Telecom Italia, la firma de Franco Bernabé vale apenas € 12.000 millones. Ente nazionale idrocarburi (ENI, más o menos privado), dirigía por Paolo Scaroni, cuesta en plaza € 65.700 millones. Ente nazionale elettricitá (ENEL, Fulvio Conti) no pasa de € 35.000 millones.
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<p>Ese panorama explica que el gobierno examine de cerca las posturas de la Comisión Europea en lo tocante a las “acciones de oro” estatales típicas de Francia, los estados alemanes o Italia misma. El desinfle de la bolsa milanesa (46% en doce meses hasta el miércoles) genera inquietudes en Roma y, de paso, demuestra que vender Milán a Londres fue un serio error. </p>
<p>Entre los sectores de potencia interés para fondos soberanos (China, países del golfo Pérsico, Libia) brilla energía y combustibles. Tomando el caso de ENI, sus alcances llegan a Kazajstán y el golfo de México. Pero el grupo valía € 115.000 millones hace un año y no sube de 65.700 millones: una contracción de 43%. </p>
<p>En cuanto a ENEL, se ha achicado 36,4%, o sea de € 55.000 a 35.000 millones. Pero cualquier interesado en comprar ambas bicocas se encontrará con estatutos societarios y regulaciones, a través de los cuales el estado controla 30 a 40% de los paquetes. Justamente, la falta de ambos factores permitió que, entre 1989 y 1996 Argentina malvendiera empresas ferroviarias, aéreas, petroleras y bancos provinciales. </p>
<p>El fisco italiano puede trabar todo acuerdo entre 5% o más accionistas privados, si lo considera lesivo al interés nacional. En otro sector clave, Telecom Italia –donde el estado controla “sólo” 25%-, vale en bolsa 60% menos que hace doce meses. Pero el culto que hace Bruselas del interés privado se ha tornado anacrónico: la Eurozona, Estados Unidos y Gran Bretaña se erigen en adalides de la estatización para salvar malo banqueros. </p>
Italia podría ser comprada totalmente por fondos soberanos
Eso sostiene Silvio Berlusconi, el increíble primer ministro que los italianos han elegido tres veces, igual que los argentinos a Carlos S. Menem. Pero la bolsa de Milán y sus bajas capitalizaciones le dan la razón.