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