Los inversores hacen una advertencia a los ejecutivos

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Una nueva encuesta de PwC muestra el enorme déficit de confianza que existe en torno a los informes de sostenibilidad de las empresas.

¿Qué opinión tienen los inversores actuales sobre los informes ESG? No muy buena, según la Encuesta Mundial de Inversores 2022 de PwC. Nada menos que 87% de los encuestados cree que los informes de las empresas contienen afirmaciones de sostenibilidad no fundamentadas, o sea, el llamado greenwashing, o lavado verde. Un inversor entrevistado para la investigación lo expresó así: “Me pregunto si las empresas se limitan a hacer dibujos sobre los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU para quedar bien o si están tomando medidas reales para conseguirlos”. Otro dijo: “Cuanto más vagamente habla una empresa de sostenibilidad y menos información me da, mayor es la señal de alarma desde mi punto de vista”. Dada la falta de confianza generalizada, no es de extrañar que los inversores concedan menos valor a la información sobre sostenibilidad de las empresas que al resto de la información de que disponen.
¿Qué pueden hacer los directivos para superar esta enorme brecha de confianza? En primer lugar, informar sobre los resultados de sostenibilidad con el mismo rigor y calidad de datos que aplican a los resultados financieros. Esto puede implicar reunir a los equipos de sostenibilidad y finanzas para revisar las fuentes de datos, una medida que puede hacer que los informes de sostenibilidad sean más significativos al situarlos en un contexto financiero además de romper los silos de datos. Las empresas también deben esforzarse por incorporar sistemas eficaces, controles y supervisión en su proceso de presentación de informes para que sea digno de confianza y menos susceptible al lavado verde. Y lo más importante de todo es que deben integrar los factores de sostenibilidad en la estrategia y las decisiones empresariales básicas, como la asignación de capital, la inversión y otras actividades relacionadas con la ejecución estratégica. El hecho es que los resultados de la sostenibilidad se han vuelto demasiado importantes para los inversores como para que las empresas los traten como meros añadidos.

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