<p>La disparidad entre los flamantes socios es notable. En capitalización bursátil, Oracle significa US$ 93.800 millones contra apenas US$ 6.800 millones de Sun, una diferencia de 1.489%. Además, Ellison ofreció 8,4% sobre el segundo valor. En ventas anuales, la distancias se acorta notablemente: US$ 22.430 millones en 2008, o sea 62% sobre los US$ 13.870 de la adquirida.</p>
<p>Vuelve a estirarse la brecha en utilidades, pues Oracle (US$ 5.520 millones) representa 1.470% más que Sun (403 millones). En personal, la firma de Ellison alberga 86.5000 frente a los 30.000 de McNealy. Cuesta creer que IBM haya dejado pasar esta oportunidad y le entregase el campo a la peligrosa Oracle.<br />
En perfil, las áreas claves de Oracle son bancos de datos y software empresario (sólo la alemana SAP la supera) vía PeopleSoft y Siebel. Los puntos fuertes de la débil Sun eran servidores, sistemas de almacenamiento, tecnología Solaris y lenguaje Java. Para disimular la humillación de Sun, ambas empresas hacen como si la transacción no pasara de US$ 5.600 millones.<br />
A esta altura del partido, casi nadie cree que IBM insista en apoderarse de Sun. Aparte, un factor beneficiaba a Ellison: los servidores de McNealy vienen acompañando hace tiempo los servidores de Oracle y Sun precisaba un socio fuerte, dada la larga decadencia de su gestión financiera. Sucede que la competencia era dura, con jugadores como IBM misma, Hewlett-Packard, Cisco Systems y Dell.<br />
Ahora bien ¿y la rentabilidad? Sun dio pérdidas en tres de los últimos trimestrales. Pero Oracle afirma ser capaz de subsanar esa sangría y cubrir costos. Creen que Sun aportaría más de US$ 1.500 millones anuales a las ganancias operativas de 2009, con posibilidades de alcanzar 2.000 millones en 2010. En general, los analistas de Silicon Valley abrigan dudas al respecto.<br />
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La jugada de Oracle con Sun apunta hacia IBM
Al tomar Sun por una suma alta (US$ 7.380 millones), Lawrence Ellison irrumpe en la franja de servidores. El fracaso de Internacional Business Machines en captar la firma de Scott McNealy le permite a Oracle unir software con hardware.