El miércoles, las dieciocho cartas de intención quedaron reducidas a tres: Fiat –negocia también una alianza con Chrysler-, una sociedad de la autopartista canadiense Magna con la rusa Gaz (automotriz controlada por Olyeg Dyeripaska) y Ripplewood. Éste es un fondo de compras apalancadas que aparece como RHJ, subsidiario establecido en el “off shore” belga. <br />
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Tanto General Motors como Alemania misma tienen prisa en resolver la suerte de Opel, que opera cuatro fábricas, produjo 1.400.000 unidades en 2008, facturó por € 25.500 millones y emplea 53.000 personas. El factor tiempo se relaciona con un plazo perentorio impuesto por Estados Unidos a GM (1º de junio, poco más de una semana) para no afrontar una quiebra negociada. <br />
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Si bien, en teoría, Opel misma (o sea GM) decidirá qué oferta aceptará, el gobierno germano será clave, pues deberá –se supone- aportar unos € 5.000 millones para cofinanciar la venta. En este punto tercian factores políticos: la marca data del siglo XIX, es un ícono sectorial y se avecinan elecciones generales en septiembre. Además, la compañía controla Vauxhall, tradicional marca británica hoy en decadencia. <br />
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Fiat ya aceptó tomar parte en el paquete Chrysler-Cerberus Capital Management. Ahora, su objeto es absorber las redes Chevrolet en toda Europa y Latinoamérica. Esto transformaría la alianza Fiat-GM en el segundo grupo automotor mundial, algo que tiene sus visos políticos; máxime si a Toyota le cuesta mantenerse primero en 2009/10. <br />
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Tampoco faltan intrigas. Hasta minutos antes de quedar solas esas tres propuestas, medios a ambos lados del Atlántico especulaban con una postergación de decisiones. Eso no tenía sentido, ante el vencimiento fijado por Washington para el 1º de junio, aun si Berlín buscase ganar tiempo estirando el veredicto final hasta las elecciones. Vale decir, tres meses. <br />
Fiat hizo la oferta por Opel, pero no está sola
La propuesta italiana es la más completa, pero la canciller Angela Merkel también examinará las de Magna-Gaz (rusocanadiense) y del fondo especulativo Ripplewood (estadounidense). Las tres presentaciones se hicieron ante Commerzbank, no ante el gobierno.