A eso se agregan el retroceso de ventas en un mercado duro, los costos de atención médica al personal y los planes de jubilación. Por su parte, el Sindicato Unido Automotor (UAW) denunció que General Motors “exagera los efectos de ambos rubros en su contabilidad, preparando el terreno para despidos o suspensiones”.
Otro signo de dificultades es que la compañía no formulara proyecciones sobre utilidades para toso el año. Máxime porque, en igual período de 2004, había obtenido ganancias por US$ 1.280 millones. La brecha es, entonces. 2.380 millones entre ambos guarismos. No terminan ahí los disgustos: entre abril de 2004 y marzo último, la porción en el mercado norteamericano ha cedido de 26,3 a 25,2%,
Naturalmente, las acciones de GM cedieron hasta 4% el martes. Las pérdidas son las mayores desde 1992, año de una intensa crisis que acabó con directivos y forzó un cambio en el modelo de negocios. Esta vez, pesaron en el balance US$ 265 millones asignado a restructurar las operaciones en Europa occidental. De paso, las dificultades en caja han impedido pagarle en término a Fiat SpA la cuota de US$ 715 millones, primera en concepto de inemnización por el “divorcio” Fiat Auto.
En lo tocante a facturación, descendió 4,3%, a US$ 45.770 millones en enero-marco. Por sí sola, la actividad automotriz generó US$ 37.700 millones. Tal era el clima que, días atrás, algunos analistas temían que GM se acogiera al título XI de la ley federal de concursos y quiebras. Por supuesto, sería traumático para todo el país que el gigante entrase en convococatoria, pues arrastraría al sector por el camino de las aerolíneas comerciales.
Las cosas tampoco pintaban bien en la GM local. La firma anunció que, en algunas semanas, levantará el segundo turno de producción en la fábrica de General Alvear (Santa Fe). Es decir, no renovará 320 contratos. No pueden descartarse cambios en niveles jerárquicos, como ha ocurrido en Detroit.
A eso se agregan el retroceso de ventas en un mercado duro, los costos de atención médica al personal y los planes de jubilación. Por su parte, el Sindicato Unido Automotor (UAW) denunció que General Motors “exagera los efectos de ambos rubros en su contabilidad, preparando el terreno para despidos o suspensiones”.
Otro signo de dificultades es que la compañía no formulara proyecciones sobre utilidades para toso el año. Máxime porque, en igual período de 2004, había obtenido ganancias por US$ 1.280 millones. La brecha es, entonces. 2.380 millones entre ambos guarismos. No terminan ahí los disgustos: entre abril de 2004 y marzo último, la porción en el mercado norteamericano ha cedido de 26,3 a 25,2%,
Naturalmente, las acciones de GM cedieron hasta 4% el martes. Las pérdidas son las mayores desde 1992, año de una intensa crisis que acabó con directivos y forzó un cambio en el modelo de negocios. Esta vez, pesaron en el balance US$ 265 millones asignado a restructurar las operaciones en Europa occidental. De paso, las dificultades en caja han impedido pagarle en término a Fiat SpA la cuota de US$ 715 millones, primera en concepto de inemnización por el “divorcio” Fiat Auto.
En lo tocante a facturación, descendió 4,3%, a US$ 45.770 millones en enero-marco. Por sí sola, la actividad automotriz generó US$ 37.700 millones. Tal era el clima que, días atrás, algunos analistas temían que GM se acogiera al título XI de la ley federal de concursos y quiebras. Por supuesto, sería traumático para todo el país que el gigante entrase en convococatoria, pues arrastraría al sector por el camino de las aerolíneas comerciales.
Las cosas tampoco pintaban bien en la GM local. La firma anunció que, en algunas semanas, levantará el segundo turno de producción en la fábrica de General Alvear (Santa Fe). Es decir, no renovará 320 contratos. No pueden descartarse cambios en niveles jerárquicos, como ha ocurrido en Detroit.