Según los términos de acuerdo, conocidos esta semana, Liberty podrá pagar de dos maneras o ambas a la vez: una combinación de efectivo con canje de acciones y/o una letra a tres años. El canje involucrará 7,5% de las acciones Liberty, vale decir unos US$ 2.560 millones (32,4% de la transacción total). Este acuerdo ha llevado cuatro meses de tratativas, a partir del momento cuando Malone decidió ejercer una alternativa: vender su 57% en QVC o comprar la parte de Comcast.
La vendedora es el mayor sistema de TV por cable en Estados Unidos y esta operación forma parte de un programa para reducir deudas. A su vez, éstas se originaron en un obsesivo hábito del negocio, que ya les ha costado dolores de cabeza a varios protagonistas: comprar activos caros. En el caso de Comcast, pagó –en 2002, cuando ya el sector andaba en problemas- la friolera de US$ 30.000 millones por los cables de AT&T. Más prudente, Liberty se sentó sobre su participación minoritaria en News Corporation (Rupert Murdoch, un jugador cuya suerte norteamericana parece ligada a la reelección de George W.Bush; o sea, a su gestión fiscal y al curso de la posguerra iraquí).
Por otra parte, Malone venía desde tiempo atrás en pos del control de QVC. Su objeto es reconvertirla en firma operativa y, de paso, controlar totalmente todos los activos de Liberty. El canal de venta directa a televidentes realizó en 2002 ventas por US$ 4.600 millones, que le significaron utilidades brutas por 858 millones, en rubros que van desde computadoras o joyas hasta comidas precongeladas. La señal alcanza 84 millones de hogares y ofrece por semana alrededor de 1.600 artículos. Por supuesto, en forma bastante más seria que sus émulos en Latinoamérica.
Según los términos de acuerdo, conocidos esta semana, Liberty podrá pagar de dos maneras o ambas a la vez: una combinación de efectivo con canje de acciones y/o una letra a tres años. El canje involucrará 7,5% de las acciones Liberty, vale decir unos US$ 2.560 millones (32,4% de la transacción total). Este acuerdo ha llevado cuatro meses de tratativas, a partir del momento cuando Malone decidió ejercer una alternativa: vender su 57% en QVC o comprar la parte de Comcast.
La vendedora es el mayor sistema de TV por cable en Estados Unidos y esta operación forma parte de un programa para reducir deudas. A su vez, éstas se originaron en un obsesivo hábito del negocio, que ya les ha costado dolores de cabeza a varios protagonistas: comprar activos caros. En el caso de Comcast, pagó –en 2002, cuando ya el sector andaba en problemas- la friolera de US$ 30.000 millones por los cables de AT&T. Más prudente, Liberty se sentó sobre su participación minoritaria en News Corporation (Rupert Murdoch, un jugador cuya suerte norteamericana parece ligada a la reelección de George W.Bush; o sea, a su gestión fiscal y al curso de la posguerra iraquí).
Por otra parte, Malone venía desde tiempo atrás en pos del control de QVC. Su objeto es reconvertirla en firma operativa y, de paso, controlar totalmente todos los activos de Liberty. El canal de venta directa a televidentes realizó en 2002 ventas por US$ 4.600 millones, que le significaron utilidades brutas por 858 millones, en rubros que van desde computadoras o joyas hasta comidas precongeladas. La señal alcanza 84 millones de hogares y ofrece por semana alrededor de 1.600 artículos. Por supuesto, en forma bastante más seria que sus émulos en Latinoamérica.