General Motors y Ford, atascadas en punto muerto

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Las dos grandes automotrices de Estados Unidos, otrora todopoderosas, están pasando uno de sus peores momentos. Una combinación de circunstancias – internas y externas – las obligan a abandonar, por ahora, sus grandes ambiciones.

En General Motors las ganancias se convirtieron en pérdidas, arrecian los conflictos con los sindicatos y la acción está en su nivel más bajo en 12 años. En Ford hay estado de alerta por la segura caída de ingresos.

Las dos grandes automotrices estadounidenses explican que los costos están por las nubes, que sube la gasolina y también las tasas de interés. Pero muchos especialistas en el tema opinan que la verdadera razón de las dificultades es mucho más simple: No a mucha gente les gustan los autos que están sacando. Aun en Estados Unidos, donde la gente sigue siendo muy anti-extranjera cuando de autos se trata, las quejas sobre calidad y confiabilidad lleva a los compradores a elegir otras marcas.

A pesar de créditos y rebajas, tanto GM como Ford están perdiendo ventas frente a Toyota y Hyundai, que ofrecen calidad, confiabilidad y un gran atractivo intangible.

Hubo una época en que tanto una como la otra se esforzaban para ofrecer algo que las demás no ofrecían. Henry Ford creó un auto para las masas, el modelo T, que, fabricado con más eficiencia, se vendía más barato que sus rivales. G.M., el primer conglomerado automotor, hizo esfuerzos para competir con Ford hasta que apareció en los años ’20 Alfred P. Sloan Jr., un ejecutivo que creía que la amalgama de marcas de la compañía — Chevy, Buick y Cadillac – se podía organizar para ofrecer lo que Ford no ofrecía: muchas opciones.

Pero hoy ambas compañías están en esa temible zona del medio, donde no ofrecen ni gran valor ni gran belleza, salvo algunas excepciones. El aumento de los costos en salud son una carga muy pesada, porque GM y Ford cubren a 1,7 millones de personas, más de 0,5% de la población total. El precio de las materias primas, de los combustibles y las tasas de interés, todo sube. Actualmente, luego de haber comprado marcas europeas como Saab, Volvo y Jaguar, ambas compañías dominan aproximadamente 45% del mercado interno, su centro principal de ingresos. Diez años atrás, tenían 58,4%.

“Los autos americanos fueron durante muchos años como los cigarrillos Marlboro: había un ideal de libertad, de espacio, de lujo y abundancia,” dice G. Clotaire Rapaille, consultor en motivaciones para comprar autos. “Pero ahora las marcas son casi genéricas, y la gente siempre ha dicho que si quieren comprar autos genéricos, los japoneses y coreanos los hacen mejor”, agrega. ” Para peor, los autos asiáticos ya ni siquiera son genéricos. Nissan es hoy considerada por sus diseños audaces además de su calidad.

Parece haber una creciente sensación de frustración en las salas ejecutivas americanas. Rick Wagoner, presidente y CEO de GM, removió a la alta capa gerencialnorteamericana el mes pasado y la empresa viven en tensión. La semana pasada, retiró sus avisos publicitarios de The Los Angeles Times porque uno de sus columnistas había dicho que Wagoner debería ser echado.

En Ford, los problemas salieron a la luz la semana pasada cuando la compañía recortó severamente sus proyecciones de ganancias y abandonó el objetivo de su renacimiento entre tres años. El valor de su acción cayó el nivel más bajo en dos años.

En General Motors las ganancias se convirtieron en pérdidas, arrecian los conflictos con los sindicatos y la acción está en su nivel más bajo en 12 años. En Ford hay estado de alerta por la segura caída de ingresos.

Las dos grandes automotrices estadounidenses explican que los costos están por las nubes, que sube la gasolina y también las tasas de interés. Pero muchos especialistas en el tema opinan que la verdadera razón de las dificultades es mucho más simple: No a mucha gente les gustan los autos que están sacando. Aun en Estados Unidos, donde la gente sigue siendo muy anti-extranjera cuando de autos se trata, las quejas sobre calidad y confiabilidad lleva a los compradores a elegir otras marcas.

A pesar de créditos y rebajas, tanto GM como Ford están perdiendo ventas frente a Toyota y Hyundai, que ofrecen calidad, confiabilidad y un gran atractivo intangible.

Hubo una época en que tanto una como la otra se esforzaban para ofrecer algo que las demás no ofrecían. Henry Ford creó un auto para las masas, el modelo T, que, fabricado con más eficiencia, se vendía más barato que sus rivales. G.M., el primer conglomerado automotor, hizo esfuerzos para competir con Ford hasta que apareció en los años ’20 Alfred P. Sloan Jr., un ejecutivo que creía que la amalgama de marcas de la compañía — Chevy, Buick y Cadillac – se podía organizar para ofrecer lo que Ford no ofrecía: muchas opciones.

Pero hoy ambas compañías están en esa temible zona del medio, donde no ofrecen ni gran valor ni gran belleza, salvo algunas excepciones. El aumento de los costos en salud son una carga muy pesada, porque GM y Ford cubren a 1,7 millones de personas, más de 0,5% de la población total. El precio de las materias primas, de los combustibles y las tasas de interés, todo sube. Actualmente, luego de haber comprado marcas europeas como Saab, Volvo y Jaguar, ambas compañías dominan aproximadamente 45% del mercado interno, su centro principal de ingresos. Diez años atrás, tenían 58,4%.

“Los autos americanos fueron durante muchos años como los cigarrillos Marlboro: había un ideal de libertad, de espacio, de lujo y abundancia,” dice G. Clotaire Rapaille, consultor en motivaciones para comprar autos. “Pero ahora las marcas son casi genéricas, y la gente siempre ha dicho que si quieren comprar autos genéricos, los japoneses y coreanos los hacen mejor”, agrega. ” Para peor, los autos asiáticos ya ni siquiera son genéricos. Nissan es hoy considerada por sus diseños audaces además de su calidad.

Parece haber una creciente sensación de frustración en las salas ejecutivas americanas. Rick Wagoner, presidente y CEO de GM, removió a la alta capa gerencialnorteamericana el mes pasado y la empresa viven en tensión. La semana pasada, retiró sus avisos publicitarios de The Los Angeles Times porque uno de sus columnistas había dicho que Wagoner debería ser echado.

En Ford, los problemas salieron a la luz la semana pasada cuando la compañía recortó severamente sus proyecciones de ganancias y abandonó el objetivo de su renacimiento entre tres años. El valor de su acción cayó el nivel más bajo en dos años.

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