Le dieron veinticinco años de cárcel a Bernard Ebbers

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Frecuentador de tapas en Forbes, Institutional Investor y otras revistas de la farándula ejecutiva, el fundador y ex CEO de la ex WorldCom quizá acabe sus días a la sombra. El juez lo sentenció a 25 años.

En lo penal, Bernard Ebbers puede emular su récord en materia empresaria. La sentencia no tiene precedentes en la historia jurídica norteamericana para este tipo de delitos. Tampo lo tiene la quiebra fraudulenta de WorldCom; US$ 103.800 millones. Fue la mayor bancarrota privada que se recuerde en Estados Unidos.

El veredicto significa que Ebbres, de 63 años, pasará el resto de su vida –o parte- en prisión. Por supuesto, si a la ex estrella de las telecomunicaciones le quedan fondos suficientes (en junio debió restituir US$ 540 millones), habrá apelación. Aparte, al no tener antecedentes penales, el laspo pude acortarse por buena conducta y libertad condicional temprana.

Al imponer una pena tan dura, Barbara Jones (jueza federal de Manhattan sur) rechazó todo los argumentos de los defensores. En particular, uno según el cual la fiscalía había exagerado las pérdidas sufridas por accionistas e inversores.

“La capitalización bursátil de la firma cayó de US$ 98.000 a apenas 7.000 millones en el curso de la convocatoria y este proceso. Por otra parte –inquirió la magistrada- ¿qué hay de los miles de empleados cuyos aportes jubilatorios se han hecho humo? Sin duda, el imputado era cerebro de una asociación ilicita”.

En lo penal, Bernard Ebbers puede emular su récord en materia empresaria. La sentencia no tiene precedentes en la historia jurídica norteamericana para este tipo de delitos. Tampo lo tiene la quiebra fraudulenta de WorldCom; US$ 103.800 millones. Fue la mayor bancarrota privada que se recuerde en Estados Unidos.

El veredicto significa que Ebbres, de 63 años, pasará el resto de su vida –o parte- en prisión. Por supuesto, si a la ex estrella de las telecomunicaciones le quedan fondos suficientes (en junio debió restituir US$ 540 millones), habrá apelación. Aparte, al no tener antecedentes penales, el laspo pude acortarse por buena conducta y libertad condicional temprana.

Al imponer una pena tan dura, Barbara Jones (jueza federal de Manhattan sur) rechazó todo los argumentos de los defensores. En particular, uno según el cual la fiscalía había exagerado las pérdidas sufridas por accionistas e inversores.

“La capitalización bursátil de la firma cayó de US$ 98.000 a apenas 7.000 millones en el curso de la convocatoria y este proceso. Por otra parte –inquirió la magistrada- ¿qué hay de los miles de empleados cuyos aportes jubilatorios se han hecho humo? Sin duda, el imputado era cerebro de una asociación ilicita”.

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