Lutz cree que la alianza Fiat-Chrysler no irá bien

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Robert Lutz, adalid de los vehículos traganafta y todavía vicepresidente de la nueva General Motors, sostiene que la tarea de Sergio Marchione será dura. “Las fusiones transatlánticas son extraordinariamente difíciles de cristalizar”, opina.

<p>A la inversa, &ldquo;las combinaciones regionales son m&aacute;s f&aacute;ciles, pues lidian con el mismo contexto, sindical, tributario y de proveedores&rdquo;. As&iacute; se&ntilde;ala este veterano de 77 a&ntilde;os, c&eacute;lebre por las camionetas de semilujo que llevaron GM a la quiebra y el achique.<br />
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&ldquo;Si uno opera a ambas orillas del oc&eacute;ano, necesita plantas en varios pa&iacute;ses, divisiones impositivas en Estados Unidos y la Uni&oacute;n Europea m&aacute;s estructuras administrativas y costos duplicados&rdquo;. Lutz lo sabe, pues a las operaciones de GM allende el Atl&aacute;ntico (Opel-Vauxhall, Saab) tampoco les fue bien.<br />
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Chrysler es manejada por Fiat desde el 10 de junio, luego de una bancarrota negociada con el gobierno norteamericano. Marchionne es presidente ejecutivo de la primera y director gerente de la segunda. Su actual prioridad es frenar una ca&iacute;da en ventas que ha empujado a Chrysler de tercera a sexta firma mundial, bajo la gesti&oacute;n de Daimler Benz (1998/2007) y de Cerberus Capital Management, un fondo extraburs&aacute;til, hoy en problemas por especular con compras apalancadas. <br />
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&ldquo;A Lutz debieran jubilarlo en serio&rdquo;, dec&iacute;an en Tur&iacute;n, aludiendo a su larga y accidentada carrera (46 a&ntilde;os) en las tres hermanas de Detroit y Bayerische MotorWerke. Fue su mejor gesti&oacute;n, de paso.</p>
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